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Bangladesh y Myanmar acuerdan el retorno de los refugiados rohinyás

Myanmar y Bangladesh firmaron ayer un memorando de intenciones, del que todavía se desconocen los detalles, para que los refugiados rohinyás que huyeron hacia este último país, 623.000 desde el pasado agosto, pueden empezar a volver a sus casas dentro de dos meses. Algunos refugiados se muestran escépticos, a la vista de experiencias anteriores, y reclaman que se les reconozca la ciudadanía birmana con todos sus derechos.

Los gobiernos bangladeshí y birmano llegaron ayer a un acuerdo sobre el retorno en un plazo de «dos meses» de refugiados de Myanmar que huyeron recientemente a Bangladesh, donde 623.000 rohinyás encontraron amparo desde finales de agosto. El texto «estipula que el programa de retornos debe comenzar en dos meses», indicó el Ministerio de Exteriores bangladeshí. Dentro de tres semanas está previsto poner en marcha un grupo de trabajo sobre las modalidades de repatriación. Ninguna de las partes ofreció detalles sobre su contenido ni los criterios de repatriación ni el número de refugiados que se podrán acoger al mismo.

Myanmar se ha mostrado dispuesta a recibirlos tan pronto como sea posible tras identificarlos, determinar su lugar de procedencia y compartir esta información entre ambos países.

La parte birmana quería que el memorando partiera de un acuerdo bilateral de 1992, también para la repatriación de rohinyás, que se limitaba a reubicar a los refugiados según su lugar de residencia, pero sin atender a su nacionalidad, uno de los grandes problemas que sufre esta comunidad en Myanmar, cuyas autoridades les privaron en su día de la ciudadanía considerándolos emigrantes bangladeshíes e imponiéndoles restricciones.

La llegada a Bangladesh de miles de rohinyás huyendo de la represión en Myanmar, en lo que la ONU considera limpieza étnica, ha desbordado al país de acogida y ha provocado una de las mayores crisis humanitarias del siglo XXI en Asia.

Tras meses de negociaciones y una intensa presión internacional ante la inacción de Myanmar, el ministro Kyaw Tint Swe, consejero de la líder de facto, Aung San Suu Kyi, y el ministro bangladeshí de Exteriores, A. H. Mahmood Ali, acordaron «el retorno de personas desplazas del Estado de Rakáin», la región del oeste de Myanmar epicentro de la ola de violencia, sin emplear el término «rohinyá», rechazado por las autoridades birmanas.

«Un primer paso»

«Es un primer paso. Ahora tenemos que empezar a trabajar», dijo Ali. «La posición de Birmania es que los problemas entre países vecinos tienen que ser resueltos amistosamente a través de negociaciones bilaterales», dijo el Gobierno de Suu Kyi. El acuerdo, «basado en relaciones buenas y amistosas entre vecinos» es una situación en la que «ambos ganan», añadió.

En el sur de Bangladesh se han creado en varias semanas campos de refugiados como ciudades, en condiciones de insalubridad y miseria extrema.

Un refugiado rohinyá, Abdur Rahim, mostró su escepticismo. «No volveremos a Myanmar mientras los rohinyás no obtengan la ciudadanía con todos los derechos que conlleva, como todos los ciudadanos del país», señaló. El Gobierno birmano «tendrá que devolvernos nuestras casas y nuestras tierras para que podamos volver», añadió.

Este último éxodo rohinyá se une a otros flujos masivos hacia Bangladesh en las últimas décadas, especialmente en 1978 y entre 1991 y 1992. Los programas de retorno a Myanmar ya han sido aplicados antes, pero el resurgimiento de la violencia pone en duda su continuidad.

El anuncio llegó a unos días de la visita del papa Francisco a Myanmar, entre el 27 y el 30 de noviembre, y Bangladesh, del 30 de noviembre al 2 de diciembre.

 

Cardenal birmano pide al papa Francisco que no utilice el término «rohinyá»

El cardenal y arzobispo de Yangon (Myanmar), Charles Maung Bo, ha pedido al papa Francisco que evite usar el término «rohinyá» durante su visita al país, prevista del 27 al 40 de noviembre. El papa se reunirá en Myanmar con autoridades y líderes budistas antes de viajar a Bangladesh, donde han encontrado refugio más de 600.000 rohinyás huidos del estado birmano de Rakáin por la represión del Ejército tras un ataque insurgente a finales de agosto, con quienes también mantendrá un encuentro. El cardenal explicó que los líderes religiosos le han recomendado evitar el término, tabú en el país, aunque el papa ya lo ha usado antes para hablar del sufrimiento de los rohinyás y pedir que se respeten sus derechos. Bo no está seguro de que el papa siga el consejo, pero precisó que si lo utiliza no es para politizar el asunto sino porque «quiere identificar a este grupo particular que se llama a sí mismo rohinyá». Los católicos birmanos ya expresaron su inquietud porque el Gobierno de Aung San Suu Kyi se pueda molestar si el pontífice habla de «rohinyás». GARA