Maribi Ugarteburu
Parlamentaria vizcaina de EH Bildu

Dima y Bakio, dos maneras de gestionar la deuda

Hagamos un pequeño ejercicio, tomando como referencia dos pueblos de Bizkaia, Dima y Bakio, al objeto de explicar similitudes y diferencias. Se trata de dos pueblos pequeños. Dima es territorialmente muy extenso y tiene 1.413 habitantes; Bakio cuenta con 2.500 personas censadas, aunque en verano la población se multiplica. Uno es un pueblo del interior, de montaña; el otro está en el litoral, siendo el pueblo costero que, en proporción, mayor crecimiento urbanístico ha tenido, al ser segunda (o tercera) residencia y playa para un gran número de habitantes del Bilbao metropolitano.

Los ayuntamientos de Dima y Bakio, ambos, llegaron ahogados en deudas a las elecciones municipales de 2011, con una deuda acumulada que casi duplicaba el total del presupuesto municipal. Otra similitud: el responsable de la gestión causante de tan enorme endeudamiento ha sido el PNV, que ha gobernado ininterrumpidamente en Bakio y en Dima durante los últimos ocho años (2003-2011). Las causas que han llevado al endeudamiento de ambos municipios han sido la gestión irresponsable de las cuentas públicas, la falta de control y la intervención de la Diputación Foral de Bizkaia. El verdadero modelo de gestión del PNV se caracteriza por la chapuza, el amiguismo y los desmesurados proyectos diseñados en total connivencia con determinadas empresas e intereses concretos.

Muchas veces las cifras aclaran más que las palabras. En 2003 la alcaldía de Euskal Herritarrok dejó el ayuntamiento de Dima con un remanente de tesorería de 17.000 euros. En 2011, Bildu se encontró con un remanente de tesorería de -1.470.404,42 euros y una deuda municipal de casi dos millones y medio de euros, de la cual más de millón y medio era deuda a corto plazo. En el ‘cajón’ había facturas impagadas por un importe total de casi 900.000 euros…, impagadas y no registradas en la contabilidad municipal. Así pues, en ocho años el gobierno jeltzale batió todos los récords de endeudamiento, acumulando déficit año tras año y ocultando las cuentas. Además, José Ramón Garai, el alcalde que llevó el Ayuntamiento a la quiebra, fue generosamente recompensado: actualmente gestiona el frontón de Miribilla, mediante la empresa Custom Sport SA.

Siguiendo con las similitudes, Bakio, ese pueblo que en la época de la burbuja los jauntxos del negocio inmobiliario y la construcción presentaban como el ‘Marina D’Or’ de la costa vasca, terminó el año 2011 ahogado en deudas, y en 2012 tenía una deuda reconocida de más de seis millones de euros, aunque, a día de hoy, tanto la población de Bakio, como la del conjunto de Bizkaia siguen sin saber cuál es la verdadera dimensión de la deuda.

Vayamos ahora con las diferencias. Para poder salir de esa asfixiante y llamativa situación de endeudamiento, el Ayuntamiento de Bakio ha recibido por parte de la Diputación Foral de Bizkaia un trato de favor político del que no ha gozado ningún otro municipio de Bizkaia. Así, en diciembre del pasado año, Bakio contrató un crédito de cinco millones de euros, a instancias de la institución foral, con la condición de que fuese acompañado de un plan de ajuste. Para cumplir dicho plan de ajuste el Ayuntamiento se comprometió a poner en marcha todos los megaplanes de construcción que se encontraban parados, con el objetivo de conseguir siete millones de euros.

¿Quién se va a creer que ese «plan de ajuste» resulta real en la situación actual? Bakio no tiene un plan real para darle la vuelta a la deuda. La Diputación le ha abierto la puerta para que pida un crédito de cinco millones de euros; así mismo, la institución foral ha asumido la gestión directa del ‘Txakolindegi’ (por ese concepto ingresa 320.000 euros anuales al Ayuntamiento); y, con mucha frecuencia, dinero correspondiente al apartado de «imprevistos» del presupuesto foral va de la Diputación a Bakio, algo que no ocurre con ningún otro ayuntamiento… Dima, el otro ejemplo que hoy nos ocupa, no ha recibido por parte de la Diputación ninguna clase de ayuda para afrontar su deuda.

En lo relativo a las estrategias para darle la vuelta a la deuda, las diferencias entre ambos municipios también son enormes. En Bakio observamos una gestión de la deuda estilo PNV. Y en Dima una gestión estilo EH Bildu. Veamos los datos y comparemos. A pesar de haber contratado un crédito de cinco millones, en octubre de este año Bakio tenía una deuda de casi 1.300.000 euros únicamente en concepto de facturas impagadas. Y tendrá que seguir pagando ese crédito durante 15 años (intereses del 4,75% + euribor). Por su parte, en junio de 2011 el Ayuntamiento de Dima debía facturas por un importe algo superior al millón de euros; en diciembre de este año esa cantidad se habrá reducido a 30.000 euros (facturas recibidas en diciembre). A la hora de liquidar la deuda, el Ayuntamiento le ha dado prioridad a la que tenía contraída con particulares, barrios y pequeñas empresas.

El Ayuntamiento de Dima no solamente no ha generado nueva deuda, sino que ha reducido en un millón de euros el montante total de la que ya tenía, habiendo liquidado todas las deudas a corto plazo. Siguiendo con el esfuerzo actual y acometiendo las inversiones de carácter urgente, el consistorio de Dima prevé que en 2016 el endeudamiento será inferior al 60% y su situación económica estará normalizada.

Por último, un concepto no menos importante. ¿Los servicios a la ciudadanía se han visto recortados para hacerle frente a la acumulación de deuda? ¿En qué medida se ha dejado sobre los hombros de la ciudadanía la carga que supone el pago de la deuda? También en eso las diferencias son notorias. En Bakio el máximo exponente de la reducción de servicios ha sido el cierre del polideportivo municipal. Al menos en Bizkaia, no hay ningún otro caso similar. Ahora el Ayuntamiento quiere reabrir el polideportivo, pero como un servicio completamente privatizado: el Ayuntamiento pagará cero euros por la gestión y el mantenimiento del polideportivo, pero dejará todos los criterios para su uso en manos de una empresa privada. Por lo tanto, ya no será un servicio público. Por otra parte, la población de Bakio se queja de que el servicio de recogida de basuras es deficiente, a pesar de que la tasa ha subido un 33%. El Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI) ha subido un 18%, y los demás impuestos un 2%, pero no se ha implementado ninguna política de bonificaciones para que quienes tienen las rentas más bajas paguen de una manera progresiva.

Por último, en Bakio se ha implantado la ordenanza de precios públicos, poniendo precio a todos los edificios públicos. La población deberá pagar una tasa para poder utilizar las infraestructuras municipales. Parece que el gobierno municipal del PNV tiene claro que la deuda provocada por años de mala gestión tiene que recaer sobre las espaldas de la ciudadanía. Hay una absoluta falta de transparencia sobre la situación económica del Ayuntamiento, las medidas para darle la vuelta a la deuda, etc.; y no se está tomando ninguna medida para impulsar la información y participación ciudadana. Las decisiones empiezan y terminan en el salón de plenos municipal, tomándose en base a los 6 votos del PNV y los 5 votos de EH Bildu.

En Dima, teniendo un problema de similar envergadura, el gobierno municipal de EH Bildu lo ha afrontado con responsabilidad y de la mano de la ciudadanía. Se ofrece permanentemente información detallada sobre la situación, en las asambleas de barrio y mediante el boletín informativo municipal. La contabilidad se ha estudiado rigurosamente y todas las facturas pasan por el registro de entrada. Trimestralmente se elaboran informes públicos de contabilidad. El primer año, las inversiones se redujeron un 90%; el año pasado y éste se han hecho tres inversiones financiadas en más de un 80%. Se han suprimido los gastos que no eran imprescindibles, reduciendo, entre otras cosas, la aportación a los grupos políticos. Los impuestos y tasas (que eran de los más bajos de Bizkaia) han subido un 5% anualmente, implantándose una política de bonificaciones y ayudas económicas para las rentas más bajas. Y, lo más importante en lo que al concepto se refiere, el Ayuntamiento está construyendo una nueva situación junto con la ciudadanía. El trabajo comunitario o auzolan es el mejor ejemplo de ello. La población de Dima se ha encargado de las labores de limpieza durante las fiestas, gracias a lo cual el presupuesto festivo se ha reducido considerablemente y la participación ciudadana ha aumentado. Así mismo, la gente del pueblo ha arreglado y abierto la biblioteca, organizando incluso grupos para atender el servicio. Las madres y los padres han arreglado y pintado la escuela; se han limpiado los puentes… No se ha reducido ningún servicio municipal, ni uno solo. Hoy en día Dima tiene poco dinero, es cierto, pero ha conseguido encauzar la situación económica. Y, sobre todo, es un pueblo muy vivo.

EH Bildu explica claramente la situación, activa a la base social (trabajo comunitario, participación…) y pide trabajo y tiempo a la gente. El PNV oculta la situación, privatiza y subcontrata, y pide dinero a la gente. Trabajar de otra manera en los pueblos de Bizkaia no solamente es necesario, sino también posible.

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