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Venezuela trata de sortear el riesgo de suspensión de pagos con sus aliados ruso y chino

Venezuela, con default parcial de su deuda y bloqueada por las sanciones de EEUU, depende de sus aliados ruso y chino para intentar sortear la suspensión de pagos tras la reunión sin acuerdo con sus acreedores.

La agencia Standard & Poors (S&P) se convirtió en la primera en declarar el default parcial de Venezuela tras el impago de 200 millones de dólares en sus bonos globales, lo que amenaza con desencadenar el incumplimiento de su abultada deuda externa. Casi simultáneamente, la calificadora financiera Fitch degradó a «default restrictivo» (RD) la nota de la petrolera estatal venezolana PDVSA por considerar que retrasó el pago de los vencimientos de bonos de su deuda correspondientes a un total de 2.011 millones.

Sin embargo, pese a que las agencias calificadores declararon un default parcial por retrasos en la cancelación, el Gobierno anunció que ayer inició el pago de los intereses de su deuda soberana y la semana pasada los de PDVSA. «Estamos refinanciando la deuda externa. Somos buenos pagadores a pesar de lo que digan las calificadoras de riesgo, el Departamento del Tesoro, la Unión Europea y Donald Trump (…) Nos tienen sin cuidado, vamos a pagar en común acuerdo con los tenedores de los bonos», aseguró el ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez.

Las decisiones de S&P y Fitch se anunciaron horas después de una reunión de media hora, el lunes, entre el Gobierno de Nicolás Maduro y acreedores, a quienes, según dijeron, el Ejecutivo –que tildó de «rotundo éxito» el inicio del proceso de refinanciamiento– no ofreció un plan concreto para renegociar la deuda soberana y la de PDVSA, estimada en unos 150.000 millones de dólares en total.

Ante esta situación, varios economistas creen que Venezuela, ahogada por la crisis económica, depende más que nunca de sus aliados Rusia y China para evitar una suspensión de pagos que ven «inevitable» ya que «las cuentas no cuadran».

«Venezuela está paradójicamente al borde del precipicio financiero, pese a contar con los recursos para hacer un cambio de orientación económica petrolera, lo cual le permitiría organizar un plan de recuperación», dice a AFP el economista venezolano Orlando Ochoa.

Una reestructuración de la deuda que los analistas consideran más difícil después de que a finales de agosto Washington prohibiera a sus bancos y ciudadanos comprar nuevas obligaciones o negociar acuerdos con el Gobierno venezolano.

Pero «es un poco tarde para reestructurar la deuda», subraya Ludovic Subran, jefe economista de la aseguradora Euler Hermes, quien tampoco cree en la venta de activos como vía para solucionar la situación. «Y de todas formas, ¿quién estaría dispuesto a comprar en el contexto actual?», se pregunta.

Para sortear las sanciones y la suspensión de pagos, Maduro cuenta con Rusia y China, aliados a los que Caracas debe 8.000 y 28.000 millones de dólares, respectivamente, pero que pueden intervenir y mantener su apoyo financiero.

De momento, nada da a entender lo contrario. Pekín declaró ayer que su cooperación con Caracas «se desarrolla con normalidad», y Moscú tiene previsto firmar hoy un acuerdo para reestructurar 3.000 millones de dólares de deuda venezolana.

Sin embargo, los expertos creen que los aliados de Caracas «han llegado al límite» y sostienen que su ayuda solo pospondrá el problema, puesto que los mercados ya han identificado a Venezuela como el mayor riesgo actual para las inversiones.

El peligro para el país petrolero es verse apartado de los mercados, como PDVSA, y tener que encarar embargos de activos y filiales en el extranjero.

Para evitarlo, Subran apunta que Caracas podría permitirse «un pequeño subterfugio» y «entrar en default solo en la parte soberana, pero proteger PDVSA». Porque «si PDVSA cae en default, los activos podrían ser embargados y ya no habría ingresos del petróleo, por lo que no sería posible financiar la cuenta corriente», añade.