Arturo Puente
Periodista
JO PUNTUA

Ración de banderas

La crisis estatal abierta en Catalunya ha desatado una oleada de nacionalismo español en diversas esferas. Las agresiones de grupos fascistas en Valencia o Barcelona son una, como también las declaraciones de tono patriótico de personalidades públicas o políticos. La más visible de estas manifestaciones tiene que ver sin embargo con los símbolos. Basta darse una vuelta por el centro de Madrid para comprobar que hay más banderas españolas que nunca colgando de las ventanas.

El tema de las banderas, como todo lo que tiene que ver con lo nacional, incomoda terriblemente a cierta ideología izquierdista, pretendidamente cosmopolita y de vocación universalista. Les molestan las banderas españolas y las independentistas, tanto da, y les molestan más las banderas cuanta más carga ideológica les ven.

Hay diferentes motivos en el rechazo de muchas izquierdas a las banderas. Las corrientes anarquistas y libertarias son contrarias a los símbolos nacionales en tanto que se oponen a los estados. Pero hay otro motivo mucho más extendido que este para explicar por qué a tantas izquierdas españolas les molesta ver una bandera: la absoluta hegemonía nacional española en la cultura política.

El consenso, más o menos impuesto, en torno a los valores nacionales españoles ha permitido mantener la bandera española en los cajones, ya que, simplemente, no era necesaria. No hace falta gritar a los cuatro vientos tu amor por la patria si nadie pone en duda, primero, que tu patria sea la que tu dices y, segundo, que sea digna de tu amor. De forma inversa ha ocurrido con los vascos o los catalanes, quienes muchas veces no han tenido otro instrumento que sacar la bandera para explicar quiénes son y qué no se les reconoce ser.

Paradójicamente, que las banderas españolas hayan salido a los balcones es un síntoma de que la hegemonía nacional española está agrietándose o que, al menos, así lo detectan los hasta ahora nacionalistas españoles tapados. Esto es precisamente lo que incomoda al izquierdismo español: que de pronto tengamos un escenario en el que el conflicto nacional se manifiesta de forma explícita. Y que de pronto ya no se puede ocultar más el conflicto nacional en el que España lleva inmersa al menos un siglo.