Zoa Sáenz, Marina Costa, Soraya García y Kontxi Rodríguez
Trabajadoras de las Residencias de Bizkaia

Ante la precariedad al rojo vivo, camisetas verdes y lucha morada

No queríamos dejar de reconocer que, ¡a veces sí se puede! ,y que sin luchar es imposible conseguir pequeños grandes pasos como el convenio firmado el pasado 27 de octubre en Bilbao. El tiempo lo dirá pero esta lucha quedará recogida en la memoria histórica de la lucha sindical y feminista de nuestros tiempos.

¡Hemos ganado! ¡Eskerrik asko a todas las personas que nos habéis acompañado en la huelga de las Residencias de Bizkaia!

La que a priori parecía una huelga interminable e inalcanzable en las residencias de Bizkaia ha culminado con la conquista de las principales demandas y reivindicaciones planteadas.

Las mujeres que un día sí y otro también hemos estado en las calles respiramos y saboreamos la victoria. Una victoria de todas y para toda la sociedad.

Ahora bien, sabemos que la lucha sigue y que las mejoras de las condiciones laborales no traen de manera automática la dignificación del sector de las residencias ni el reconocimiento de los cuidados como piedra angular de nuestra organización social. Una sociedad que prima los beneficios de unos pocos a costa de la vida y de los cuerpos de muchas, deja mucho que desear. Y no nos cansaremos de denunciarlo.

Aún así no queríamos dejar de reconocer que, ¡a veces sí se puede! ,y que sin luchar es imposible conseguir pequeños grandes pasos como el convenio firmado el pasado 27 de octubre en Bilbao. El tiempo lo dirá pero esta lucha quedará recogida en la memoria histórica de la lucha sindical y feminista de nuestros tiempos.

Porque además de los logros laborales y sindicales, están los cambios personales que hemos ido experimentado en nuestras vidas a lo largo de este conflicto: enfrentarnos a nuestros jefes, perder el miedo, dejar de hacer los trabajos domésticos en casa por obligación, replantearnos nuestros roles y nuestros papeles como mujeres en las calles y en nuestras casas, agarrar el megáfono y gritar, tejer redes de confianza, complicidad y solidaridad entre nosotras… Las que lo hemos vivido sabemos de lo que hablamos. Las palabras “empoderamiento” y “feminismo” han cobrado sentido y contenido a lo largo del proceso de estos 370 días de huelga.

Señores con traje que consideran que el trabajo que hacemos es una extensión más de nuestro rol histórico de mujeres cuidadoras. Y eso tiene un precio y un reconocimiento muy bajo para ellos. 

Pero para que llegara este momento es obligatorio mirar hacia atrás y entender muchas claves que hacen que a día de hoy las mujeres trabajadoras de este sector nos encontremos en un escenario laboral bastante mejorado y que nos prepara mejor de cara a las luchas del futuro.

Aquí no hay magia, aquí hay mucho trabajo organizativo y un sindicato, ELA, que acompaña con todos los instrumentos a su alcance en la defensa colectiva de este sector laboral. Evidentemente, la propia precariedad laboral y la necesidad de mejoras en las condiciones laborales son los detonantes a la hora de comenzar. El nuestro es un sector precario absolutamente feminizado con poca trayectoria ni cultura sindical.

Y claro, para emprender la batalla hacen falta recursos, solo con la mera ideologización y discursos no es suficiente. Recursos traducidos en: un equipo de muchas personas, servicios jurídicos, comunicación, dedicación, tiempo y caja de resistencia, entre otros. Atender las necesidades laborales y materiales de las trabajadoras es condición sine qua non para sembrar las bases del conflicto. Pero este conflicto iba más allá del plano laboral.

Nosotras cuidamos personas, las acompañamos en la última etapa de la vida ¡cómo no va a ser importante nuestro trabajo!. Una de las cuestiones que más nos ha pesado siempre es el no poder atender en condiciones a las personas usuarias de las residencias. Pero tenemos claro que la responsabilidad de la calidad del servicio está en manos de las empresas subcontratadas por parte de la Diputación Foral de Bizkaia que han encontrado aquí un gran negocio.

Repetimos: se necesita mucha organización, años de trabajo detrás, solidaridad y caja de resistencia.

No queremos olvidar tampoco a todas las compañeras de los sectores precarios feminizados que nos han acompañado y han estado muy cerca de nosotras, en especial a las kellys, a las trabajadoras de ayuda a domicilio, a las compañeras del sector de limpieza, comedores, comercio, telemarketing, trabajadoras del metal… Y por supuesto, a todas las mujeres que trabajan en el empleo doméstico, las trabajadoras internas y todas aquellas trabajadoras que trabajan fuera del mercado labora formal en condiciones de explotación y miseria. Tenemos demasiadas similitudes, enfrentamos realidades muy injustas y por tanto, queda mucho por luchar.

«Ahora nos vamos, pero volveremos» gritábamos en las calles hasta hace poco. Nuestras camisetas verdes están en casa. Estamos satisfechas con lo conseguido y no nos cansaremos de reivindicar que luchar merece la pena. ¡Por la dignificación de los cuidados, por nuestras vidas y por todas las conquistas que nos hace falta ganar! Erresidentziak borrokan! Gora langileria! Gora borroka feminista!

Y para finalizar queríamos agradecer a todos los colectivos y personas individuales que nos habéis acompañado en esta batalla; a las y los familiares de las personas usuarias de las Resindencias de Bizkaia, en especial a la asociación Babestu; al movimiento feminista; a Pentsionistak martxan; a las compañeras trabajadoras de las residencias de otros territorios; a personas y representantes del ámbito de la cultura, de la música y a los partidos políticos que nos han apoyado en este lucha así como a los medios de comunicación que habéis sido imprescindibles a la hora de socializar el conflicto haciendo especial mención a Ecuador Etxea con sus reportajes fotográficos e incensante acompañamiento.

Asimismo, agradecemos y reconocemos a todas las personas que desinteresadamente se han acercado a apoyarnos y, ¡cómo no! el agradecimiento más grande a nuestras familias, amistades y personas queridas que han soportado todos estos meses a nuestro lado. Hemos hechos esta camino junto a vosotras y vosotras y con vosotras y vosotros hemos ganado. Eskerrik asko!

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