Soledad GALIANA
Dublín

UNIONISTAS NORIRLANDESES EMPUJAN A LONDRES HACIA EL MERCADO ÚNICO

Mientras que Bruselas y los gobiernos de Londres y Dublín celebran el acuerdo que garantiza el mantenimiento de una frontera invisible en Irlanda y que abre la segunda fase de las negociaciones sobre el Brexit, los unionistas no esconden su preocupación.

Ocurrió en mitad de la noche, después de horas de discusiones entre la primera ministra británica, Theresa May, y la líder de los unionistas norirlandeses DUP, Arlene Foster. El texto de la declaración conjunta sobre el futuro de la frontera entre el norte y el sur de Irlanda está abierto a interpretaciones, pero tanto May como el primer ministro irlandés ven cumplido el objetivo de que no se levante una barrera física que vuelva a dividir la isla, aunque permite tres escenarios bastante diferentes, porque mantener las tres nociones principales de la declaración –abandono del mercado único y la unión aduanera, la no existencia de una frontera física en Irlanda y el mantenimiento del Acuerdo de Viernes Santo– es una tarea casi imposible.

La salida del mercado único, incluso con la existencia de un acuerdo de libre comercio, no incorporaría las regulaciones de la UE que son necesarias para la continuación de la cooperación entre el norte y el sur.

Tampoco evita la necesidad de controles aduaneros entre las dos jurisdicciones en la isla de Irlanda. Analistas políticos y económicos coinciden en que ese nuevo marco requiere de una frontera aduanera entre Gran Bretaña y la UE. Estos controles significarían declaraciones de importación y exportación (para el cumplimiento de las normas y reglas de origen, y el seguimiento de la exención del IVA) y el pago de derechos. Se asemejaría al modelo que existe entre Noruega y Suecia.

Si se quiere la no existencia de la frontera, se haría necesario un estatuto especial para el norte de Irlanda que garantice el acceso al mercado británico de los productos norirlandeses, pero esta es una opción a la que se oponen los unionistas norirlandeses.

Evidentemente, la única solución que garantiza las tres opciones es la permanencia en el mercado único, aunque ello contradice directamente los deseos de aquellos que votaron a favor del Brexit. Si esta permanencia o una «alineación completa» a las regulaciones y normas de la UE fuera a aplicarse sólo en el norte de Irlanda, May necesitaría convencer a los unionistas. Y es que May ha aprendido la lección. La líder conservadora británica creyó suficiente construir un acuerdo con la Unión Europea sin contar con el partido que la mantiene en el poder, el DUP. La vergüenza de su obligado abandono del acuerdo a principios de esta semana ante la amenaza unionista de retirar su apoyo a May en el Parlamento de Londres si seguía adelante con su plan de otorgar un estatuto económico especial al norte de Irlanda, distinto al del resto de Gran Bretaña, ha empujado a la primera ministra británica a dejar la puerta abierta a la permanencia en el mercado único si no consigue una salida negociada de la Unión Europea. Esta sería la única forma de garantizar la no existencia de una frontera en Irlanda sin otorgar un estatuto especial al norte de Irlanda.

Sin embargo, la líder del DUP, Arlene Foster, advirtió en un comunicado el pasado viernes de que debido a «los problemas que aún deben resolverse» le había pedido a May que no firmara este nuevo acuerdo.

Y apuntó que su partido buscará tener un mayor protagonismo en esta segunda fase de las negociaciones con la UE para garantizar que «no haya retrocesos en las promesas hechas sobre la integridad» de Gran Bretaña y su salida del mercado europeo, mientras apunta a que su voto en el Parlamento británico dependerá del contenido del acuerdo final, y de cómo se fijen las regulaciones comerciales entre la UE y Gran Bretaña en el caso de que este último no permaneciera en el mercado único y la unión aduanera.

El primer ministro irlandés, el conservador Leo Varadkar, dio la bienvenida al acuerdo, y quiso calmar los miedos unionistas declarando que este documento no busca convertir el Brexit en un mecanismo para «avanzar hacia una Irlanda unida sin consentimiento». Esta declaración ha sido bien recibida por algunos sectores unionistas moderados dentro del Partido Unionista del Ulster (UUP).

Varadkar recordó a los norirlandeses que el Acuerdo de Viernes Santo garantiza la posibilidad de un pasaporte irlandés a los norirlandeses, y con ello los derechos de los ciudadanos de la UE estarían «disponibles para cualquier persona en Irlanda del Norte que opte por ejercer su derecho a ser ciudadana irlandesa, independientemente de su convicción política o creencias religiosas».

Sinn Féin mantiene cautela y actitud vigilante sobre el posible impacto del Brexit en Irlanda

Michelle O'Neill, la líder del Sinn Féin en la Asamblea Legislativa de Stormont, afirmó que el acuerdo entre Londres y la Unión Europea «representa un grado de progreso» al garantizar que no se reconstruirá la frontera entre el norte y sur de Irlanda, desaparecida con el Acuerdo de Paz de 1998.

«Sinn Féin continuará defendiendo el estatus especial, continuaremos reivindicando que nuestra sociedad necesita permanecer dentro de la unión aduanera y el mercado único», manifestó. Sinn Féin, por su parte, advirtió de que la recreación de la frontera entre el norte y el sur de la isla marcaría el fin del proceso de paz y que mantendrán una actitud vigilante en la que consideran «una segunda fase crucial de las conversaciones». A este respecto, en un artículo publicado en el “Financial Times”, Johnatan Powell, exjefe de gabinete de Tony Blair, ha afirmado que «se han adoptado una serie de compromisos contradictorios, y ahora una nueva fase de negociación separada sobre Irlanda está abierta».S. GALIANA