Miguel FERNÁNDEZ IBÁÑEZ

LA ALIANZA CON ERDOGAN ROMPE EN DOS A LOS LOBOS GRISES TURCOS

El MHP, heredero de los Lobos Grises panturcos, vive la mayor crisis política de su historia: desde que formalizó la alianza con el gubernamental e islamista AKP, miles de afiliados se han unido a una nueva formación dirigida por la disidente Meral Aksener.

Asus 23 años, Arif vive un momento agridulce: se entristece por el actual rumbo del MHP pero se muestra ilusionado con el ascenso político de la disidente Meral Aksener. Estos sentimientos contrapuestos, comunes en la actualidad para el convulso panturquismo, son el resultado de la mayor crisis interna en la historia del MHP. Más que de una crisis, Arif habla de un cisma en el que el líder del MHP, Devlet Bahçeli, representa el pasado y Aksener, que el 25 de octubre presentó una nueva formación política, el presente. En base a esta idea, junto a más de 150 militantes del MHP en Mut, y siguiendo los pasos de miles de panturcos del sur y el oeste de Anatolia, Arif ha abandonado el MHP para unirse al proyecto de Aksener, a la que los medios opositores describen como la Margaret Thatcher turca o el antídoto para derrotar a Erdogan.

En Mut, región agrícola de 50.000 habitantes anclada en la franja occidental de las montañas Tauro, las ideas de Aksener parecen haber calado en la sociedad. Sus habitantes, creyentes que se quejan de las altas tasas del alcohol, dicen ser nacionalistas pero no incondicionales de un partido político, sino de quien preste mejores servicios a la sociedad. El kemalista CHP dominó durante mucho tiempo la ciudad, pero en los últimos lustros el poder pasó a manos del AKP y el MHP, que hoy ocupa la alcaldía. Famosa en la región de Mersin por sus pavyon, una especie de prostíbulo en el que mujeres contratadas conversan con los hombres a cambio de bebidas, en la ladera de uno de los montes de Mut se aprecia la que según los locales es la bandera turca más grande del mundo: 21.600 metros cuadrados que necesitaron incalculables piedras para llenarse y 7,5 toneladas de pintura roja y blanca. Es un récord que enorgullece a Arif y que, para él, hace justicia a esta tierra de patriotas.

«Soy nacionalista y quiero que se escuche más fuerte. Queríamos a Bahçeli, pero él ya no nos representa. En 2015 aseguró que no pactaría con Erdogan, y la actual coalición es contraria a nuestros deseos», explica Arif en un café que regenta en Mut. Sus palabras no destilan odio, pero insiste en que un patriota no puede aceptar el juego político de Erdogan: «El MHP ha sido el mejor representante del nacionalismo turco. En cuestiones religiosas nos podemos parecer al AKP, pero no en el nacionalismo. Antes del proceso de paz con el PKK podíamos ir con ellos, pero hoy, pese a que la actual situación con los terroristas kurdos es la que queremos (la política bélica desde la ruptura del proceso de diálogo), es imposible. Ya no podemos confiar en Erdogan».

Siempre relacionado con la Inteligencia turca y el enigmático Estado profundo, representante del negacionismo de las minorías de Anatolia, en sus inicios panturco y hoy más bien escorado hacia la extrema derecha, el MHP es uno de los partidos más longevos del espectro político turco. Desde su fundación, en 1969, su apoyo fluctúa en función de la coyuntura y, siendo incluso a veces minoritario, ha conseguido marcar pautas políticas de diferentes ejecutivos. Pese a formar coaliciones tácticas junto al AKP, su poder comenzó a erosionarse cuando Erdogan efectuó su giro nacionalista de cara a las elecciones adelantadas de noviembre de 2015, en las que el MHP perdió la mitad de sus diputados y un 4,39% del apoyo. Entonces Meral Aksener y otros disidentes reclamaron un congreso extraordinario para cambiar de líder. Nunca se llegó a celebrar por las rígidas normas internas del MHP y la politizada Justicia turca. Un año más tarde llegó la fallida asonada de 2016 y la polémica coalición entre Bahçeli y Erdogan para la reforma constitucional. Entonces los disidentes, dirigidos por Aksener, fueron expulsados del MHP. Así, junto a figuras de la derecha turca y el panturquismo, nació el pasado octubre el IYI Parti (The Good Party).

«Aksener tiene más posibilidades de ganar a Erdogan que Kilicdaroglu (líder del kemalista CHP). Ella es una cara nueva y su partido será democrático. Además es una mujer, sabe expresarse y se alineará con gente con valores como puedan ser figuras del BBP (escisión minoritaria del MHP) u Osman Pamukoglu (excomandante que dirigió operaciones en Hakkari entre 1993 y 1995, los años de plomo del conflicto kurdo, y político de la línea dura del panturquismo)», aventura Arif. Pero en realidad Aksener no es una cara nueva, y más bien representa el antiguo orden: desde 1995 es la cara visible de la derecha turca, con la que logró el cargo de ministra del Interior en la época de la guerra sucia contra los kurdos. Este inconveniente juega en su contra en Kurdistán, pero si además se incluyera una figura como Pamukoglu, obtener votos kurdos sería una quimera.

¿El antídoto contra Erdogan?

Pero, ¿hasta qué punto es Aksener el antídoto contra Erdogan? Para Mustafa Sen, experto en movimientos islámicos de la Universidad Técnica de Oriente Medio (ODTÜ), apartar del poder al presidente será complicado, pero no imposible: «La erosión electoral del AKP en las grandes ciudades le viene muy bien a Aksener porque las personas de la profunda Anatolia quieren ir a ellas en busca de oportunidades. Entonces, lo que acontece en las grandes ciudades sí les afecta. Y el AKP, cuyo gran éxito fue crear una balanza entre el nivel de vida del oeste y de la profunda Anatolia, corre el riesgo de que ese sentimiento urbano se propague. Entonces Aksener podría obtener primero el apoyo de los conservadores del oeste de Anatolia para así desencadenar el efecto cascada en todo el país».

Halil Ibrahim Yenigün, experto de la Universidad Stanford, subraya que el descontento de la base electoral del AKP juega a favor de la líder panturca: «Las medidas de Erdogan tras la fallida asonada están afectando a la sociedad de la profunda Anatolia incluso aunque no comparte esa disidencia política. Esto ha provocado el descontento de parte de su base electoral. Normalmente, sería el momento para que un nuevo partido capturara esos votos. El prokurdo HDP estaba en este camino cuando Erdogan apreció el peligro y decidió cortar el brote con bastante éxito –con el encarcelamiento de sus líderes–. Aksener cabalga sobre un terreno mucho más sencillo, ya que puede apelar a los votantes conservadores y panturcos, el esqueleto de la sociedad turca». Pese a estas palabras, no es optimista: «Podemos esperar cualquier fraude electoral (…). Erdogan controla el aparato estatal. Las organizaciones de calle del AKP están en cada rincón del país. Tienen una base sólida, y derrotar a Erdogan sería como desmantelar el Estado. Por eso no creo que nadie deba esperanzarse con Aksener».

En el pasado referéndum presidencialista, Aksener demostró tener apoyo en el oeste y sur de Anatolia. La mayoría de los panturcos rechazaron allí la reforma constitucional de Erdogan. En Mut, los votos obtenidos por AKP y MHP en las elecciones de noviembre de 2015 sumaban más del 70%, mientras que el «sí» en el referéndum apenas logró el 43%. Esta dinámica no se extendió a la profunda Anatolia, donde, como pedía Bahçeli, los militantes del MHP sí apoyaron la nueva Constitución. Este resultado manifestó la debilidad de Aksener en las fortalezas del erdoganismo, por lo que hay quienes vaticinan que una línea política islamista sería una mejor opción para luchar contra Erdogan de cara a los comicios previstos para 2019, y la doble cara del panturquismo, la de una profunda Anatolia en la que sus seguidores son nacionalistas y religiosos, por lo que podrían ser absorbidos por el AKP, y la de un sur y oeste también nacionalista pero en la que prevalece por encima de la religión una extrema veneración hacia el fundador de la República, Mustafa Kemal Atatürk.

De momento, el terremoto Aksener ha provocado que las encuestas más benignas apenas le otorguen al MHP una intención de voto cercana al 7%, por lo que se quedaría fuera del Parlamento al no superar el 10% de corte electoral. Pero la mayor crisis en la historia del partido no significa necesariamente su final. Puede ser algo temporal, que concluya con el ocaso del erdoganismo. Al menos eso es lo que desea Arif, quien sueña con una futura reunificación liderada por Aksener: «El MHP no terminará. Se quedará durante unos años fuera del parlamento, pero volverá. Además existe la posibilidad de que Aksener vuelva como líder al MHP. Espero que eso suceda en unos años, cuando pase esta crisis y ya no esté Erdogan».

 

La otan se disculpa por un ejercicio con Turquía como «enemigo»

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, presentó sus disculpas al Gobierno turco, tras un incidente durante un ejercicio militar en Noruega en el que Turquía fue presentado como «enemigo». «Presento disculpas por la ofensa causada. El incidente fue el resultado de acciones individuales que no reflejan la posición de la OTAN», dijo Stoltenberg, quien añadió que Turquía es un «miembro apreciado de la Alianza». El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, retiró a los militares turcos que participaba en ese ejercicio, basado en simulaciones por ordenador. El ejercicio, que no implicaba a tropas en tierra y cuyo objetivo era probar la estructura de mando de la Alianza, se celebró en el centro militar de la OTAN en Stavanger, en el norte de Noruega. «El individuo» que lo causó «fue inmediatamente retirado del ejercicio y se ha abierto una investigación. Se trataba de un civil, dependiente de Noruega, y no de un empleado de la OTAN», explicó Stoltenberg. Erdogan señaló que «se había exhibido una especie de ‘tablero de enemigos’. En el tablero había una foto de (el fundador de la República turca, Mustafá Kemal) Ataturk, así como su nombre. Esos eran los blancos». «No es posible tener semejante concepto de una alianza», se quejó.GARA