Iñaki LEKUONA
Periodista

La pregunta

La estupidez, dicen, es una característica exclusivamente humana y proporcionalmente inversa a la inteligencia, la cual, por cierto, no tiene por qué tener una relación directa con los títulos que cuelgan en muchas paredes levantadas por gente que quizá no tuvo las mismas oportunidades. Manuel Valls, que a pesar de no ser francés las tuvo, decidió en algún momento de su vida que tenía una deuda con el país que acogió a sus padres. Nadie sabe cómo, este barcelonés se convirtió en un jacobino irreductible, quizá azuzado por la ley del nuevo converso según la cual el complejo del foráneo le convierte en un intransigente defensor de lo local.

A pesar de admitir algunas debilidades, como la de hablar catalán en la intimidad, Valls es uno de los más ardientes defensores de la una, grande y libre República francesa. Tanto que estaría dispuesto a levantar una pared en sus fronteras. Y ello a pesar de que uno de cada dos franceses asegure en un sondeo encargado por la radio pública France Info estar de acuerdo con preguntar en referéndum a los vascos de Ipar Euskal Herria sobre una eventual independencia. Al parecer, gente con menos oportunidades y títulos de los que tiene Valls, sabe algo que el antiguo ministro del Interior desconoce: cuestionar no es signo de debilidad sino de inteligencia. El estúpido tiende a no preguntar, no vayan a tomarle por tal.