El ataque perpetrado contra una patrulla conjunta de fuerzas especiales estadounidenses y nigerinas causó, además de tres fallecidos estadounidenses, cinco soldados nigerinos muertos y un instructor estadounidense desaparecido.

Pero además, dejó al descubierto la presencia de fuerzas de EEUU en una región plagada de innumerables ataques yihadistas. Es la primera ocasión en que se reconoce la presencia de soldados estadounidenses en la zona, donde los ataques suelen tener como objetivo las posiciones del Ejército nigerino y los campos de refugiados.

El ataque se produjo en la zona de Ouallam, a unos 190 kilómetros al norte de Niamey, cerca de la frontera de Mali, donde militantes de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), han llevado a cabo incursiones transfronterizas.

Una fuente de seguridad explicó que las víctimas estaban entre una patrulla formada por veinticuatro militares nigerinos y ocho instructores militares de EEUU, y que se desplazaban en cinco vehículos que quedaron totalmente destruidos.

Según Radio France Internationale, los soldados perseguían a asaltantes que acababan de atacar la aldea de Tongo-tongo cuando cayeron en una emboscada.

El mando de EEUU para África confirmó la muerte de los tres y señaló que dos heridos fueron evacuados al Centro Médico regional de Landstuhlen.