Alberto CASTRO

Euskaltel y Kutxabank, adiós a las empresas vascas de referencia

Las empresas conciben las salidas a bolsa en la mayoría de las ocasiones con el fin de fortaceler su capital y aumentar la expansión del negocio. Euskaltel y Kutxabank, dos empresas vascas de referencia y creadas con el apoyo público, han colocado ya a la bolsa en el horizonte. Como consecuencia, el miedo a su desarraigo es ahora más patente.

En Euskal Herria está en boca de todos el futuro que le espera a Kutxabank, el banco surgido de las tres cajas vascas y ahora controlado por las tres fundaciones bancarias derivadas de aquellas. Su salida a bolsa se presenta como el final de un recorrido más o menos largo, aunque todavía quedan en el aire muchas interrogantes relacionadas con las obligaciones futuras de la entidad. De momento, a corto plazo, está por dilucidarse si los tres socios actúan, como dice el Banco de España, de forma concertada. Si no cambia el sentido de su circular del pasado noviembre, el futuro se presenta difícil al tener que dotar un fondo de reservas con 700 millones de euros para mantener la mayoría, lo que le deja sin margen de maniobra y acelera el proceso de búsqueda de socios privados. Si el Banco de España admite que solo BBK está obligada a bajar del 50% del capital, el «castigo» estimado podría ser hasta 300 millones para las reservas o vender el exceso. En la actualidad, BBK tiene el 57%; Kutxa, el 32%; y Vital, el 11%.

Euskaltel, primer paso

Esta semana, sin embargo, el foco se ha puesto en Euskaltel, otra de las entidades «bandera» de la CAV, que ha anunciado el estudio de la salida a bolsa con el fin de impulsar el negocio y acceder a otros mercados geográficos.

En el informe anual de 2013 se presentaba como «una compañía líder en los servicios que oferta en la CAPV, cercana a las necesidades de sus clientes y excelente en la atención y el servicio; a la vez que atenta a las oportunidades de crecimiento y desarrollo tanto en la propia cadena de valor como en otros mercados geográficos». En el comunicado afirma, además, que busca con esta estrategia una «buena posición para desarrollar su vocación de protagonismo en los futuros procesos de consolidación del sector».

Estas expresiones dejan clara la intención de sobrepasar los límites de su actual mercado y abre los interrogantes propios ligados al desembarco en la bolsa de empresas arraigadas en un territorio concreto. Esta preocupación es más relevante todavía si esas compañías han sido impulsadas con fondos públicos, tal como acontece con Euskaltel, que representa uno de los logros del gran esfuerzo inversor del Gobierno de Lakua para dotar a la Comunidad Autónoma Vasca de infraestructuras y servicios de telecomunicaciones.

No se escapa, por otro lado, que la consolidación del sector podría llegar por otros caminos, como la compra de Euskaltel por parte de una compañía más grande, una posibilidad barajada tras la oferta lanzada por Orange para adquirir Jazztel. Esta operación está pendiente de la autorización de la Comisión Europea, que se ha marcado como última fecha el 30 de abril para tomar una decisión. Algunos expertos piensan, además, que la misma compañía francesa estaría interesada en Euskaltel, así como en la gallega R y la asturiana Telecable -ambas controladas por fondos de capital riesgo- para poder disponer de redes de fibra óptica en zonas donde no está implantada.

La operadora vasca, que ofrece la telefonía móvil a través de Orange, tuvo que pagarle 222 millones de euros como indemnización tras la ruptura de su alianza en 2006.

¿Qué clase de oferta?

A la espera de conocer los detalles de la futura operación, Euskaltel proclama en la nota del anuncio que se ratifica en su arraigo permanente en Euskadi. Además, recalca que los socios -Internacional Cable (Trilantic / Investindustrial), Kutxabank e Iberdrola- sellaron un acuerdo para que el domicilio social y fiscal se mantuviera en la CAV. A este respecto cabe decir que desde 1998, año de su salida al mercado, asegura haber aportado 800 millones de euros a la Hacienda vasca.

Una de las cuestiones esenciales es saber si la oferta se hará mediante una ampliación de capital o con la venta de las acciones de los socios. Por el momento, se piensa que lo más probable es la segunda vía, por lo que se trataría de una desinversión de los fondos para hacer beneficios.

Trilantic e Investindustrial completaron su incorporación al capital de Euskaltel en diciembre de 2012, tras el reajuste que supuso la reducción de la participación de Kutxabank y la salida de Endesa, Gobierno de Lakua y Mondragon.

Tampoco se conoce todavía el porcentaje de capital que cambiaría de manos, ni la valoración de la compañía, aunque algunas estimaciones dan una horquilla entre 400 y 500 millones de euros.

En todo caso, la intención oficial de la compañía es mantener a Kutxabank como socio de referencia. En la actualidad, su participación es del 49,9%, mientras que Internacional Cable tiene el 48,1%, e Iberdrola, el 2%.

El atractivo de Euskaltel para las grandes operadoras no tiene duda. Es el primer operador alternativo en el Estado, así como líder en banda ancha de alta velocidad, televisión digital y telefónica fija en la CAV. Además, prosigue año tras año su crecimiento en la telefonía móvil. A este respecto, cabe decir que el año pasado salía reforzado en este área de negocio al haber sumado más de 63.000 nuevos clientes en la guerra de la portabilidad, según ADLSzone. En total, tiene cerca de 440.000 líneas de telefonía móvil.

Kutxabank espera turno

La salida de Kutxabank a bolsa, al menos en los términos planteados por su expresidente Mario Fernández, en cinco años como límite, abre la puerta a un futuro, como poco incierto, para el arraigo de la entidad. Bien es cierto que el reciente relevo en la cúpula de la entidad, con la entrada de Gregorio Villalabeitia, ha puesto sordina a las palabras e intenciones de su predecesor. El nuevo presidente dice confiar en que las fundaciones sigan como propietarias únicas de la entidad.

Ahora, la preocupación a corto plazo se centra en la hoja de ruta de las desinversiones, que desvela una estrategia alejada de la tradicional apuesta de apoyo directo al tejido industrial y empresarial vasco.

Se defiende desde la entidad esta política como una vía necesaria para consolidar los ratios de solvencia fijados en Basilea III y cumplir con las exigencias regulatorias. El pasado año terminó con un capital básico -fondos libres en relación al riesgo asumido- del 12,7% y un 13,1% en el coeficiente de solvencia total.

Según Gregorio Villalabeitia, la entidad mantendrá en su cartera a las empresas vascas más representativas y consideradas tractoras de la actividad industrial. Esta primera categoría se la otorga a CAF, Iberdrola y Euskaltel.

En total, tiene una cartera de casi 170 participadas, con un valor cercano a los 3.300 millones de euros, que representan más del 70% de los fondos propios.