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lorengau

Unos 600 refugiados resisten sin alimentos ni agua en un centro papuano

Unos 600 refugiados cumplieron ayer su tercer día consecutivo sin comida, agua ni electricidad en un centro de detención en la isla papuana de Manus, tras negarse a dejar el recinto, cerrado por Australia.

Papúa Nueva Guinea no forzará a abandonar el lugar a los cientos de refugiados que se niegan a dejar el centro de detención instalado en la isla de Manus por las autoridades australianas, aseguró un alto oficial del Ejército mientras la crisis entra hoy en su cuarto día. Unas 600 personas permanecen sin agua, comida ni electricidad, mientras la ONU exhorta al Gobierno de Australia a evitar una situación de «emergencia humanitaria».

El centro, que se encuentra en terrenos de la Marina papuana, estaba gestionado por las autoridades australianas hasta su cierre el miércoles, pero los refugiados, buena parte de ellos huidos de guerras y de persecuciones políticas, rechazan dejar las instalaciones porque temen por su seguridad y porque los alojamientos alternativos ofrecidos por Papúa aún no están terminados.

«Pedimos a la Marina que sea paciente. Somos gente pacífica que no vino a Manus por voluntad propia. Es problema de Australia», escribió en Twitter Behrouz Boochani, refugiado y periodista iraní. Explicó que, además de las carencias de suministros y energía, el clima tropical y los mosquitos dificultan la estancia de los inmigrantes, quienes hierven agua de lluvia con azúcar para alimentarse.

El centro de detención en Manus cerró después de que en abril el Tribunal Supremo de Papúa lo declarara inconstitucional. Las autoridades ofrecieron tres posibles ubicaciones alternativas en Lorengau, sin precisar si tendrán derecho al trabajo o libertad de movimientos, denunció Amnistía Internacional.

Los centros de Manus y Nauru, en el Pacífico, se abrieron después de que Australia reactivara en 2012 su polémica política de tramitar solicitudes de asilo en terceros países. La ONU y grupos de defensa de los derechos humanos han criticado sus «inhumanas» condiciones de vida y los abusos.

La mayoría fueron trasladados a Manus y Nauru, donde permanecen mientras se tramitan sus solicitudes de asilo, tras ser interceptados por las autoridades de Canberra en su travesía por mar hasta Australia, que se niega a acogerlos.

La Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) reiteró su llamamiento a impedir una situación de «emergencia humanitaria« en Manus, donde la situación «es cada vez más tensa e inestable», señaló.

Acnur explicó que no había una capacidad suficiente para acoger a la totalidad de los refugiados ya que uno de los centros de «transición» no estaba listo. «Los días pasan sin agua ni electricidad y creo que la tensión va a agravarse», dijo a AFP Lam Nai Jit, representante de la agencia de la ONU.

«La población local no ha sido preparada» para esta situación y «eso crea un entorno de alto riesgo para las dos partes», dijo.