Janina PEREZ ARIAS
Entrevista
NOAH BAUMBACH
DIRECTOR DE CINE

«Hago los filmes que de verdad quiero hacer»

Es una de las voces más frescas e inteligentes del cine independiente estadounidense. Poseedor de un estilo propio, que ha depurado en más de dos décadas de carrera. Con «The Meyerowitz Stories», su más reciente largometraje, que se puede ver en Netflix, el director indie vuelve a contar una historia de familia.

Noah Baumbach (Nueva York, 1969) tiene ojos como bisturíes. En cada una de sus historias disecciona el comportamiento humano, con tacto, franqueza y humor. Y es que Baumbach aunque se adentre en las más profundas de las complejidades, siempre tendrá un tono agridulce, de esos que hacen esbozar sonrisas, y tal vez carcajadas.

Considerado como una de las voces más frescas e inteligentes del cine independiente estadounidense, Noah Baumbach se ha dedicado a sus disecciones a lo largo de más de dos décadas de trayectoria artística. Desde su debut con “Kicking and Screaming” (1995), pasando por las colaboraciones con su homólogo Wes Anderson (en ”The Life Aquatic with Steve Zissou”, “Fantastic Mr. Fox”), o a cuatro manos con su compañera de vida y ficciones, Greta Herwig (en “Frances Ha” y “Mistress America”), cuenta historias con un estilo propio, que se ha dedicado a depurar con cada uno de sus filmes.

En “The Meyerowitz Stories (New and Selected)”, cuyo estreno mundial fue en el Festival de Cannes, protagonizada por Dustin Hoffman, Ben Stiller, Adam Sandler Emma Thomson y Elisabeth Marvel, Baumbach se centra en una familia neoyorquina. Es la historia de una singular familia, cuyo patriarca es el egocéntrico escultor Harold Meyerowitz (Hoffman), a quien el reconocimiento no le llega, y la amargura le carcome. Pero también es un relato de los (medio) hermanos Meyerowitz, los antagónicos, Danny (Sandler) y Matthew (Stiller), cuyas rivalidades siempre han sido atizadas por su padre, así como el de Jane (Marvel), con sus excentricidad involuntaria y sus “secretos”.

Desde la muy notable y nominada a importantes premios “The Squid and the Whale” (2005), aunque «la más difícil de realizar», tal como ha comentado Baumbach en alguna oportunidad, y donde tematizaba de cómo afecta a un adolescente el divorcio de sus padres, este director y escritor no había vuelto a centrarse en la dinámica familiar. Y como antaño, Noah Baumbach echa mano a elementos autobiográficos, aunque él más bien se decante por catalogarlos como “cercanos”.

¿En qué medida se ve reflejado su propio padre en Harold Meyerowitz?

Como hijos siempre estamos a la sombra de nuestros padres, de una manera u otra. Mi padre (el autor, crítico y académico Jonathan Baumbach) ha sido siempre un apoyo increíble, adora que yo haga películas porque él ama el cine. De manera que lo que hago es emocionante para él.

¿Escribió el personaje de Harold especialmente para Dustin Hoffman?

Dustin fue la primera persona a quien le di el guion. También escribí los personajes de Ben y Adam para ellos. El personaje de Harold está inspirado en gente que conozco, en aspectos de diferentes personas, y en cuanto estuvo listo, se lo ofrecí a Dustin.

¿Siempre tuvo a Ben Stiller y a Adam Sandler en mente?

No es que los tuviera en mente, sino que un día nos sentamos a almorzar, y les dije que quería escribir algo (sonríe). Hace años, en su forma muy particular, Adam había expresado su deseo de trabajar conmigo, y con Ben he hecho varias películas. En aquella comida les dije que serían hermanos.

¿Y Enma Thompson también fue su primera opción?

En cuanto a Emma, como todo el elenco en la película, ella también fue mi primera opción para el rol de Maureen (la cuarta esposa de Harold Meyerowitz). Sentía que solamente ella podría hacer simpática y divertida a esta mujer, lo cual era muy importante para ese personaje, y también sabía que ella le podía dar la humanidad necesaria.

Los actores que han trabajado en esta película cuentan que usted tiene una forma muy meticulosa y específica de trabajar, que no permite cambiar ni una coma en los diálogos. ¿A qué se debe esa forma de trabajo?

(Sonríe) Es que en particular en los diálogos existe un ritmo, y se pone en peligro que no funcionen si el actor no los sigue al pie de la letra. Eso no significa que los intérpretes no le aporten algo de vida a sus personajes, pero los diálogos y monólogos están escritos como si fueran una pieza musical, es como una ópera, y cada actor sabe que debe prepararse para ello. Además en mis películas existen muchas coreografías, ya que tiendo a rodar escenas largas, y no es solamente lo que tienen que decir en el momento y tiempo justos. Tardo en rodar las escenas para obtener lo que quiero.

¿Se apoya mucho en ensayos?

Particularmente en ‘The Meyerowitz Stories’ estuve meses ensayando y hablando con Dustin (Hoffman) para dar con el personaje; sobre todo se trataba de conversar mucho con él, nos sentábamos a leer el guion juntos e intercambiábamos impresiones. Dustin está muy interesado en la musicalidad, y siempre quería que yo le leyera sus líneas para captar mejor la idea del ritmo. Es curioso que fuera precisamente él quien se fijara en la musicalidad que tenían los diálogos, ya que no lo había percibido nunca desde ese punto de vista. Hago muchas tomas también, es precisamente por eso que a veces filmo cuatro páginas del guion en una toma, y siempre quiero que resulte lo mejor posible.

¿No le gustaría hacer una película en Hollywood, al menos para ver cómo es todo aquello?

(Sonríe) No, porque yo no hago películas por hacerlas, sino más bien hago los filmes que de verdad quiero hacer. Es como comparar naranjas con manzanas… Y es que no estoy en la obligación de hacer ese tipo de películas, y eso no quiero cambiarlo tampoco.

Explorar el concepto de éxito fue uno de sus objetivos en «The Meyerowitz Stories». ¿Cuál es su significado?

Me pareció interesante plantear la definición de éxito en el microcosmo de esta familia. El significado de éxito lo definen en una manera extraordinaria, tal como una retrospectiva en el MoMa (Museo de Arte Moderno de Nueva York) por toda una carrera artística, que viene a ser un caso en un millón, y más si se piensa que el medio de expresión artística es la escultura. Si te pones a pensar, ¿cuántos escultores famosos existen allí? Escoger la escultura también fue un aspecto bastante sutil, y tratándose aún más de escultura abstracta, de la que no existen muchas personas con un criterio para valorarlas. Harold Meyerowitz quiere ser reconocido, pero él mismo se lo ha puesto también bastante difícil.

Luego tienes a los dos hijos. El exitoso hombre de negocios Matthew, y a Danny, quien posee talento artístico, es un buen pianista, aunque nunca pudo hacer una profesión de ese don, sin embargo es un padre maravilloso, aunque él mismo se vea como un fracasado.

Personalmente, ¿alguna vez ha sentido la presión de obtener éxito y reconocimiento profesional?

Definitivamente esa presión la siente todo el mundo. Y siendo director de cine equivale casi a ser un escultor abstracto (se ríe). Por supuesto que siempre experimentas esas presiones, sin embargo me siento afortunado de que siendo director, soy capaz de hacer las cosas de la manera como yo quiero. Hago películas personales, que tienen mucho significado para mí, y mi trabajo está libre de compromisos. Eso es algo excepcional.

Además de los personajes femeninos en «The Meyerowiz Stories», usted ha escrito roles femeninos memorables. ¿Le resulta complicada la creación de esos personajes?

En realidad no hago distinciones, creo los personajes según se va desarrollando la historia. Por ejemplo, ‘Frances Ha’ (2012) era en realidad sobre la amistad femenina, al igual que ‘Mistress America’ (2015), y es cierto que particularmente en esos dos filmes no hay tantos roles masculinos, tal como en ‘Margot at the Wedding’ (2007). Mi nueva película es sobre padres e hijos, aunque también es sobre padres e hijas. Cuando te pones a crear un personaje, te metes dentro de ellos, y surgen.

Siendo hijo de críticos de cine, ¿qué piensa de las críticas?

(Se ríe) Nunca vi a mis padres como críticos de cine, ya que ambos también son novelistas. En la época de mis padres había muchos autores de ficción que más bien entablaban una conversación sobre las expresiones artísticas, cosa que hoy en día se ve menos, y eso era parte de la vida intelectual en Nueva York. Así que siempre los he ubicado más en ese contexto. Cuando estaba en el Bachillerato ya quería llegar a ser director de cine, y desde entonces ellos me dicen lo que piensan de mi trabajo.

¿Pero usted lee las críticas sobre su trabajo?

No. Dejé de leerlas desde hace varias películas (se ríe).

¿A qué se debe que no solamente en este filme, sino también en su trabajo en general se vean muchas referencias del cine, de la televisión?

Son cosas que me rondan por la cabeza. Son películas o programas de televisión con los que he crecido. Con mi hermano, que decía mal Barbarella, estuvimos pensando durante años hacer ‘Barbariella’ (se ríe) Que Sigourney Weaver hiciera un cameo en esta película fue algo extraordinario. De hecho, yo había escrito en el guion ‘Sigourney Weaver’, y ya con eso era una necesidad que fuera ella de verdad. De manera que contar con Sigourney fue uno de los golpes de suerte que tuvimos, y tengo que decir que esta vez conseguí todo lo que quería, incluso rodar en el MoMa.

¿Por qué precisamente Sigourney Weaver?

Pensé en una persona que fuera fabuloso conocer, y pudo haber sido un gran actor, o no, pero tenía que funcionar (risas). Con Sigourney fue fantástico, no solamente vino para el momento de su escena, sino que se quedó todo el día con nosotros en el rodaje. La verdad es que fue muy divertido que aceptara hacer el cameo.

 

«The Meyerowitz Stories», en medio de la polémica con Netflix

En el Festival de Cannes, donde por primera vez figuraba entre los candidatos para hacerse con la cotizada Palma de Oro, Noah Baumbach tal vez no se hubiera imaginado que “The Meyerowitz Stories” sería además uno de los protagonistas de la polémica entre la dirección del festival, los distribuidores cinematográficos franceses y Netflix.

La plataforma digital, «que ha sido un buen socio, de valiosa y gran ayuda», aseveraba solemne Baumbach, había adquirido “The Meyerowitz Stories” en plena postproducción, garantizando así una mayor difusión entre sus más de 100 millones de suscriptores. «Esta película fue realizada de forma independiente, como he hecho todos mis filmes anteriores», reiteraba Baumbach en una suite ubicada en el séptimo piso del Hotel Barrière Le Majestic de Cannes, lugar donde tuvo lugar esta conversación. «Personalmente creo en la experiencia de la proyección en salas de cine», aseguraba . «Mi película es única y la realicé para que fuera vista en las salas, y esa es la manera como los filmes deben ser presentados».

Exhibida en algunas salas en EEUU, y en el catálogo de Netflix desde octubre de este año, más allá de la polémica, “The Meyerowitz Stories” ha sido acreedora de muy buenas críticas alrededor del mundo, alabando no solamente el trabajo de Baumbach, sino también el extraordinario desempeño actoral de sus intérpretes.J.P.