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China presiona a su aliado Pakistán y su vecino Afganistán a cerrar un acuerdo

China, Afganistán y Pakistán lanzaron ayer un mecanismo de cooperación para promover la pacificación afgana y el desarrollo económico conjunto de esa región de Asia, con el que Pekín quiere lograr la reconciliación entre sus vecinos y favorecer su presencia económica.

China ha estado realizando en los últimos meses una labor de acercamiento entre Pakistán y Afganistán, dos vecinos con una relación compleja, en la que Kabul ha insistido en los últimos años en acusar a Islamabad de apoyar el «terrorismo» talibán.

Ayer los tres ministros de Exteriores comparecieron juntos para presentar el mecanismo de cooperación conjunta para la pacificación en Afganistán y el desarrollo económico en la región, firmado como resultado de los esfuerzos de Pekín, e intentar mostrar una sintonía que China quiere fomentar en busca de estabilidad que facilite los intercambios económicos.

Así, Pekín y su aliado Islamabad van a estudiar incluir a Afganistán en el Corredor Económico China-Pakistán, una iniciativa que reúne proyectos de infraestructuras y transporte valorados en unos 57.000 millones de dólares, dijo el ministro chino, Wang Yi. Un «modelo», según el paquistaní Khawaja Muhammad Asif, en el que llevar a cabo la cooperación con otros países, como Irán, Afganistán o los estados de Asia Central.

Los responsables de la diplomacia de los tres países concluyeron en la capital china dos días de reuniones, en la primera edición de su recién estrenado diálogo trilateral, que siguen a la visita que el Wang realizó a Islamabad y Kabul en julio.

Afganistán y Pakistán son vecinos de China, que en los últimos años ha incrementado notablemente su interés en la región dentro de su expansión económica por Asia Central y del sur como parte de las llamadas Nuevas Rutas de la Seda.

Confianza mutua

El objetivo de Pekín con esta iniciativa trilateral china es «ayudar a la mejora de las relaciones entre Afganistán y Pakistán, crear una confianza mutua y coordinar un planificar la cooperación» entre los tres países, subrayó el titular chino, quien destacó el «importante consenso» alcanzado, tanto en el compromiso para incrementar la confianza mutua y luchar contra el «terrorismo» como para sumar la zona a la tendencia hacia la integración regional.

Afganistán y Pakistán acordaron mejorar sus relaciones bilaterales con rapidez y comprometerse a que sus respectivos territorios no puedan usarse como base para atacar al otro país.

Asif propuso crear un plan de acción con cinco grupos de trabajo en seguridad, refugiados, economía o asuntos militares, que fue aceptado en principio por su homólogo afgano, Salahuddin Rabbani.

Además, las tres partes reafirmaron «su compromiso y apoyo a un proceso de paz y reconciliación» dirigido por Afganis- tán, dentro del cual se llamó a los talibán «para que se unan a este proceso», indicó Wang. Añadió que Kabul ha avanzado que propondrá «lo antes posible un plan de negociación atractivo y práctico», y recalcó que Pekín e Islamabad «darán su pleno apoyo a este proceso».

Condenas «ejemplares» para disidentes chinos

Uno fue condenado a ocho años de cárcel, el otro, exento de castigo. La Justicia china quiso dar «ejemplo» al condenar el martes a dos disidentes por «subversión», aunque uno de ellos fue eximido de ingresar en prisión tras declararse culpable.

Wu Gan rechazó su culpabilidad y fue condenado a ocho años de cárcel en Tianjin. En Changsha, el abogado Xie Yang, que estuvo seis meses incomunicado y acusó a la Policía de torturas, fue condenado, pero se le perdonó tras declararse culpable.

Las de Wu y Yang formaban parte de la ola de detenciones, en 2015, de unos 200 abogados, juristas y activistas encargados de casos delicados. La mayoría quedó en libertad, pero varios fueron encarcelados.

Wu ha recibido la sentencia más dura. Para su abogado Yan Xin, «fue condenado de forma severa porque se negó a declararse culpable y para convertirlo en un ejemplo y que los otros activistas digan que son culpables cuando están acusados de delitos contra el Estado. Las autoridades usaron numerosos medios de presión» para intentar convencerlo, explicó.GARA