Coincidiendo con los momentos de bonanza económica –habría que retrotraerse por lo menos una década atrás–, Nafarroa dispuso de un elenco de entidades deportivas que brillaron no solo a nivel estatal, sino también europeo. Aquel castillo de naipes, basado en patrocinios tan elevados como efímeros, sumado a la mala gestión de dichos fondos, acabó con que algunos clubes, de la noche a la mañana, se vieron levantando trofeos continentales a tener que echar la persiana.

Parecía complicado que esa histórica experiencia, tan fastuosa como volátil, tuviera visos de repetirse. Y, sin embargo, unos cuantos años después varios equipos navarros están volviendo a demostrar que, incluso con un buen gobierno de los dineros y profesionales entregados, se pueden alcanzar logros importantes. Anaitasuna y Xota son buen ejemplo de ello, por su longevidad y respetable trayectoria, que ha ido creciendo con el paso del tiempo y que ahora están recogiendo dulces frutos a su trabajo, tuteando a un club mastodóntico, como es el Barcelona, que gobierna las modalidades deportivas en las que participan ambas entidades de Nafarroa.

Los blanquiverdes vivieron durante mucho tiempo a la sombra del San Antonio, quien supo manejarse en los despachos de los sucesivos gobiernos de UPN, para obtener millonarios sponsors y crear una plantilla a golpe de talonario. Mientras el otro club de la capital iruindarra brillaba como una estrella cuyo destino era acabar explotando, Anaitasuna seguía a lo suyo, dando pasitos, hasta alcanzar protagonismo cuando la burbuja terminó por estallar.

Tras no tener suerte hasta en tres fases de ascenso, pero sin perder el norte, logró alcanzar la Asobal en 2011, fruto de la renuncia del Arrate y desde entonces no ha parado de crecer. Manteniendo la filosofía de dar paso a la cantera y fichando jugadores jóvenes con proyección, ha conformado bloques muy competitivos que se han ido asentando en la máxima categoría balonmanística, hasta el punto de poner la guinda a su singladura con la tercera participación europea que está viviendo esta temporada. Su coliderato con los azulgranas –seis triunfos en otras tantas jornadas– no hace sino refrendar la labor realizada.

Xota, cerca de un título

Jugar partido oficial contra un rival continental sería el sueño del Xota, tercer club que más campañas ha disputado en División de Honor –21, con la presente–, solo por detrás de Movistar Inter y El Pozo Murcia. Antes queda pendiente la consecución de un título, objetivo al que se quedó a las puertas en la 2009-10 cuando conquistó el subcampeonato liguero, y también el ejercicio pasado, al caer en la final copera. La llegada de Osasuna como patrocinador puede darle ese empujón económico para subir un peldaño más en su potencial deportivo, que de momento ya le sitúa como tercero en Liga.

Precisamente la entidad rojilla es el tercer club en discordia en este ránking de destacados. Aunque no puede alardear de trayectoria inmaculada por los convulsos momentos que se han vivido en los últimos años, Osasuna sí que ha sabido, cual ave fénix, renacer de sus cenizas para recomponerse en lo financiero e incluso liderar actualmente la categoría de plata.

san antonio e Itxako, cadáveres de la especulación deportiva

Los episodios del San Antonio e Itxako son el mejor ejemplo de cómo la especulación deportiva puede acabar con la existencia de un club. Aunque ambos llegaron a brillar en sus competiciones domésticas e incluso a nivel europeo, acabaron por demostrarse como unos auténticos gigantes con pies de barro, dependientes de patrocinadores interesados y viviendo por encima de sus posibilidades.

La desaparición traumática de ambas entidades debería servir de paradigma sobre cómo no se debe gestionar, a diferencia de lo realizado hasta ahora por Xota y Anaitasuna, cuya buena dirección les ha permitido sobrevivir a la oscilante situación económica y ver ahora recompensada dicha línea con su sobresaliente marcha deportiva. A la larga, queda demostrado que la pervivencia de los proyectos no sabe de atajos.N.M.