Joseba Pérez Suárez

Dime con quien andas...

Pasaban por conformar un club de buceo, cuando no se les ocurrió mejor idea que organizar una salida montañera. Cuál no sería su sorpresa al ver, en el momento indicado, un nutrido grupo de gente, escaso de mochilas y bastones, pero profuso en arpones, neoprenos y aletas. Sorprendidos, revisaron el cartel anunciador, sin encontrar justificación alguna al aparente dislate, más allá de que el papel de la convocatoria dejara clara la actividad originaria de los convocantes, fijara como destino Mutriku donde realmente debía figurar Aratz y que la lista de material necesario incluyera varias toallas, pero ninguna bota de monte. «En fin, es que estos montañeros de hoy día son unos ‘tikis’ y hay que explicárselo todo», fue su sorprendente conclusión.

Estamos en esos días en los que Urkullu y sus amigos buceadores acaban de presentar unos pomposos presupuestos, supuestamente destinados a ser apoyados por los mendizales de Bildu, al decir de Ortuzar, pero que levísimamente modificados (apenas en un 0,25% del monto total), han resultado lo suficientemente apetecibles como para que la alfombra roja para su aprobación no sea colocada por los de Arnaldo, sino por los del partido innombrable, la muchachada de Mariano, el rey de los recortes, la corrupción y el constitucionalismo rampante. Sin salir de su aparente asombro, se analiza en Sabin Etxea el sorprendente resultado y llegan a la misma conclusión que los montañeros ocasionales, la de que «estos bildutarras son unos ‘tikis’ sin personalidad propia», lejos, muy lejos de aquella que dice que si te mueves como un pato, nadas como un pato y vuelas como un pato, es que quizás seas un auténtico pato… y solo se te van a acercar otros patos como tú. Si una modificación tan nimia en los presupuestos los convierte en aceptables para el PP, cuéntenos otras milongas sr. Egibar, porque la de que Bildu no ha querido negociar y que los populares han aprovechado para situarse en el centro del tablero político, no cuela.

Algo pasa con el PNV cuando la investidura y los presupuestos, los dos acuerdos más importantes de lo que va de legislatura, solo obtienen apoyo desde el bando del rancio constitucionalismo, compuesto, por si fuera poco, por las dos fuerzas con menor representación en la cámara autonómica. Algo esconde el partido de Ortuzar cuando siempre termina apoyándose en la muleta del PSOE para gobernar comunidad autónoma, diputaciones y ayuntamientos, cuando hincha el pecho para proclamarse favorable al ejercicio del derecho a decidir, pero a condición de alcanzar un imposible pacto previo con el PP, o se muestra aparentemente reticente al empleo del «fracking» en la CAV, pero es el único que se suma al partido de Rajoy cuando se trata de aprobarlo en Madrid.

Artista del equilibrio este PNV, que hace pucheros por el supuesto desdén que muestra su Mariano del alma a la hora de concretar una cita con Urkullu para hablar «de lo nuestro», pero que no ha tenido dificultad alguna en ser recibido en Moncloa para hablar del desarme de ETA en el mismo momento en el que la cuita se ha hecho pública, lo que hace pensar, a los que no estamos en las cocinas de la política, si lo de estas reuniones aparentemente imposibles no es sino otra añagaza, del gusto de ambas partes, por la que Mariano mantiene en España su imagen de dureza frente a los «secesionistas», mientras permite a las huestes de Ortuzar explotar ese papel victimista que tan buenos resultados lleva dando a los de Sabin Etxea desde hace años y que les permite seguir manteniendo sus cotas de poder en ese país recortado convertido en su auténtica y definitiva aspiración.

Son los presupuestos de un gobierno, aquí y en Lima, la expresión dineraria del ideario político de quien ostenta la jerarquía y resulta difícil, por no decir imposible, tratar de convencernos de la afición montañera que dice haberse despertado entre los jeltzales, cuando solo tienes predicamento entre los buceadores. Nos cuentan lo que quieren, seguramente la mitad de la mitad de lo que realmente hacen, pero lo cierto es que nuestra comunidad pivota, desde la infausta «transición» y en asuntos básicos para el futuro político de nuestro pueblo, sobre un constitucionalismo aparentemente minoritario en nuestra comunidad, pero que ha encontrado en el partido de Ortuzar su más firme apoyo.

Para creyentes y no creyentes, el Evangelio tiene una frase lapidaria: «por sus hechos los conoceréis». En eso estamos, mira tú.

Buscar