Ibai Zabala
Profesor de Filosofía

¿Atrévete a pensar?

«Malos tiempos para la Lírica» decía una canción de Golpes Bajos. Tampoco lo son buenos para otros ámbitos del saber, como la filosofía, ni  me atrevería  a decir para el pensamiento en general. Al final, en la sociedad en la que nos ha tocado vivir entre muchas otras posibles dicotomías se priman elementos como el parecer sobre el ser, el culto al cuerpo sobre el cultivo de la mente, y el saber útil sobre el saber desinteresado.

La educación es un reflejo de dicha sociedad y no hay más que ver  la reforma educativa propuesta por el gobierno central o LOMCE. En dicha reforma, la filosofía queda herida de muerte. En ella la asignatura de Historia de la Filosofía de segundo de bachiller, que ahora es obligatoria para todos los estudiantes, queda como una optativa que forma parte de las cinco optativas, de las cuales solo los alumnos de «humanidades» deben elegir dos. Para el resto de alumnos de este curso es una optativa de las 15 entre las que deben elegir dos. Vamos, que nadie la va escoger. Es obvio que ciertamente este modelo fomenta el tan típico «clientelismo» de las películas americanas, en las cuales los profesores montan sus puestillos con sus asignaturas, en las que prometen buenas notas y diversión a cambio de que los alumnos se apunten. Definitivamente, el liberalismo económico ha llegado a la oferta docente. Con respecto a la asignatura de filosofía que se imparte en primero de bachiller, con la reforma se da la surrealista situación de ser la única asignatura de la cual se tendrán que examinar tras acabar segundo de bachiller en el examen que sustituye a la selectividad, es decir un año después de vista, dado que el resto de las asignaturas al tener su continuidad en  segundo de bachiller se examinarán exclusivamente de la materia de ese segundo curso.


En la E.S.O al desaparecer ética de cuarto curso, los profesores de filosofía se quedarían como profesores de la asignatura alternativa a los que no dan religión. Lo que, sin entrar en la necesidad de la asignatura de religión en un Estado laico y aconfesional, difícilmente se podrá llevar a cabo en aquellos institutos donde no haya bachillerato, dado que son necesarias 12 horas mínimas para establecer una plaza de profesor y con «estas migajas» de una hora semanal por curso resulta sumamente complicado.

Por su parte, el borrador de la adaptación del Gobierno Vasco a la LOMCE conocido como Heziberri, no  supondría mayor  cambio con respecto a aquella  que el tratar de establecer  la asignatura de Euskera al nivel de Lengua Castellana, Matemáticas e Inglés. Aunque sería un cambio necesario, no sería suficiente puesto que en éste aun borrador el Gobierno Vasco no ha ejercido las competencias de las que dispone como han hecho otras comunidades autónomas, por medio de las cuales se podría mantener la asignatura de Historia de la Filosofía de segundo de bachiller.

El tratar de justificar la necesidad de la filosofía dentro de la educación es algo que excede las pretensiones de este escrito. Me limitare a defender su necesidad de generar la perspectiva histórica del pensamiento y conciencia crítica, que ya en 1995 le concedió la UNESCO en «La conferencia de París», y que supera la concepción meramente utilitarista, técnica y exclusivamente orientada al mercado laboral de la reforma educativa que entrará en vigor en la educación secundaria el próximo curso. Tal vez sea el momento de revindicar de la mano de Nuccio Ordine «La utilidad de lo inútil» para afrontar el reto al que nos instaba Kant al decirnos aquello de «Atrévete a pensar»

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