Ramón SOLA
ELECCIONES BAJO EL 155 EN CATALUNYA

MANUEL VALLS, DE GENERAL FRANCÉS A SOLDADO ESPAñOL

EL EX PRIMER MINISTRO VALLS SALIÓ POR LA PUERTA FALSA DE PARÍS Y SE HA RECICLADO COMO SOLDADO DEL BATALLÓN 155, CON TRIPLE MILITANCIA. PESE A VENIR DEL PS, SU APOYO AL PSC HA SIDO EL MÁS TIBIO; AYER CERRÓ FILAS CON EL PP Y SE MOJÓ DESPUÉS CON CIUDADANOS. LA VISITA ANTERIOR SE FINANCIÓ DESDE EL IBEX35.

Aliento francés para la campaña catalana. Si Catalunya en Comú Podem se ha traído a Jean-Luc Mélenchon, el bloque del 155 se encomienda a Manuel Valls, ídolo caído del socialismo francés y ahora militante de la causa española en Catalunya. Parece poca cosa para alguien que, aunque parezca mentira, hace solo un año y diez días aún era primer ministro galo, pero Valls se aplica con muchas ganas.

En su recorrido este fin de semana, Manuel Valls comenzó el viernes insuflando oxígeno a la alicaída campaña de Xavier García Albiol, aunque dejando bien claro que, como se espera de un exinquilino de Matignon, su apoyo va directo arriba, muy arriba: hasta Moncloa y Zarzuela. «Apoyo el 155 y apoyo el discurso del jefe del Estado», fue su primera declaración.

Desayunó ayer con el candidato del PPC y la ministra de Defensa, Dolores de Cospedal, para volver a suscribir lo que hiciera falta. Preguntado por la ofensiva española tras la proclamación de la República, Valls respondió: «Yo hubiera hecho lo mismo. España no es una dictadura, y el Gobierno o la mayoría en el Senado no son franquistas», añade en un auténtico alarde de excusatio non petita.

A mediodía, cambio de chaqueta: de azul a naranja. Valls protagoniza un acto en el Teatro Goya de Barcelona con el líder y la candidata de Ciudadanos, Albert Rivera e Inés Arrimadas, y también el escritor Mario Vargas Llosa, fan de C’s en versión vip. «Estoy aquí muy, muy orgulloso», subraya el francés con más mesura que el peruano.

Su discurso estos días tiene un mismo titular insistente: «Si se fractura España, se fractura Europa, porque se abre la puerta a todos los nacionalismos». Valls toca la corneta del miedo, habla desde el conservadurismo y desde prejuicios de otros siglos: «La gente se olvida de que la historia puede repetirse y de que es trágica. Cuando se tocan las fronteras, ya lo decía Miterrand: ‘El nacionalismo es guerra’». Y la grada ovaciona al primo de Zumosol francés, incluso con algún grito de «bravo».

Dice Valls que no se reconoce en esta Catalunya «indepe» y deplora que en la manifestación de agosto contra el atentado de las Ramblas se silbara a Felipe de Borbón. Y, ya lanzado, reniega de la división derecha-izquierda: «Lo importante ahora es la diferencia entre quienes quieren construir una Europa con valores y quienes se quedan en los populismos». Sitúa entre ellos al independentismo catalán, pero no a Ciudadanos ni a Macron, al que elogia.

Polémica financiación

Menos énfasis ha puesto Valls en este viaje respecto a sus excorreligionarios políticos. A Miquel Iceta solo le regaló una visita de despacho, hace cinco días. «Valls es un hombre independiente, libre, ya no es miembro del PS y le tengo el máximo respeto», se conformó Iceta.

Esa visita del lunes deja un poso de polémica tras difundir Elnacional.cat (y recoger el influyente Mediapart) un correo del Círculo de Empresarios que pide colaboración para pagarla a empresas del IBEX35. ¿Será Valls solamente soldado o más bien mercenario?