Joseba Iturria (*)
KOLABORAZIOA

El campo de fútbol de Zizurkil, la solución a una discriminación

Aunque en los últimos años se ha querido asociar a Zizurkil y a la gestión de EH Bildu en Gipuzkoa en general y en Tolosaldea en particular con la palabra basura, ése es el calificativo que merecían las instalaciones deportivas que había. Se ha invertido en las necesidades de la juventud y en fomentar la práctica deportiva

El de hoy es un día especial para el pueblo de Zizurkil y para todos los integrantes de la estructura Danena- Amaroz, porque a las 18:00 se va a celebrar la inauguración oficial del nuevo campo de hierba artificial que va a permitir jugar a fútbol en Tolosaldea como en el resto de Gipuzkoa.

Ese es el principal objetivo que me planteé al ver cómo en el valle de Aiztondo en particular y en Tolosaldea en general jugar a fútbol era casi elitista. En 2010, solo había un campo de hierba artificial, una escuela de fútbol, dos equipos alevines, cinco infantiles, cuatro cadetes, cuatro juveniles y cuatro seniors para chicos y solo dos para chicas. En Tolosaldea había muchas menos opciones de jugar a fútbol que en el resto de Gipuzkoa, principalmente por la falta de instalaciones adecuadas.

En todo Tolosaldea solo había un campo de hierba artificial para 45.000 habitantes y dos de hierba natural y uno de gravilla que no podían asumir una estructura completa como la que tiene cualquier club desde una escuela hasta su equipo senior.

Según se recogió en el proyecto elaborado conjuntamente por Danena y Amaroz, en 2010 en seis de las ocho zonas restantes de Gipuzkoa había un campo de hierba artificial para cada 12.000 habitantes y solo en Donostialdea-Astigarraga había uno para cada 20.491 y en Bidasoaldea uno para cada 17.515, aunque con una actividad tan alta que en esas dos zonas el porcentaje de equipos por habitantes era muy similar al resto.

El problema se concentraba en Tolosaldea y especialmente en los pueblos situados entre Andoain y Tolosa. Entre Amasa Villabona, Zizurkil, Anoeta, Asteasu, Irura, Aduna, Alkiza, Larraul y Hernialde sumaban 15.000 habitantes sin tener un campo de hierba artificial. Hasta el inicio del proyecto impulsado por Danena y Amaroz en 2010, en esos pueblos ningún chaval podía jugar a fútbol hasta los once años en un club, solo 16 podían hacerlo en el segundo año alevín y la cantidad se reducía a una docena como máximo por año natural a partir de entonces en un equipo infantil, un cadete, un juvenil y un senior. Apenas 85 chavales menores de 19 años podían jugar a fútbol.

Cuatro años después, en estas localidades hay dos escuelas de fútbol para que los niños y las niñas puedan jugar a fútbol desde los 7-8 años, cinco equipos alevines, cinco infantiles, cuatro cadetes, dos juveniles y dos seniors que permiten practicar deporte a unos 450 jugadores.

La única pena es que aún no hay equipos femeninos a pesar de las campañas para ese fin realizadas por la estructura formada por Danena y Amaroz, pero pueden jugar en los nueve equipos que tienen ahora entre Tolosa y Aralar Intxurre.

Se ha cuadriplicado la cifra de jóvenes que pueden jugar a fútbol en estas localidades gracias a la decisión de dotar a Billabona y Zizurkil de dos campos de hierba artificial por la fuerte apuesta de los dos ayuntamientos, de la Diputación de Gipuzkoa, que asume una tercera parte de las inversiones, al trabajo de los clubes y a la aportación comprometida por la Federación Guipuzcoana de 100.000 euros al campo de fútbol de Zizurkil, que sin esa ayuda no podía ni haberse planteado tener un césped de hierba artificial.

De hecho el Danena Kirol Elkartea ha renunciado a la subvención municipal para poder disponer de un campo que no solo acoge a chavales de sus localidades y de su entorno más cercano. En la estructura Danena Amaroz hay chavales de casi todas las localidades de Tolosaldea que han apostado por un modelo diferente en el que, además de no hacer selecciones de acceso y perseguir la continuidad de los jugadores hasta la edad senior, se buscaba poner en relación a chavales de muchas localidades diferentes que han encontrado en el fútbol y en nuestra estructura una forma de conocer nuevos amigos.

El proyecto ha cuajado gracias a la implicación de todos los que han entrado en nuestra estructura en unas condiciones infames sin saber dónde iban a entrenar y jugar sus hijos. Con su compromiso no solo se ha logrado un campo, también han habilitado un local social gracias a los auzolanes en los que han participado durante meses decenas de personas, con una campaña de captación de socios voluntaria por la que 85 socios han puesto 100 euros para poder disponer de dos nuevos vestuarios y con cantidad de voluntarios para formar una directiva cuando todos los clubes tienen problemas para completarlas.

Han sido muchas las personas que han hecho posible el nuevo campo de Zizurkil y, sin saberlo, los lectores y la dirección de GARA tienen mucha responsabilidad en este logro porque han hecho sentirse a un periodista suyo en deuda con la sociedad que ha sacado adelante este proyecto periodístico y porque le han permitido dedicar muchísimo tiempo para conseguirlo.

Pero sobre todo Gipuzkoa ha solucionado una discriminación -aunque todavía Alegi y Aralar Intxurre merecen también tener un campo de hierba artificial- gracias a la política de EH Bildu, que gobierna la Diputación y todos los ayuntamientos de Tolosaldea, de destinar el dinero a los pequeños proyectos para cubrir las necesidades de los ciudadanos y no a grandes obras de viajes de ida y vuelta...

Aunque en los últimos años se ha querido asociar a Zizurkil y a la gestión de EH Bildu en Gipuzkoa en general y en Tolosaldea en particular con la palabra basura, ese es el calificativo que merecían las instalaciones deportivas que había. Se ha invertido en las necesidades de la juventud y en fomentar la práctica deportiva y han resuelto la mayor discriminación que uno ha conocido en el deporte.

(*)Periodista y responsable del proyecto Danena-Amaroz