José Luis Úriz Iglesias
Ex parlamentario y concejal del PSN-PSOE

El CIS de julio

Tenemos que evitar que la mitad de los catalanes y catalanas choquen contra la otra mitad y con el resto de españoles y españolas. Sólo un nuevo gobierno podría evitarlo.

El oráculo ha hablado. El último CIS indica que por fin algo se está moviendo en nuestro país.

De las encuestas, aunque en este caso sea una de tanta solvencia, hay que fiarse lo justo. Pero lo que sí parece es indicar una tendencia. El PP comienza a desgastarse producto de la corrupción que le asola, aunque desde luego es bastante menos de lo que sería razonable y el PSOE comienza a remontar producto de la vuelta de Pedro Sánchez y el revulsivo de su último congreso.

Se produce un vuelco importante comparándola con el último CIS de abril y mayor si cabe si lo hacemos con las elecciones del 26-J.

Quizás lo más reseñable comparando con aquellas además de la bajada del 4,2% del PP y la subida del 2,2% del PSOE, sea que por primera vez en mucho tiempo la suma de la izquierda estatal da ya más que la de la derecha. Un 45,2% suman PSOE más Podemos, frente al 43,3% de PP más Ciudadanos.

Todo ello con un PSOE al alza, un PP a la baja a pesar de los buenos datos económicos, o sea remando a favor y el práctico estancamiento del resto de partidos.

¿Qué consecuencias puede tener esta encuesta? Pues probablemente que además de situar a la izquierda a las puertas de la Moncloa, quizás no haga falta esperar dos años más para ese hecho, dado que se puede impulsar de manera definitiva la presentación de una moción de censura contra Rajoy y su PP inmerso en la corrupción has su cintura.

Quizás esa decisión que tiene más de estratégica que de táctica, no sólo haga que este país respire aliviado, sintiendo que algo tan grave como la corrupción acaba teniendo su castigo no sólo judicial sino también político.

Independientemente de las diferencias ideológicas, que haberlas haylas, entre el resto de grupos del hemiciclo, debería ser una medida de higiene democrática. Que el grado de falta de confianza (poca o ninguna) en el Gobierno haya subido del 75,7% al 79,8%, la mayor de la historia de nuestro país a pesar de la mejora económica, lanza un mensaje social evidente que el resto de partidos debe recoger.

Pero no sólo ayudará a solucionar ese cáncer que invade la política, también a evitar el choque de trenes entre el Estado y Catalunya que se va a producir el cada vez más cercano 1 de octubre.

La reciente oferta hecha al PSOE por Jordi Xuclá, ofreciendo el apoyo del PDeCAT a esa hipotética moción de censura a Rajoy tras ese 1-O, da un giro espectacular a la situación, porque de realizarse esa consulta y salir favorable a la independencia, ya no estarían en el Congreso de España, lo que indica que ya comienzan a manejar la posibilidad de no realizarla participando por tanto en el acto de censura.

Quizás la justificación perfecta para no realizarlo sería el compromiso de que el gobierno que sustituyera a Rajoy, lógicamente encabezado por Pedro Sánchez, ofreciera vías de solución al conflicto con Catalunya.

Sustituir ese referéndum ilegal, por una consulta de acuerdo con el artículo 92 de la Constitución, que recordemos señala en su apartado 1 «Las decisiones políticas de especial trascendencia podrán ser sometidas a referéndum consultivo de todos los ciudadanos», interpretando de manera flexible ese «todos» por todos los ciudadanos de Catalunya, podría desbloquear la situación.

Una consulta, ya no referéndum, que sería con carácter consultivo y no vinculante y que en función de su resultado podría abrir otras vías de acuerdo. Eso más un nuevo pacto fiscal que satisfaga las demandas de la ciudadanía catalana.

Lo que resulta evidente es que tenemos que evitar que la mitad de los catalanes y catalanas choquen contra la otra mitad y con el resto de españoles y españolas. Sólo un nuevo gobierno podría evitarlo.

Después abrir la hipotética reforma constitucional que lleve nuestro país hacia en Estado Federal Plurinacional donde todos, vascos, catalanes, o andaluces se sientan cómodos.

Se abre pues un periodo apasionante. Este CIS abre nueva posibilidades que se pueden y deben explorar.

Veremos…

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