Iñaki SOTO
Director de GARA
TRUMP IMPLEMENTA SU AGENDA, TAMBIÉN EN INTERNET

EL FIN DE LA NEUTRALIDAD EN LA RED ABRE OSCUROS ESCENARIOS

La decisión de la FCC norteamericana de revertir la regulación impulsada por Obama para garantizar la neutralidad de la red responde tanto a la obsesión de Trump por borrar el legado de su predecesor como a una agenda neoliberal y de control sociopolítico.

En su libro “Los futuros que vienen” (2010), David de Ugarte advertía de que Internet estaba entre los principales objetivos de la agenda neoliberal y privatizadora: «El horizonte es aún más oscuro: el Estado apuesta cada vez más abiertamente por la destrucción de la neutralidad de la red y la captura, por las operadoras, de su potencialidad global de mercado». Esto es, ni más ni menos, lo que certificó el pasado jueves la Comisión Federal de Comunicaciones de EEUU, (FCC por sus siglas en inglés). De Ugarte es economista, tecnólogo, uno de los fundadores del Grupo Cooperativo de las Indias y proviene del movimiento ciberpunk. Su libro analiza «la descomposición global y la importancia de la comunidad en el siglo XXI» y no cabe duda de que el fin de la neutralidad en internet es un síntoma más de esa descomposición. [El texto está en la red: https://lasindias.blog/los-futuros-que-vienen]. La capacidad para generar alternativas será, en gran medida, consecuencia de ser conscientes de la relevancia de estas luchas y de articular esas comunidades. También a través de internet.

Una analogía y muchas consecuencias

Pero, y en concreto, ¿qué supone este cambio? Iker Merchán, profesor de periodismo de la UPV-EHU, utiliza una analogía para explicar la medida y expresar su indignación: «Al Consorcio de Aguas no le importa para qué usas el agua que sale por tu cañería. Te cobra solo en función del volumen de consumo», explica. «Romper la neutralidad de la red es como si el Consorcio pudiera cobrar más cara el agua con la que se sirve un té, es decir, llevarse una tajada de ese 1,50 euros que te cobra un bar», continúa. Hasta ahora «internet se ha desarrollado porque los que vendían el agua (los bits) no podían (en teoría) discriminar lo que contenían. Romper este principio no tiene ninguna ventaja para los consumidores y abre un mundo de posibilidades aterradoras. Nos pone en manos de las grandes empresas de telecomunicaciones que podrán discriminar quién y cómo comunica», sentencia.

Las primeras consecuencias serán sobre todo económicas. Por ejemplo, las grandes empresas de telecomunicaciones podrán bloquear contenidos. Uno de los objetivos que todos dan por seguro es la prohibición de los programas para descargar archivos a través de P2P, los famosos Torrent que la gente suele utilizar para bajar películas, música o libros. Podrán favorecer unos servicios y empresas frente a otras, lo que puede afectar a la capacidad de innovación y desarrollo, puesto que esas empresas pueden ahogar proyectos y lanzar luego ellas esos mismos servicios. Establecerán un internet de dos velocidades, como si se tratase de una autopista para ricos y otra para pobres, tal y como reflejaba ayer “Le Monde” en su infografía sobre el tema.

Merchán advierte de que la neutralidad tampoco era ni mucho menos total. Pero las medidas que hasta ahora algunas grandes empresas de internet han tomado sobre sus clientes «cautivos» se pueden generalizar, en tanto en cuanto quienes tienen la llave del grifo ahora son las proveedoras de internet y su ámbito es toda la red, no solo una u otra red social o aplicación.

Ahí entra lo que Merchán denomina la «vertiente moral», porque ya «hemos aceptado con triste naturalidad que Facebook censure los pezones femeninos (no masculinos) y ponga los límites de qué es aceptable en el debate público: violencia sí, sexo no, delitos de odio según en qué dirección sí…», pero advierte de que ahora «esos mismos filtros una empresa de telecomunicaciones ‘bienintencionada’ los podría ofrecer para toda la experiencia de navegación».

Todo el mundo asume que internet no será en adelante igual al que hemos conocido. Eso sí, pocos se atreven a aventurar cómo será. Algunos efectos son evidentes. Otros podrían ser más perversos de lo previsto.

Agenda privada y pública

Es evidente que Donald Trump está obsesionado con borrar el legado de Barack Obama. Tras varios reveses, en particular en lo referente al Obamacare, Trump se apunta un tanto en ese partido privado que existe en su cabeza al desregularizar internet y situarlo fuera de la idea de servicio público. Algo que Obama había sostenido, siquiera tímidamente, como la mayoría de sus políticas.

En todo caso, la agenda neoliberal contemplaba desde hace más de una década terminar con la neutralidad de la red. De manera burda y obscena, no deja de ser una política para beneficiar a amigos y grandes empresas, seña del capitalismo de casino.

Esta misma semana un informe del Laboratorio sobre la Desigualdad constataba el crecimiento de la desigualdad en el mundo, algo que depende de las políticas públicas y que se ve afectado por el trasvase de la riqueza del dominio público al privado. Pues bien, este es el escenario que abre en la red la pérdida de neutralidad.

Así lo ven también quienes se han manifestado en EEUU esta semana contra este cambio. FreePress, una organización dedicada a defender el periodismo libre y los derechos civiles y políticos en internet, era una de las organizadoras [www.freepress.net]. En su crónica sobre las concentraciones frente a la FCC publicada en ese portal, Amy Croin destacaba el protagonismo de los representantes de las minorías y la importancia que los activistas políticos dan a la neutralidad. La antigua portavoz de Bernie Sanders, Symone B. Sanders, subrayó que «no hay resistencia sin internet libre y abierto», y que «votar contra mantener la red abierta y libre es votar contra la gente pobre de este país, contra la gente de color, contra los activistas, contra la democracia…». Mignon Clyburn y Jessica Rosenworcel, demócratas y miembros de la FCC, han defendido tanto en la Comisión como en la calle la importancia de no ceder el control de la red a unas pocas empresas. Han logrado el apoyo de algunos republicanos, y pretenden llevar al Congreso una resolución que desapruebe este cambio y abra la puerta a revertirlo.

La tecnología es un campo de batalla crucial entre quienes defienden la democracia y la libertad y quienes las combaten.

 

Ajit Pai: el hombre de Verizon al que le gusta fardar de taza grande

Todo el poder que despliega la Administración de Donald Trump resulta inquietante, obsceno y con tintes ridículos. Como la taza gigante que pasea orgullosamente Ajit Pai, el presidente de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC). El cómico John Oliver dedicó parte de su reportaje dedicado a valorar la decisión de la FCC a comentar esa ridícula taza.

Pai es un caso paradigmático de colisión de intereses. Nombrado en enero para este cargo por el presidente Trump, se trata de un antiguo ejecutivo de Verizon, una de las empresas que más abiertamente ha defendido el fin de la neutralidad en la red. Obviamente, también es una de las mayores beneficiarias de esta medida, junto a Comcast y AT&T, entre otras.I.S.