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La renuncia de Mugabe pone en alerta a los eternos líderes africanos

La dimisión por la presión militar y ciudadana del presidente zimbabuense Robert Mugabe, a los 93 años y después de 37 al frente de su país, ha puesto sobre aviso a varios jefes de Estado africanos que comparten longevidad política y gran apego al poder.

No son los únicos en el planeta, pero si alguna característica compartes varios jefes de Estado africanos es una longevidad política que evidencia su empeño en aferrarse al poder. El expresidente de Zimbabue, Robert Mugabe, es solo un ejemplo y su renuncia por la presión del Ejército, que tomó el control del país en la madrugada del pasado día 15, y de la ciudadanía en las calles, ha puesto a otros líderes con décadas al frente de sus países en alerta.

El presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang Nguema, en el poder desde hace 38 años y reelegido en 2016 para un quinto mandato de siete años, es actualmente el decano de los jefes de Estado africanos . Un año más de los que llevaba Mugabe dirigiendo Zimbabue y al que sus 93 años le convertían en el más longevo del mundo.

Junto a ellos integran el grupo de quienes ostentan el poder desde hace más de tres décadas Paul Biya, de Camerún, que gobierna su país desde hace 35 años; Denis Sassou Nguesso, al frente del Congo desde hace más de 33 años; Yoweri Museveni, con más de 31 en la Presidencia de Uganda, y el rey Mswati III de Swazilandia, cabeza desde hace más de 31 años de la última monarquía absoluta del continente. Sassou Nguesso y Museveni fueron reelegidos el año para un quinto mandato.

Camino de las tres décadas en el poder se encuentran también los presidentes de Sudán, Omar al-Bashir (28); de Chad, Idriss Deby Itno (27 y reelegido en abril de 2016 para un quinto mandato), y Eritrea, Issayas Afewerki (24), que no muestran deseos de dejar el poder.

A todos los que siguen en el poder les quedan todavía unos años para llegar a los 44 que cumplió el emperador Haile Selassie, de Etiopía, quien sigue ostentando el récord en longevidad política en África.

El presidente de Angola, José Eduardo dos Santos, traspasó pacíficamente el poder, en las elecciones del pasado setiembre, después de 38 años, sin dar opción a ser desalojado por la fuerza de la Presidencia, como ha ocurrido en muchas ocasiones en el continente, la mayoría por golpes de Estado ante el afán de aferrarse al poder que demuestran muchos mandatarios africanos.

Apartados del poder

La caída más destacada fue la de Muamar Gadafi, que gobernó Libia con mano dura durante 42 años hasta que derrocado y linchado en 2011 tras una revuelta que se convirtió en un conflicto armado.

Las revueltas árabes acabaron también con los regímenes del egipcio Hosni Mubarak (30 años) y del tunecino Zine El Abidine Ben ali (23 años).

En el caso del gambiano Yahya Jammed (23 años) y del burkinés Blaise Compaoré (27 años) fueron el Ejército y las protestas ciudadanas el que les desalojó de la Presidencia tras días o se., respectivamente.

Grace Mugabe, la «rasputina» del expresidente

Ella se describió a sí misma como una «aldeana» afortunada de haber sido elegida por el jefe de Estado. La ex primera dama de Zimbabue, a la que se considera la causa del golpe militar que ha apartado del poder al presidente, Robert Mugabe, demostró más tarde una insaciable sed de poder que condujo al régimen de su esposo al abismo.

Exsecretaria de Mugabe, de 52 años, es considerada una mujer frívola sin interés por la política. Pero aprovechando la frágil salud de su esposo, 41 años mayor, se situó en los últimos años en el primer círculo de poder y dejó de ocultar su intención de prolongar la dinastía Mugabe con ella como sucesora. Una ambición que solo ha acelerado la caída del presidente al provocar la intervención militar para evitar su ascenso y llevar a su partido a destituir a Mugabe por permitir que su esposa abusara de los recursos del Estado.

Muy impopular entre los zimbabuenses, Grace Mugabe siempre fue comparada con la primera esposa de Mugabe, la activista antiapartheid Sally Hayfron, educada y muy implicada en el ámbito social que murió de cáncer en 1992. Y es conocida por su afición desenfrenada al lujo y por sus ataques de ira, los zimbabuenses la llaman «Guggi Grace» o «Disgrace».GARA