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AI denuncia que 2014 fue catastrófico para los derechos humanos

Amnistía Internacional considera que 2014 fue un año catastrófico en materia de derechos humanos y en el que la comunidad internacional ha tenido una vergonzosa respuesta, por no tomar medidas ante desafíos como el «nuevo rostro» de unos conflictos que cada vez en mayor medida afectan a la población civil, o la huida masiva de refugiados. Reclama además la reforma de la ONU para hacer frente a estos retos.

El informe de Amnistía Internacional (AI), que analiza la situación de los derechos humanos en 160 países expone que los grupos armados cada vez ganan más peso, aumentan las amenazas para libertades y derechos fundamentales y empeora la crisis de refugiados a nivel mundial. Para AI, los conflictos tienen ahora un «nuevo rostro» marcado por la impunidad y por una respuesta internacional que «deja mucho que desear».

Así, 2014 fue un año «especialmente negro» con «datos devastadores», y constata que en 18 países se cometieron crímenes de guerra, mientras que en uno de cada cinco estados analizados existen grupos armados que han cometido abusos.

Según los datos de la organización, cerca de 15 millones de personas se vieron obligadas a desplazarse el año pasado para huir de la violencia, el mayor número de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial.

La influencia de milicias como Boko Haram, Estado Islámico y Al Shabaab amenaza además con traspasar las fronteras, lo que lleva cada vez a que más civiles se vean sometidos a unos grupos que actúan como Estados en los territorios que controlan, a costa de someter a abusos y persecución a los civiles.

El balance ha sido especialmente dramático en el ámbito de los refugiados, con unos niveles sin precedentes -50 millones a nivel mundial- que han tenido como principal exponente la guerra de Siria. Más de cuatro millones de sirios han abandonado su país.

La huida de zonas en conflicto tiene también su efecto en los masivos intentos de alcanzar Europa desde África a través del Mediterráneo. Al menos 3.400 personas habrían muerto en el último año ahogadas en este mar, una cifra que puede considerarse «conservadora».

AI denunció la política basada en «mantener lejos de Europa a la mayor parte de inmigrantes posibles», sin tener en cuenta si huyen de conflictos o si pueden ser sometidos a torturas y abusos en caso de repatriación.

Abominable freno a los huidos

Su secretario general, Salil Shetty, calificó como «abominable comprobar que los esfuerzos de los países ricos para impedir la entrada de personas prevalecen sobre sus esfuerzos para preservar las vidas de las personas» y alertó de que la crisis de refugiados global se agravará si no se toman medidas urgentes.

El informe detalla también una serie de respuestas represivas con las que distintos países han menoscabado derechos y libertades fundamentales apelando a la seguridad. «Desde Baga hasta Bagdad, los dirigentes gubernamentales han intentado justificar las violaciones de derechos humanos hablando de la necesidad de que el mundo siga siendo `seguro'», añadió. «Sabemos lo que pasó después del 11-S, las medidas draconianas que se tomaron, como la vigilancia masiva y la creación de la base de Guantánamo. Eso no debe volver a ocurrir», señaló el secretario general de AI.

Los representantes de AI critican las legislaciones ambiguas con una definición de «terrorismo» tan amplia que »quepa cualquier delito» y sirven para perseguir a la oposición. Uno de los escenarios constatados en el informe es la aparente vuelta de la «guerra fría» a Europa, marcada en el último año por el conflicto de Ucrania. Amnistía considera que tanto el Gobierno ucraniano como los rebeldes han cometido crímenes de guerra.

La organización llamó a la acción internacional tanto en Ucrania como en Siria, Irak o Gaza, si bien ve necesaria una reforma de la ONU que supere su parálisis y haga que cumpla con su obligación de proteger a las poblaciones civiles, sobre todo en el caso del Consejo de Seguridad en el que China, Rusia, Estado francés, Gran Bretaña y EEUU «han abusado de su poder y su privilegio para promover sus propios intereses geopolíticos».

Miles de asirios huyen de sus casas tras el secuestro masivo del EI

Unos 5.000 cristianos asirios han abandonado sus casas en Siria después de que el grupo yihadista Estado Islámico (EI) secuestrara a decenas de personas en la provincia de Hasaka, en el extremo noreste de Siria. Casi 1.000 familias se han visto obligadas a abandonar sus casas para refugiarse en las ciudades de Hasaka y Qamishlo, «es decir, casi 5.000 personas», indicó a AFP Osama Edward, director de la red asiria de derechos humanos con sede en Suecia.

Según Edward, el número de rehenes «en su gran mayoría mujeres, niños y ancianos, oscila entre 70 y 100 personas». «Los yihadistas irrumpieron en las casas el lunes hacia las cuatro de la madrugada, cuando todo el mundo dormía» , relató Edward. Después, se apoderaron de una decena de aldeas, sobre todo, de Tal Shamiram. «Mi esposa es originaria de Tal Shamiram y cuando quiso contactar por teléfono con su tío, le contestó un hombre que dijo: `Esta es la casa del Estado Islámico'», cuenta Edward.

Edward, que pide protección internacional para los desplazados, afirma que el EI había pedido a los lugareños hace unas semanas que quitaran las cruces de las iglesias. Según el OSDH, «el EI atacó para vengarse de los kurdos que lanzaron una ofensiva para recuperar pueblos de Hasaka» y en la que avanzan de forma lenta pero continua. «Saben muy bien que secuestrar a cristianos da mucho que hablar a nivel internacional. El EI pierde terreno por los bombardeos de la coalición y tomaron a estos rehenes para convertirlos en escudos humanos» estima Edward, quien cree que intentarán canjearlos por yihadistas en manos de los kurdos. GARA