N.B.-A.K.
DONOSTIA

Un segundo Fipresci que aplaude al cine comprometido

El director finlandés Aki Kaurismäki, cuya película «El otro lado de la esperanza» recibió el premio Fipresci a la mejor película del año según la crítica, no dejó pasar la oportunidad para criticar a Europa por su escaso apoyo a los refugiados. A su vez, la gala sirvió para poner el foco en la desigualdad evidente entre directores y directoras de cine.

La sexagésima quinta edición de Zinemaldia comenzó tímidamente por la mañana, pero se vistió de gala al anochecer. Anne Igartiburu y Leticia Dolera fueron las encargadas de repasar lo que se vivirá en Donostia hasta el próximo sábado, no sin antes presentar al premio Fipresci a la mejor película del año. La crítica de cine turca Alin Tasciyan llamó al escenario al director finlandés Aki Kaurismäki. «Va a recibir el premio Fipresci por segunda vez, con otra obra maestra, ‘El otro lado de la esperanza’. Es un cinéfilo apasionado y tiene una personalidad fantástica; es compasivo, solidario y comparte con todos nosotros su humor y sus fantásticas películas», dijo.

El director, con un semblante serio, alzó el pie del micrófono hacia su boca porque le quedaba muy bajo. «Me siento agradecido y honrado por recibir este premio otorgado por personas que espero aman el cine. Esta película la hice para gente que ama el cine. El cine tiene que ser cine, porque si no sería otra cosa», aseguró en un aparente sinsentido para continuar diciendo que «Europa ya no es Europa. Europa está dando la espalda a los seres humanos llegados de África y de otros lugares, por lo que ya no somos humanos. Eso no debería ser así, porque si no no somos nada», culminó criticando la escasa acogida a los refugiados.

Después, las presentadoras comenzaron por la retrospectiva, este año dedicada a Joseph Losey, «un superviviente del celuloide» cuyas películas «siguen manteniendo su vigencia». Igartiburu hizo un juego para destacar el premio Otra Mirada, que fomenta la igualdad. «Piensen sus tres directores favoritos. ¿Cuántos de ustedes han pensado en tres mujeres?», comentó para dejar en evidencia la desigualdad, y después continuaron con iniciativas como Global in Progress que fomenta los filmes en lenguas no egemonicas.

Por último, y para presentar la Sección Oficial, Igartiburu y Dolera nombraron a los miembros del jurado que fueron acogidos entre aplausos, especialmente cuando salió el actor John Malkovich, presidente de la mesa y habitual en el festival donostiarra. «Creo que puedo hablar en nombre de todos si os digo que estamos encantados de estar aquí y esperamos ver películas maravillosas. Me siento feliz de regresar a este festival que me encanta y al que he tenido la oportunidad de venir en muchas ocasiones», manifestó.

Para abrir boca a los espectadores de lo que verían seguidamente con la película “Submergence” (“Inmersión”), su director, el alemán Win Wenders, tomó la palabra. «Es un gran placer estar de vuelta en San Sebastián. Un gran honor inaugurar este festival», dijo en un forzado castellano y continuó en inglés diciendo que «les vamos a llevar a lugares en los que no han estado; lugares del planeta y de su alma». Mencionó a la protagonista de la cinta, Alicia Vikander, que se mostró tímida y saludó brevemente antes de bajar del escenario.

Arranca el concurso oficial

Wenders fue el encargado de inaugurar el concurso oficial con con una apuesta que sorprendió al público, pero acercándose más al polo negativo. El autor de películas como “Paris-Texas”, “Buena Vista Social Club” o “The Salt of the Earth” trajo a donostia una propuesta narrativa trazada sobre la historia de amor de un agente del servicio de inteligencia británico (James McAvoy) y una biomatemática (Alicia Vikander). Un relato merengado que transcurre entre una ligera visión del yihadismo en Somalia y una avanzada visión científica de un occidente relativamente pacífico y, sobre todo, moderno.

Wenders se vale de largos silencios que colaboran en mostrar con mayor brillantez grandes paisajes de las Islas Feroe y otros lugares que habitan junto al oceano Atlántico. Y esas pausas cinematográficas son complementadas con una sugerente banda sonora compuesta por el getxoztarra Fernando Velázquez. Las localizaciones se extienden por diferentes lugares del planeta, desde la costa normanda, hasta escenas rodadas en Toledo, y que llegan hasta Djibuti. «Era lo más cercano que podíamos rodar de Somalia en cuanto a cultura y clima», recalcaba ayer ante la prensa el propio Wenders.

El director alemán fue cuestionado varias veces por los periodistas sobre el yihadismo, y contestó sin florituras: «Rodar en Djibuti me dejó entender que el problema es muy antiguo, tiene mucho que ver con la falta de equilibrio entre ricos y pobres. Realmente creamos este monstruo nosotros parcialmente, declarándoles la guerra, y eso es lo que querían ellos».

Para Alicia Vikander, premiada con un Óscar por su papel secundario en “La chica danesa”, fue todo un reto adentrarse en la piel de una investigadora científica. «Quería que mi personaje fuera lo más natural posible», afirmó.

Para ello, la actriz sueca contó con una formación previa al rodaje que realizó con una investigadora científica. «De manera natural podía describir cosas que yo no entendía. Me gustaba su manera de hablar, su universo. Eso era lo que quería introducir en la película. Había muchas palabras y descripciones reales que quería que formaran parte de la científica que yo interpretaba», explicó ayer ante los periodistas.

El film está basado en una novela homónima de Jonathan Ledgard, excorresponsal de “The Economist” en África, quien afirmaba ayer en Donostia que la realidad yihadista ha cambiado mucho en los últimos años. «Yo mismo me entrevisté con miembros de Al Qaeda, estuve en Somalia, pero el terrorismo ahora es brutal. Por eso se puede decir que la película es casi nostálgica», en referencia a la cadena de atentados ocurridos en Europa en los últimos años.