Raúl Río Díaz

De flequillos, coletas y prótesis

La justificación de este apoyo viene a confirmar el principio con el que se puede sintetizar todo el corpus ideológico del PNV:«el dinero lo justifica todo».

Parece ser que al señor Andoni Ortuzar le ha cundido el curso CCC de peluquería, porque últimamente se preocupa mucho por el estilismo de sus adversarios políticos.

Están nerviosos en Sabin Etxea, muy nerviosos.

Pello Urizar ha sido elegido secretario general en el último congreso de EA, algo que no ha gustado en absoluto al PNV, ya que le consideran un político «dócil» frente a los intereses de Sortu. No desean una EH Bildu fuerte y cohesionada porque saben que la coalición supone una verdadera alternativa a su dominio hegemónico. Desearían que, las –según ellos– «ovejas descarriadas» volvieran al redil de la «Casa del Padre», pero EA seguirá trabajando codo con codo junta a las otras fuerzas políticas que conforman EH Bildu, ignorando de esta manera los cantos de sirena del partido JEL-tzale.

En ocasiones leo blogs, y uno de ellos es el del señor Iñaki Anasagasti, un político con una dilatada trayectoria y contrastada talla intelectual, pero cuyos análisis y postulados son muchas veces ajenos y contrarios a la realidad. El defensor a ultranza de la oposición «democrática y pacífica» venezolana, habla desde su púlpito –con su habitual tono condescendiente y paternalista– de «leninismo centralista», refiriéndose a la nueva organización de EH Bildu, dando lecciones de democracia interna poniendo como modelo al PNV, un partido controlado desde sus orígenes por las mismas «familias», pertenecientes en un primer momento a la burguesía industrial y a la financiera con posterioridad; todo un ejemplo de democracia, sí señor.

También dice Anasagasti que la izquierda abertzale es internacionalista y que ha dejado de ser nacionalista. Debería no intentar engañar y confundir a la gente porque ambos términos no son excluyentes, sino que deben ir indisolublemente unidos. Y si no es así, que le pregunte a los cubanos si se puede ser más nacionalista y amar más a la patria que lo que son y hacen ellos, lo que no ha sido obstáculo sino un impulso para que Cuba haya practicado y practique el internacionalismo solidario en numerosas ocasiones en múltiples escenarios: Angola, Nicaragua, Venezuela, Yemen, etc.

Ese ataque constante al sindicalismo de clase reivindicativo y combativo, esa satanización del comunismo y los comunistas, ese ¡Que vienen los rojos!, tan socorridos últimamente por los líderes del PNV, recuerdan peligrosamente a los utilizados por las fuerzas golpistas en 1936; será una coincidencia casual, nada más.

Y todo esto para desviar la atención de la opinión pública de los últimos apoyos y balones de oxígeno que el PNV ha dado al gobierno corrupto hasta la médula de sus correligionarios del PP, votando a favor de la Ley de Presupuestos Generales del Estado de 2017 (y ofreciéndose a hacer lo mismo en 2018) mediante una pérfida maniobra al incluir la Ley Quinquenal del Cupo en las negociaciones, con el objetivo de confundir a la gente y suponer la tabla de salvación del gobierno de Rajoy. Después, los medios de comunicación «afines» (porque si dijese «controlados», seguramente faltaría a la verdad) se han encargado de vender el acuerdo al ciudadano como poco menos que la panacea. Seguramente, esos 300 millones de euros (1.100 han sido gastados con anterioridad) se destinarán a subsanar los recortes realizados por el Gobierno Vasco en sanidad, educación, RGI etc., o quizás no.

La justificación de este apoyo viene a confirmar el principio con el que se puede sintetizar todo el corpus ideológico del PNV:«el dinero lo justifica todo».

El PNV también ha ido de la mano del PP –por mucho que se empeñen en maquillarlo– en la aprobación del Decreto que liberaliza y privatiza la estiba, poniendo de esta manera al pie de los caballos a los trabajadores del sector portuario.

Pero no solo en Madrid, el PNV no ha apoyado (junto a su muletilla el PSE) una proposición no de ley presentada por Elkarrekin Podemos y EH Bildu que denunciaba la «relación estructural que mantienen la política y la corrupción en el Estado español». Para los partidos que sustentan el Gobierno Vasco, la corrupción se limita a un número elevado de casos y escándalos judiciales, nada más; por algo será.

Para terminar, vuelvo al señor Anasagasti y su opinión sobre la reorganización de EH Bildu cuando afirma que Arnaldo Otegi ha descubierto el Mediterráneo al comprender que la política requiere visibilidad, control, asambleas, etc., tal y como lo viene haciendo el PNV desde tiempos inmemoriales. Es verdad, el PNV descubrió su Mediterráneo particular en la mal llamada Transición Democrática, porque Euskadi es para ellos lo que el «Mare Nostrum» fue para el Imperio Romano. Seguro que el señor Anasagasti sabe que el imperialismo actual -eufemísticamente denominado Globalización–, fase superior del capitalismo (sí, cito al «demonio» bolchevique), llegará en un futuro a su colapso por sus propias contradicciones internas y que «Iniqua nunquam regna perpetuo manent» (Séneca).

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