Imanol CARRILLO

Colapso, falta de personal y hasta despidos, un preocupante diagnóstico del Complejo Hospitalario de Nafarroa

El 3 de octubre de 2014 el Complejo Hospitalario de Nafarroa (CHN) inauguró el nuevo edificio de Urgencias y el Pabellón C. La presidenta de Nafarroa, Yolanda Barcina, la consejera de Sanidad, Marta Vera, el director de Urgencias, Javier Sesma, y el director del CHN, Víctor Peralta, no solo cortaban la cinta en el acto institucional, también lo hacían en el número de personal de algunos servicios y en los derechos y obligaciones de los trabajadores.

Los datos oficiales del Gobierno de Nafarroa indicaban que el presupuesto del equipamiento para el nuevo edificio de Urgencias, con una superficie de 3.500 metros cuadrados frente a los 1.500 de los antiguos emplazamientos, era de 2,39 millones de euros. Ese espacio, según el Ejecutivo foral, permitiría, entre otras cosas, «aumentar de 25 a 66 personas la capacidad de atención simultánea, y las salas y áreas especiales pasarían de 8 a 15 y las zonas de espera, de 3 a 6».

Por su parte, el coste previsto para el equipamiento del Pabellón C ascendía a 1,24 millones, y se construyó «con el fin de mejorar las condiciones de hospitalización de los pacientes, pero el crecimiento de la demanda y la evolución de algunas áreas han aconsejado reasignar los espacios», añadieron.

Sin embargo, todas esas intenciones parecen haberse quedado por el camino, porque, según han denunciado en numerosas ocasiones los trabajadores del CHN, «la imposición de unos proyectos de reestructuración de la actividad y la nefasta gestión de la dirección» han creado consecuencias negativas en el conjunto de trabajo del hospital, como situaciones de colapso, caos organizativo, sobrecarga de trabajo y personal mínimo. Todo ello, según los afectados, con un único objetivo: «El desmantelamiento de la sanidad pública a favor de la privatización, agrediendo a profesionales y pacientes».

Todo comenzó incluso antes de la unificación de Urgencias, donde hoy en día trabajan alrededor de 300 personas. Según explica a este periódico Lander Peiró, celador de Urgencias en el CHN, «se hicieron unos grupos de trabajo para que los trabajadores pudiésemos dar nuestra opinión. El grupo de celadores hicimos un informe en el que detallábamos cuál era el número de gente necesaria para que esto funcionara. La dirección no hizo caso, ha puesto menos gente de la que pedíamos y están desmantelando todo. Estamos bastante quemados porque no se nos hizo caso y, una vez abierto Urgencias, vemos que la dirección no está dando soluciones a los problemas que se han generado y se están generando».

A ello habría que sumarle el insulto que recibieron los trabajadores por parte de la dirección del CHN el día de la inauguración, cuando se manifestaban fuera del complejo. «Hijos de puta. Reíros, reíros, que os vais a quedar sin trabajo», han relatado desde más de una fuente los propios afectados. De ahí que el personal del CHN en más de una ocasión haya denunciado situaciones «dictatoriales y chusqueras» de la dirección.

Una larga lista de carencias

Esta semana extrabajadores de las cocinas públicas del CHN enviaron una carta a los medios recordando que, ya en enero de 2013, con el arranque de la privatización de las cocinas del complejo de salud y la llegada de la empresa Mediterránea de Cátering a la misma, trajo consigo una serie de carencias en este servicio: «Una pérdida flagrante de calidad en las dietas, pérdida de empleo, precarización en las condiciones de trabajo de la plantilla de la empresa adjudicataria, el despróposito económico que la Cámara de Comptos señala, los problemas con los carros de retermalización, el aluvión de reclamaciones, las sentencias judiciales contrarias a los despidos, etc.».

Además, como añaden en su escrito, «la lucha llevada a cabo por las trabajadoras de cocinas, que permitió que buena parte de la sociedad juzgara negativamente este proceso, no apaciguó la ansias privatizadoras del equipo de Vera». Y es que, una vez que las nuevas Urgencias se pusieron en funcionamiento, la lista de carencias se extendió, siendo, en palabras de Lander Peiró, el servicio de celadores el que mayor problemas acarrea. «Ellos son los encargados de unir los distintos servicios del hospital (quirófanos, ingreso de personas, sala de rayos, etc.) y hay una falta de celadores que es evidente. No se puede llevar a las personas a que ingresen y las salas se saturan», relata.

En este sentido, cuenta que en la sala de espera polivalente de Urgencias, si bien por las mañanas suele estar «bastante tranquila», por las tardes, y sobre todo los lunes durante todo el día, «todas las salas de espera y los boxes suelen estar a tope». Es más, «si se supone que tiene que haber un hueco para una camilla, te encuentras dos, incluso tres personas», denuncia.

Otra traba que ha generado «bastante mala leche» entre la plantilla ha sido que «la dirección impuso a auxiliares y enfermeras el turno de trabajar de 10.00 a 17.00 y de 17.00 a 00.00 en lugar de los de 8.00 a 15.00, de 15.00 a 22.00 y de 22.00 a 8.00». Eso conlleva que «en esa franja de horario haya menos personal y haya gente que tenga que asumir el trabajo de los que no están».

También son significativas otras carencias, como que «no hay suficientes boxes para atender a los pacientes, algo de lo que se quejan los médicos», o «los problemas que ven las enfermeras con el triaje -la primera valoración que se le hace al paciente al llegar a Urgencias-, con personas teniendo que soportar colas de más de media hora».

La lista de insuficiencias se completa con la sala de rayos, donde se han instalado dos aparatos, pero en lugar de colocar dos técnicos con cada uno de ellos -cuatro en total-, como lo pedía la casa comercial, solo hay tres técnicos trabajando. Del mismo modo, el material de camillas y sillas de ruedas «es escaso y está en malas condiciones», y solo hay dos baños para los pacientes cuando «mínimo debería haber cuatro», exige Peiró.

Doce despidos en Limpiezas

Cocinas y Urgencias solo parecen ser la punta del iceberg. Según denuncia Izaskun Arteaga, trabajadora del servicio de Limpiezas del CHN y afiliada del sindicato LAB, «estoy convencida de que el personal de Limpiezas de todas las Urgencias es muchísimo menor que si la llevara una empresa pública. Tendrán una carga de trabajo muchísimo mayor porque son superficies grandísimas. En un principio, en el turno de tardes solo trabajaba una persona; eso es algo increíble».

El problema en este sector parece aún mayor teniendo en cuenta que en todo este proceso un total de doce trabajadores han sido despedidos -ocho empleados a tiempo parcial más otros cuatro derivados de la ampliación del contrato con la empresa Maju para los pabellones C y nuevas Urgencias-. Según informaba esta misma semana la Comisión de Limpieza, «el coste del contrato firmado días antes de entrar en el nuevo año entre Osasunbidea y Maju para la limpieza de buena parte de los pabellones del CHN para 2015 es de 2.153.443,26 euros, de los cuales el 35% se destina a la limpieza de Urgencias y Pabellón C. Estas elevadas cifras hablan por sí solas del nulo ahorro económico conseguido, a lo que debemos sumar el coste social: despidos, precarización...».

Izaskun Arteaga explica que «Marta Vera desde el principio nos dijo que para nada estuviéramos preocupados porque no iba a haber un solo despido». Sin embargo, «cuando comenzamos con todas las movilizaciones, éramos alrededor de 114 trabajadores (14 fijos y 100 eventuales) -relata-. En estos momentos estaremos alrededor de 100 o menos. Teniendo en cuenta que de entonces a ahora se habrán jubilado personas, quedarán unas ocho con contrato fijo», advierte.

No solo critica los despidos, sino que además «nunca se han cubierto con vacantes, que era con lo que se tenían que cubrir esos puestos. Se ha despedido a toda esa gente y no se ha cubierto con nadie», recalca Izaskun Arteaga para este periódico. Además, «de cara a la galería, desde Osasunbidea dicen que no hay despidos, que no es plantilla básica del Gobierno de Nafarroa, pero esa gente tenía que haber tenido un tipo de contrato porque ha habido una serie de jubilaciones», recalca la trabajadora.

Todos estos problemas y carencias han llevado esta misma semana a la Comisión de Personal de Osasunbidea a tomar la firme decisión de pedir el «cese inmediato» de la dirección del CHN y a anunciar que no volverá a reunirse con ella ante su falta de información y su tono «prepotente y hostil».

Como señalaban 240 trabajadores de Urgencias en una carta de opinión, publicada en este periódico el pasado miércoles bajo el título «Cien días latiendo en Urgencias», «esta nueva urgencia nace con problemas cardíacos congénitos que se van agravando con el paso de los meses porque el `cerebro', los que mandan, insisten en no proporcionar una vida saludable a este corazón, vaya paradoja para la dirección de Osasunbidea».