Iñaki Uriarte
Arquitecto

Athletic Barça, más que un partido, empatía y empate

El influjo social del futbol es innegable incluso hasta para los que no nos interesa deportivamente, ya que tiene lamentable pero irremediablemente importantísimas influencias y consecuencias en demasiados aspectos desde el ocio y la economía al urbanismo, la convivencia o la política.

Es por tanto de dominio general que el 30 de mayo disputarán la final de la Copa del Rey de España el Athletic Club y el F.C. Barcelona y que el partido será en la capital de Catalunya, el Camp Nou (1957) denominación, que como el Palau de la Música Catalana (1908) y otras siempre han respetado la dictadura y todos los medios reaccionarios anticatalanes, una referencia a considerar.

Analizamos consecuentemente los aspectos concurrentes en este partido. La celebración en Barcelona, lo mismo podía haber sido en Bilbao, un acierto total, al margen de lo deportivo, y de la usura mostrada por la hostelería al exagerar los precios por lo que el boicot a los hoteles Husa del presidente del Consorci Turisme de Barcelona Joan Gaspar debe ser radical. Alguien podría pensar si es factible en estos casos fletar un transatlántico anclado en el puerto por dos noches como original estancia a precios honestos. Resulta difícil de entender este entusiasmo colectivo de ir a Madrid, capital europea de la tortura, la intolerancia y el neofascismo, por su sublimación al españolismo y por beneficiar económicamente a la ciudad sede un país que nos oprime continuamente desde hace al menos 79 años.

La ocasión es extraordinariamente oportuna, ya que las diferentes acciones entorno a la Diada y la Vía Catalana y Euskal Bidea con el movimiento Gure Esku Dago tienen una ocasión excepcional de confluir en un mismo lugar. Los prolegómenos de este partido deberían ser una irrenunciable demostración de las imperiosas ansias de independencia de dos naciones sometidas con actos incluso comunes. Empatía popular.

Es sabido que a la directiva del Athletic Club cuando disputa una final sólo se le ocurre, muestra de su nula talla cultural y populista montar carpas y txosnas, Athletic Hiria, para que sus aficionados a precios abusivos, beban y beban gritando sin cesar desde la víspera las consabidas letanías. Dado que de alguna manera el partido tiene una dimensión institucional ya que acuden Lehandakari, consejeros y consejera de Cultura, que también incluye el deporte, diputado general, la de cultura, alcalde de la villa, todos ellos con el consiguiente séquito, difícilmente se podría encontrar una mejor oportunidad reivindicativa, quizá irrepetible, por el país donde se celebra y la época.

Más que futbol
Hace unos años, creo en 2013, el Barça jugó un partido en Glasgow, Scotland, y se organizó simultáneamente una exposición sobre la realidad institucional, cultural y probablemente turística del país. Si Eusko Jaurlaritza tuviese un sentido de la oportunidad, una conciencia de autoestima y un concepto cultural identitario hace ya tiempo estaría preparando algo más que acudir al partido. Por ejemplo organizar una Euskal Astea con conciertos de las EOS o BOS, algún acreditado coro, difusión de otros museos vascos, al margen del Guggenheim, un concierto popular en Montjuïc tal vez con Fermín Muguruza en reconocimiento por su indudable compromiso con Euskal Herria y posicionamiento abertzale, demostraciones de etnografía vasca partidos de pelota, aizkolariak ,etc alquilando algún pabellón de la Fira (recinto ferial equivalente al del ridículo nombre anglófilo de BEC) o una carpa en la que exponer algo más que los dichosos pintxos y brebajes, populismo estomacal. En suma un programa serio representativo de un país en la nación que más nos aprecia, para eso existe Kanpo Harremanetarako Idazkaritza Nagusia (Secretaría General de Acción Exterior).

Las peñas más activas y los aficionados vascos del Athletic podrían concertar una marcha conjunta con los homónimos catalanes hacia el Camp Nou partiendo de Montjuïc pasando por la Plaça dels Països Catalans y transcurriendo por el carrer Sabino Arana, ya inmediato al campo, en la que se exijan todos los derechos nacionales desde las selecciones deportivas hasta una representación propia en Unesco.

En los encuentros previos que celebren las máximos dirigentes de ambas naciones y sus consejeros, el lehendakari sólo lo es de una parte de Euskal Herria, debería enterarse de la existencia de instituciones que además de su operatividad otorgan imagen de nación y visitar, la Biblioteca Nacional de Catalunya, el Teatre Nacional de Catalunya, el Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC), L'Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya, todos ellos con denominación única en la lengua propia.

Y en la reunión de las directivas del club la del Athletic, considerando que sus jugadores son fichados por su condición de vascos de nacimiento o adopción, podría interesarse por el proceso de catalanización lingüística e identitaria del Barça, més que un club.

Partido
Como ya ha ocurrido en dos recientes ocasiones la presencia del rey de los españoles debe ser sometida a un cierto refrendo popular y de una forma sencilla, económica y ecológica, sin urnas ni papeles con la voz y todas sus expresiones como rechazo a él, su institución, himno y bandera simbología de la opresión. Es sumamente importante observar la reacción de este sanedrín de políticos vascongados. El lehendakari quizá finja atender una llamada previamente preparada desde muy cerca, o acaso en ese momento esté leyendo el Marca, catecismo deportivo antivasco, o tal vez se pongan todos de pie para aplaudir fervorosamente al jefe de sus fuerzas armadas como ya vergonzosamente hizo el PNV en Gernika a su padre (1981.04.02). También habrá que ver sus rictus contradictorios cuando la palabra independencia atroné en el recinto, una efímera expresión que dicho partido sólo utiliza en dos momentos domingueros de éxtasis anual, en primavera con Aberrri Eguna y en otoño con Alderdi. Un mensaje social no apto para políticos sordos. Estando ausente al haber fallecido el alcalde Azkuna su inquebrantable dosis de monarquía y españolidad la aportarán sus fieles compadres bizkaitarras Atutxa, Ortuzar, Bilbao, Aristondo, Madariaga, etc. El Lehendakari se precipita y doblega pidiendo “respeto institucional“,¿a quién, a qué? Si no nos respetan como nación. Sugiere que sólo se grite Aupa Athletic, ¡cuánta imaginación! Y si no quieren ser cómplices de este tributo a la tiranía de la españolidad que compren su entrada como los demás y vean el partido sin esta altanería clasista. Imprescindibles imágenes para la historia de Euskal Herria.

El pueblo catalán y tiene un ritual reivindicativo, es el minuto 17:18 en evidente alusión reivindicativa al año de la pérdida de sus derechos nacionales, un anhelo de libertad reclamando coralmente i-inde-independència. Introito que debería ser completado a continuación por el grito masivo vasco independentzia. Es evidente que este deseo popular tendría una repercusión mundial.

Presumiblemente en todos estos actos haya infiltrados de la Guardia Civil y los Mossos d´Escuadra, que son parecidos, para reventar el acto y enfrentar aficiones para que algunos incautos las secunden. Lo mismo que en las carreteras y autopistas aumentará el afán represivo con radares y controles.

El cuanto al partido convendría que acabara en empate y así habría más tiempo para prolongar las exigencias políticas, entre las que debería figurar, sin titubeo alguno, Presoak Etxera, Amnistía Osoa y luego que gane el equipo de la afición que más pite a esta golpista, golfista y corrupta monarquía y sus figurantes. Si fuese el Athletic campeón y tiene el capitán que recoger el trofeo del monarca español que actúe como vasco, obligado por el protocolo, con corrección pero sin entusiasmo ni pleitesía, que piense a quién se debe y de alguna manera representa. Su gesto le retratará.

En esta ocasión precisa debería ser como hace la afición catalana con su bandera, la ikurriña el símbolo predominante, se supone que sus portadores asumen la pasión por el Athletic. A pesar que hay muchos seguidores del club que se proclaman ser de Bilbao y sólo Bilbao, tetrabilbainos, por los cuatro costados y que habitualmente esconden ser unos españolazos nacidos en territorio vasco. Incluso es deseable se compusiera un gigantesco mosaico, el enorme poder de la imagen, con las banderas nacionales respectivas en cada mitad de las gradas, bien con cartulinas o si las prohíben acudir con pañuelos coloreados. El objetivo es constituir un clamor de color independentista.

Finalmente tanto si gana como si pierde, ¿hay algún millonario prematuro en la plantilla del Athletic que sea capaz de dar la vuelta la campo con la senyera y la ikurriña, como hicieron años atrás en otras finales, habiendo ganado, los jugadores catalanes del Barça Puyol y Xavi en un inmenso gesto de cordialidad apenas agradecido, como es desgraciadamente habitual desde Euskal Herria, en esta asimétrica empatía que debería tender al empate.

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