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BILBO

Guggenheim explora la relación arte-espacio a través de Eduardo Chillida

El Museo Guggenheim explora la relación existente entre el arte y el espacio a través de una exposición basada en la colaboración que llevaron a cabo en 1969 Eduardo Chillida y el filósofo alemán Martin Heidegger. Como resultado de esta colaboración con el polémico filósofo alemán, criticado por sus simpatías hacia el régimen nazi, durante el cual llegó a ser rector de la Universidad de Berlín, el escultor vasco publicó el libro «El arte y el espacio» en 1969.

La exposición, comisariada por Manuel Cirauqui, supone un recorrido por cinco décadas de arte y exhibe más de 100 piezas de artistas locales e internacionales. Está conformada por piezas clave de la colección propia del Museo, ya exhibidas en anteriores exposiciones y otras inéditas en Bilbo, procedentes de la red de museos Guggenheim y de importantes colecciones internacionales.

En la muestra, los artistas participantes actualizan y desarrollan conceptos presentes en el diálogo entre Heidegger y Chillida como el lugar, la presencia de las cosas y la relación entre arte y ciencia, y de esta forma el espectador puede observar en su recorrido cómo la obra de arte se relaciona con el espacio en el que se exhibe y cómo ese espacio moldea y condiciona a la propia obra de arte, explicó Cirauqui.

El director del Museo Guggenheim Bilbao, Juan Ignacio Vidarte, en la presentación de la muestra a los medios de comunicación, explicó que la exposición constituye también un «tributo a la enorme capacidad que tiene el edificio que alberga el museo para generar y suscitar diálogos únicos entre sus espacios y obras fundamentales de los siglos XX y XXI».

La exposición muestra obras de Chillida realizadas en 1969, a raíz de la relación que mantuvo con Heidegger y sus reflexiones en torno a la producción de un espacio y su desalojo, fruto de la cual el artista guipuzcoano invitó al filósofo alemán a escribir sus teorías sobre unas planchas de piedra que luego fueron utilizadas para imprimir el libro.

Además de estas piezas de Chillida, que junto a las planchas de piedra donde Heidegger plasmó sus reflexiones abren la exposición en las salas más modernistas del centro expositivo, se muestran otras cinco pequeñas obras de otro escultor vasco obsesionado con el espacio en la escultura y que también mantuvo relación con Heidegger: Jorge Oteiza.

Junto a ellos, se muestran en la sala que inicia el recorrido obras de pioneros de la investigación del espacio en la escultura, como Lucio Fontana y Naum Gabo, y de artistas cuyo trabajo siguió la estela que estos dejaron, como Agostino Bonalumi, Sue Fuller y Norbert Kricke. Otros artistas que figuran en este muestra son Anthony Caro, Eva Hesse, la brasileña Anna María Maiolino, Gordon Matta-Clark, Lawrence Weiner, Alyson Shotz y el mexicano Damian Ortega y su impactante obra formada por un Volkswagewn del 89 totalmente despiezado y suspendido del techo.

Creadores

En la nómina de creadores vascos figuran Cristina Iglesias, Asier Mendizabal, Sergio Prego y Prudencio Irazabal. Entre los españoles, Pablo Palazuelo, Susana Solano, Iván Navarro y María Elena González, entre otros.

Aprovechando esta exposición, el Museo Guggenheim presenta también al público la última obra incorporada a su colección particular, la pieza titulada “Burbuja blanca” (White Bubble), 2013/2017, recientemente donada por el creador brasileño Ernesto Neto al centro expositivo bilbaino.

Tras advertir de que la exposición «no tiene nada de académica, ni de erudita, aunque surja de unas reflexiones de tipo filosófico», Cirauqui explicó que las obras que se muestran, en su inmensa mayoría esculturas de distintos tipos, materiales y tamaños, tienen que ver «con la perforación de los objetos y del espacio, con la flotación, con la ingravidez, con los reflejos de la luz y con las ilusiones y espejismos que las obras pueden producir en el espectador».