Nagore BELASTEGI
FUTURA FILIAL DE CYBERDYNE EN URRETXU

La robótica del futuro ya está aquí y revolucionará la industria vasca

No es ciencia ficción, aunque lo parezca. Los robots pueden facilitarnos la vida sobremanera. Lo que hace diez años parecía imposible ya es posible en Japón, y en poco tiempo será posible también en toda Europa. Euskal Herria será testigo directo de ello.

Los avances tecnológicos caminan junto a los médicos para ayudar a mejorar la calidad de vida de las personas. Recientemente la empresa japonesa Cyberdyne informó de su interés en instalar una filial en Urretxu como sede que le abrirá camino al sur de Europa. Ya tiene sedes en Alemania, Dinamarca y Suecia. La apertura de este centro para construir exoesqueletos que permitirán la movilidad a pacientes sin ella, supondría un gran avance tanto médico como industrial para la comarca de Urola Garaia. Por ello, la mancomunidad, con representantes de Urretxu, Zumarraga, Ezkio Itxaso y Legazpi, y la Diputación de Gipuzkoa firmaron el viernes un preacuerdo de colaboración con la empresa japonesa.

El presidente de Cyberdyne, Yoshiyuki Sankai, se mostró interesado por la comarca por varias razones. Por un lado, es una zona con industrias de las que podría abastecerse, por otro lado cuenta con un hospital comarcal de alto nivel y por último, está la UGLE, un centro de formación que ofrece varios ciclos formativos entre los que se encuentra uno especializado en fabricación de prótesis y ortopedias que se estrenó en 2012.

Sankai, acompañado de su ayudante y los representantes de las instituciones, visitó la UGLE por la tarde. Allí los alumnos del ciclo mostraron al empresario qué es lo que aprenden en la escuela. Por un lado, aprenden a colocar escayolas para después cortarlas y obtener así un molde del cuerpo del paciente. Al molde le dan forma y después, en otra fase, lo cubren con una fina capa de resina y así se obtiene la prótesis.

Sin embargo, esta es la forma manual, tal y como se han estado haciendo hasta ahora. La UGLE ha dado un paso más allá y enseñan cómo realizar ese proceso mediante escaners e impresoras 3D. Así se abaratan costes y es más cómodo.

La visita al centro de estudios finalizó en el taller mecánico, cuando por fin Sankai se lanzó a preguntar: «¿cuántos alumnos hay?». En el ciclo de formación superior de ortoprotésica solamente hay 20. «¡Todo esto para 20!», se sorprendió. También quiso saber qué salidas profesionales tienen los alumnos: el 100% de ellos consigue trabajo, sea en una ortopedia, en un hospital, en un geriátrico o centros de día.

Pero cuando Cyberdyne de el salto definitivo a Urretxu los alumnos podrían contar con otros interesantes puestos de trabajo. «A nivel estatal será la única empresa regulada aunque hay una empresa en Valencia que trabaja con exoesqueletos. Tener una empresa de este tipo aquí supondría dar un gran paso para el Estado español y le daría importancia a la comarca, un impulso importante. Se convertiría en todo un referente», explicó Itziar Tolosa, la coordinadora del ciclo.

La UGLE utiliza tecnologías de última generación pero todavía no cuenta con las posibilidades que promete Cyberdyne. Sin embargo, Tolosa cree que ese es el futuro. A nivel estatal se ofrece este ciclo en Galicia, Barcelona y Madrid, pero esas escuelas están más enfocadas al ámbito sanitario, mientras que la UGLE aplica la enseñanza en un ámbito tecnológico. Esa es su seña de identidad.

Cuando Cyberdyne abra su filial de Urretxu también abrirá una empresa de rehabilitación, ya que sus robots son específicos para ese uso. Mientras tanto, Maite Lasa y Josune Mendizabal (ortoprotésica y fisioterapeuta, respectivamente) han viajado a Japón para formarse sobre el uso de los exoesqueletos en la medicina con la intención de abrir un nuevo centro de rehabilitación a su regreso. A su vez, quieren extender lo aprendido a toda Europa.

De la teoría a la práctica

Tras la visita a la UGLE, Sankai se dispuso a mostrar qué es lo que hacen en Japón, lo que pretende hacer en Urretxu. Lo que contó demuestra que todavía nos queda mucho por aprender y que el futuro ya está aquí temporalmente pero un poco lejos geográficamente. Su experiencia en Cyberdyne se remonta a hace veinte años. Los últimos cinco los ha dedicado a realizar exoesqueletos.

Puso varios ejemplos de pacientes que, por diversas causas, no podían caminar. Una mujer con un doble ictus a quien los médicos le dijeron que no podría volver a levantarse de la cama ahora puede correr. «Les dije que probaran con el RobotSuit Hal -así se llama su exoesqueleto- y en dos meses ya podía caminar por sí sola, sin ningún aparato», dijo el empresario. Otro ejemplo era el de un paciente con polio cuyo pie izquierdo carecía de masa muscular y tras cincuenta años lo utilizó para caminar por primera vez en su vida (con el aparato).

El robot se conecta a la extremidad que se desea mover y se buscan los estímulos que envía el cerebro. Si son muy pequeños el músculo no es capaz de detectarlo y, por lo tanto, no cumple ordenes. Sin embargo, el robot ejerce de puente y detecta los estímulos realizando el movimiento.

«En el caso de los afectados en la espina dorsal habría que combinar los avances médicos, que mediante el uso de células madre consiguen regenerar tejidos y nervios, con la rehabilitación con los robots», explicó. Así, podríamos ver dos de los usos del exoesqueleto; por un lado, la ayuda a la recuperación tras un estancamiento y, por otro, la movilidad mediante el robot cuando la recuperación no es posible.

A su vez, presentó su intención de introducir este tipo de tecnologías en las casas con dispositivos pequeños que sirven para dar más movilidad a las articulaciones y que ayudarían a las personas con movilidad reducida a levantarse de la cama, por ejemplo. También enseñó otro modelo de robot que se instala en los lumbares y sirve como prevención de daños para los trabajadores que levantan peso. «Podría serle útil a un harrijasotzaile», bromeó.

El momento más impactante de su presentación ocurrió cuando pasó de la diapositiva a la acción real al mostrar un exoesqueleto que su ayudante movía con solo pensarlo, mediante una conexión con unos cables. Tras la conferencia, que dejó a los asistentes con la sensación de vivir en el medievo, el diputado general de Gipuzkoa Martin Garitano, la presidenta de la agencia de desarrollo Uggasa Oihane Zabaleta y el empresario Sankai firmaron el preacuerdo de colaboración con la vista puesta en un futuro cercano, con ilusión y convencidos de que este es un tipo de industria en el que merece la pena invertir.