Dabid LAZKANOITURBURU

Desavenencias kurdas dan a Bagdad la llave para reconquistar Kirkuk

La histórica rivalidad entre el PDK y la UPK propició que los peshmergas de esta formación se retiraran, dejando expedita la vía para que el Ejército iraquí y las temidas milicias chiíes avanzaran desde el sur y reconquistaran la ciudad de Kirkuk. Ankara se ofrece a Bagdad para terminar el trabajo y expulsar al PKK.

Las Fuerzas Armadas iraquíes y las milicias chiíes Unidades de Movilización Popular llegaron al centro de la disputada ciudad de Kirkuk e izaron la bandera estatal y las enseñas sectarias chiíes en la sede del Gobierno provincial y en el resto de edificios gubernamentales. En paralelo, miles y miles de personas, mayoritariamente kurdas, huían despavoridas por temor a represalias de la ciudad en dirección a Erbil, capital política de Kurdistán Sur.

Con la reconquista de Kirkuk, que incluyó el nombramiento de un general del Ejército iraquí como nuevo gobernador de la provincia, culminaba, de momento, una operación iniciada de madrugada tras la expiración del ultimátum de Bagdad y que se convirtió en una ofensiva relámpago pero debida sobre todo a la retirada a Suleimanya de los peshmergas que obedecen órdenes de la UPK, formación política rival a la que desde Erbil lidera el clan Barzani (PDK), impulsor del referéndum de independencia del 5 de setiembre.

Sin apenas combatir

Ello permitió que las tropas iraquíes avanzaran casi sin necesidad de combatir, aunque fuerzas kurdas informaron de la muerte de al menos diez peshmergas en sendos ataques en las cercanías de la comarca de Tuz Jormato, al sur de Kirkuk, y en el municipio de Mula Abdala, al oeste de la urbe.

Fue precisamente en Tuz Jormato, habitada por árabes, turcomanos de confesión chií y kurdos, donde arrancó la ofensiva. La UPK –formación que mantiene relaciones históricas con Teherán, aceptó a regañadientes el referéndum convocado por Barzani, y que privilegiaba una salida negociada con Irak bajo la égida de la ONU– ordenó la retirada a sus peshmergas, encargados precisamente de la zona al sur de Kirkuk. Vídeos mostraban a la gente lanzando piedras y basura a los convoyes de milicianos en retirada.

Hamin Hawrami, consejero del presidente de Kurdistán Sur, Massoud Barzani, confirmó que «problemas internos y acuerdos ambiguos» habrían llevado a «algunos comandantes a ordenar a sus peshmergas abandonar sus posiciones».

Una ansiada venganza

En ese escenario, las fuerzas iraquíes avanzaron rápidamente y tomaron bajo su control el aeropuerto internacional de Kirkuk y la base militar K, la más importante de la provincia.

Esta base, erigida en 2003 por el Ejército invasor estadounidense, era la sede de la XII División del Ejército iraquí. En julio de 2014, en plena ofensiva del Estado Islámico, los peshmergas tomaron el control de la base y obligaron a los soldados a abandonarla desarmados, sin uniforme y en calzonzillos.

En paralelo, Bagdad tomó el control del cuartel general de la North Oil Compagny (NOC, institución pública encargada del crudo), así como el campo petrolero de Baba Gargar.

Los kurdos controlaban hasta ayer los seis campos petroleros de la provincia (340.000 barriles diarios). Los de Baba Gargar, Jambour y Jabbaz eran gestionados oficialmente por la NOC aunque los beneficios por la exportación de parte del crudo –el resto es para consumo interno de Irak– iba a parar a las arcas de Kurdistán Sur. Los otros tres (Jormala, Havana y Bay Hassan) son gestionados directamente por las autoridades turcas. El bombeo de estos dos últimos pozos fue interrumpido ayer.

A río revuelto... a por el PKK

Mientras el Gobierno de Kurdistán Sur interpretaba la ofensiva como una «declaración de guerra», EEUU se limitaba a pedir salomónicamente una desescalada de la tensión.

Turquía, que cerró su espacio aéreo a todos los vuelos procedentes o con destino a Kurdistán Sur, se ofreció a Irak para ayudarle a expulsar a la guerrilla del PKK de sus posiciones en Irak, concretamente de los montes Qandil y del valle de Sinjar, cercano a Kirkuk.

La aviación israelí destruye una batería antiaérea siria

Israel bombardeó una batería antiaérea siria situada a 50 kilómetros de Damasco y de la que había salido un misil disparado contra aviones militares israelíes. El Ejército sirio afirmó que sus defensas antiaéreas atacaron a aviones israelíes en respuesta a una violación de su espacio aéreo en la frontera con el Líbano, concretamente en la zona de Baalbek, y que alcanzaron uno de los aparatos.

El Ejército israelí negó que uno de sus aviones hubiera sido alcanzado y aseguró que su flotilla sobrevolaba «cielo libanés», lo que seguiría siendo una violación del espacio aéreo de otro país.

El Ejército sirio advirtió de «las repercusiones peligrosas» de los intentos de agresión israelí y reafirmó la determinación de Siria de continuar la guerra contra los «grupos terroristas», que consideró como «una rama de Israel» en la región.

Un portavoz militar israelí aseguró que las fuerzas armadas rusas, aliadas de Siria, fueron notificadas «en tiempo real», justo antes del ataque israelí.

Este incidente sucede pocas horas antes de la visita del ministro de Defensa ruso, Sergey Shoigu, a Israel.GARA