El pleno de Hondarribia aprobó ayer una moción presentada por el Gobierno municipal (PNV) en la que pide a la compañía Jaizkibel, en la que se integran tanto hombres como mujeres, que varíe el horario de su desfile y lo haga tras finalizar el Alarde discriminatorio, donde las mujeres solo pueden participar como cantineras.

La moción, que contó con los votos favorables de PNV, PP y H1!, la abstención del PSE y el voto contrario de EH Bildu, muestra el «apoyo total» al Alarde «tradicional» porque, sostiene, «es la expresión de la cultura inmaterial más importante que tiene Hondarribia y es una de las mayores señas de la identidad de este pueblo», y reclama a Jaizkibel «una profunda reflexión sobre las consecuencias que tras 17 años ha tenido su estrategia y que, para visualizar el apoyo social que su reivindicación tiene en la ciudad, debería variar su horario».

Asimismo, el escrito reconoce que es «legítima la reivindicación de cambiar la actual organización del Alarde», pero apostilla que esa petición «debe hacerse respetando la voluntad de la mayoría de la ciudadanía, utilizando el diálogo y no con decisiones que tensionan la convivencia y pretenden la impo- sición». Lo cierto es que en Hondarribia, al gual que en Irun, son las autoridades locales las que se niegan a respetar la Ley de Igualdad de Mujeres y Hombres.

De hecho, tal como recordó el Ararteko en una declaración institucional, la citada ley prescribe en su artículo 25 «la obligación de los poderes públicos de adoptar las medidas necesarias para evitar cualquier discriminación por razón de sexo y para promover el acceso y la participación de las mujeres en todas las actividades culturales». «Se trata -añade- de una dimensión que subyace esencialmente al conflicto de los alardes, el respeto al derecho de igualdad, y que no puede ser soslayada por las administraciones públicas con competencias en este ámbito».

En el mismo pleno se rechazó una moción de EH Bildu que solicitaba que el próximo 8 de setiembre en el trayecto del desfile «no haya plásticos negros, paraguas ocultadores, caretas ofensivas o insultos de ningún tipo al paso de Jaizkibel» y que además hubiera un «recibimiento oficial» del Ayuntamiento a esta compañía.