María SUÁREZ
Londres

LA BATALLA POR LA SALIDA DE LA UE REGRESA AL PARLAMENTO BRITÁNICO

La Cámara de los Comunes debate un aluvión de enmiendas sobre el proyecto de ley para la salida de la UE, que pondrá fin a 40 años de legislación europea en el territorio. Theresa May se enfrenta a la posible rebelión de varios diputados que podrían votar contra las propuestas del Gobierno.

El Parlamento británico vivió ayer la primera de las ocho sesiones maratonianas que celebrará para examinar la letra pequeña de la que se convertirá en la legislación más importante sobre el Brexit. Desde ayer y hasta navidades, los miembros de la Cámara de los Comunes trabajan para estudiar las más de 460 enmiendas presentadas a lo largo de más de 180 páginas plagadas de propuestas de cambio y de desacuerdos sobre cómo saldrá Gran Bretaña de la Unión Europea. La ley resultante permitirá terminar con la supremacía de la legislación europea en el territorio y revocará el Acta de Comunidades Europeas de 1972, mediante la cual Gran Bretaña accedió a la entonces Comunidad Económica Europea. Cuarenta años de legislación europea introducida en la ley doméstica que ahora debe ser revocada o reinterpretada.

La propuesta del Gobierno de Theresa May no ha gustado ni siquiera a sus propios compañeros de partido, algunos de los cuales amenazaban con alinearse con la oposición en la votación de varias de las enmiendas. El lunes, el ministro para la salida de la Unión Europea, David Davis, trataba de minimizar los roces ofreciendo a la Cámara un voto sobre el acuerdo final sobre el Brexit. Sin embargo, de poco ha servido para ganarse la confianza de los conservadores más europeístas, quienes ven tan sólo humo en el ofrecimiento ya que en caso de que Westminster votase en contra, no podría traducirse en una renegociación de las condiciones de salida de la UE.

En otro de los puntos más polémicos de la tramitación de la futura ley para la salida del bloque comunitario se recoge en una enmienda propuesta por el propio Ejecutivo, que pide la inclusión de la fecha concreta para el Brexit (el 29 de marzo a las once de la noche, hora local). Ken Clarke, el diputado de la bancada conservadora más crítico con la política del Gobierno sobre el Brexit , calificaba la enmienda de «ridícula» ya que el establecimiento de una fecha impediría la prolongación de las conversaciones más allá del 29 de marzo de 2019 (algo posible aunque debe ser aceptado por todos los estados miembros de la UE). El voto en contra de Clarke se unirá al del Partido Laborista (y quizás al de otros diputados tories) cuando el próximo mes de diciembre llegue su turno de votación.

El Ejecutivo defiende este proyecto de ley como la mejor manera de traspasar todas las normas europeas a legislación doméstica en el período de transición evitando contratiempos. Sin embargo, la oposición asegura que el proyecto está formulado de manera que esconde un intento de ganar poder para modificar la legislación a su antojo y sin siquiera pasar por el Parlamento.

Otra de las enmiendas más relevantes era la presentada por el diputado del Plaid Cymru Hywel Williams que proponía que los parlamentos de Gales, Escocia y el norte de Irlanda dieran su consentimiento por separado para que la ley revoque el Acta de Comunidades Europeas de 1972 en esos territorios. La enmienda fue rechazada por 318 votos en contra y 52 a favor. También existía expectación en relación a la enmienda laborista que busca que Gran Bretaña siga perteneciendo al mercado único europeo y continúe bajo el paraguas de la Corte Europea de Justicia durante el período de transición, y que al cierre de esta edición no se había votado todavía. Asimismo, hoy se espera que se debata otra importante propuesta presentada por la formación de Jeremy Corbyn para garantizar los derechos de los trabajadores europeos.

Última oportunidad

El escrutinio línea a línea de este proyecto de ley para la salida de la Unión Europea es la última oportunidad para los parlamentarios temerosos de la estrategia de Theresa May que tiende a decantarse hacia un Brexit duro, con abandono de la unión aduanera y del mercado único y que podría desembocar en un final abrupto de la relación entre Gran Bretaña y la Unión Europea.

Además, el Gobierno tiene más complicado que antes defender sus propuestas en la Cámara de Westminster. Tras la pérdida de escaños en las elecciones generales de mayo, los conservadores han visto reducido su poder en el Parlamento. Theresa May cuenta con los diez diputados de DUP que le facilitaron su investidura, aunque también con la desventaja de que en el seno de la derecha no hay una opinión homogénea sobre el Brexit y hay varios diputados tories que han anunciado alianzas con los laboristas para que varias enmiendas salgan adelante. A pesar de ello, aún es pronto para hablar de una derrota del Ejecutivo en ese aspecto, ya que por delante quedan varias jornadas de votación de enmiendas. Sin embargo, dentro de un mes el panorama podría cambiar si efectivamente, como se ha informado en los últimos días, un grupo de casi una veintena de parlamentarios tories finalmente se alía con el Partido Laborista y con otras formaciones de la oposición.

El debate de las enmiendas sobre el Brexit continuará durante todo el día de hoy. Hasta Navidad está prevista la celebración de otras seis sesiones. No obstante, todavía queda un largo recorrido. Cuando se supere esta fase, el proyecto volverá a la Cámara de los Comunes, donde tendrá lugar una nueva lectura. Y después, deberá pasar a la Cámara de los Lores.