Ingo NIEBEL
Colonia

LA ULTRADERECHA PODRÍA FORMAR UN BIPARTITO EN AUSTRIA

Austria elige hoy su nuevo Consejo Nacional. El resultado podría poner fin a la Gran Coalición alpina y abrirle al partido ultraderechista FPÖ el camino hacia un bipartito. El resultado tendrá también consecuencias para la alemana Angela Merkel y su política.

La Gran Coalición austríaca, formada por el mayoritario Partido Socialdemócrata (SPÖ) y el Partido Popular de Austria (ÖVP), logró finalmente evitar elecciones anticipadas en 2016 cuando los candidatos de ambas formaciones quedaron fuera, por primera vez en su historia, de la segunda vuelta de las elecciones a la Presidencia de la República. Una votación a la Jefatura del Estado que fue anulada por el Tribunal Constitucional debido a las irregularidades que se habían producido. Al final se convirtió en una carrera entre el candidato del ultraderechista Partido de la Libertad de Austria (FPÖ), Norbert Hofer, y el aspirante ecologista, Alexander Van der Bellen, quien logró alzarse con la victoria al conseguir una ligera ventaja de 30.000 votos. Su victoria supuso un alivio para el resto de los estados miembro la Unión Europea, que tenían pocas ganas tenían de compartir el escenario internacional con Hofer, cuyo partido colabora estrechamente con la xenófoba Alternativa para Alemania (AfD), que en las pasadas legislativas del 24 de setiembre logró entrar en el Bundestag como tercera fuerza.

Sin embargo, el panorama que se descartó en las presidenciales podría darse ahora tras las elecciones de hoy, aunque bajo otras coordenadas, escenificando, no obstante, el viraje europeo hacia la ultraderecha.

El ÖVP y el SPÖ no lo descartan

La decisión está en manos de los votantes. De los casi nueve millones de habitantes de Austria, unos 6,4 millones están llamados a las urnas. Hace un año, el FPÖ logró movilizar a entre el 35% y el 49% del electorado en las dos vueltas de los comicios presidenciales. Entonces, la formación, liderada por Heinz-Christian Strache, pensaba incluso que podría aprovechar la coyuntura, dominada por la llegada masiva de refugiados, en unas eventuales elecciones anticipadas.

Su optimismo radicaba en la permanente crisis que caracteriza la Gran Coalición del canciller socialdemócrata, Christian Kern, con el joven líder del ÖVP, Sebastian Kurz, a la sazón ministro de Exteriores. Aunque esta forma de gobernar ya es una tradición –o quizás precisamente por ello– la jornada de hoy podría pasar a la historia y abrir una nueva etapa con el FPÖ como socio de Gobierno, porque ni el ÖVP ni el SPÖ descartan un bipartito con la ultraderecha, cuyo líder actual, Strache, podría convertirse en el primer político europeo desde la Segunda Guerra Mundial en llegar al Gobierno con un historial nazi. De hecho, un comité regional de los socialdemócratas ya gobierna en coalición con el FPÖ.

Según el último sondeo, publicado el viernes, el ÖVP podría ser la primera fuerza política, con una intención de voto de alrededor del 33%. Por detrás se situaría el FPÖ como segunda fuerza, con entre el apoyo de entre el 25% y 27% del electorado. El SPÖ podría quedarse con solo el 23% de los votos.

Bajo el liderazgo de Strache, el FPÖ perfeccionó sus métodos y cambió su estrategia de campaña basada en un profundo sentimiento antiinmigración a una retórica más centrada contra el islam.

El FPÖ encabezaba desde la primavera de 2015 las encuestas, pero fue adelantado por el ÖVP y el SPÖ cuando Kurz, que ha convertido la lucha contra el islam político en la promesa central de su campaña, anunció en verano su candidatura a la Cancillería.

Escándalo final

La campaña electoral austríaca se ha visto salpicada en su recta final por un escándalo político, cuando ha salido a la luz que desde las filas socialdemócratas se habían creado dos falsas páginas de Facebook con el fin de desacreditar al candidato rival Sebastian Kurz. El jefe de campaña dimitió acto seguido y la cúpula del SPÖ negó cualquier conocimiento de la maniobra. Su jefe, el canciller Kern, optó incluso por el ataque como la mejor de las defensa, dando pábulo a una especie de «teoría conspirativa» según la cual el ÖVP podría estar detrás del affaire.

Aunque las encuestas sobre intención de voto tienen que ser tomadas con la debida precaución, el escenario más probable podría ser el de un bipartito entre el ÖVP y el FPÖ, que sería también la peor opción para la canciller alemana, Angela Merkel (CDU), que además tiene que mirar hoy a las elecciones regionales de Baja Sajonia, donde quizás su CDU no sea primera fuerza política, tal y como auguran los sondeos.

El treintañero Kurz representa a aquella generación de jóvenes que también en la Unión Demócrata Cristiana se prepara para asumir mayores responsabilidades. Además, el político austríaco es un destacado crítico de la política de acogida de refugiados de Merkel, se enorgullece de haber logrado que se cerrara la denominada ruta de los Balcanes y ahora promete reformar el sistema de acogida para gestionar en el futuro a los solicitantes de asilo desde «centros de rescate» fuera de la Unión Europea, recluyéndolos en islas, siguiendo el ejemplo australiano, si no pueden ser devueltos a sus países de origen. Este es uno de los puntos que más acerca al ÖVP y al FPÖ y el que más que disgustará a Merkel, cuyo partido, aún, evita cualquier colaboración con la AfD.