Martintxo Mantxo, Izaro Basurko eta Iñaki Barcena
TRADENER/Ekologistak Martxan

Las últimas IberTrolas en torno a pobreza energética, mujer y descarbonización

Continúa queriendo proyectar una imagen de responsabilidad con el medio ambiente, en este caso anunciando el cierre de algunas de sus térmicas de carbón en el Estado. Ante esto tenemos que ser precavidas sobre todo por la reciente historia de una compañía que nos tiene tan acostumbrados al embuste, manipulación y propaganda.

Iberdrola es una compañía con una actividad publicitaria enorme. A sus numerosos anuncios en televisión y prensa escrita, debemos añadir las numerosas actividades y financiaciones que realiza con el único fin de que su nombre sea asociado a buenas prácticas y así garantizar actuales clientes e incorporar otros nuevos.

En las últimas semanas percibimos una actividad frenética en la empresa energética con actividades de voluntariado publicitación de su cara «verde» y apoyo a actividades en las que las mujeres son protagonistas.

Además continúa queriendo proyectar una imagen de responsabilidad con el medio ambiente, en este caso anunciando el cierre de algunas de sus térmicas de carbón en el Estado. Ante esto tenemos que ser precavidas sobre todo por la reciente historia de una compañía que nos tiene tan acostumbrados al embuste, manipulación y propaganda. Y también a producir beneficio tras beneficio, incrementos en los sueldos de sus gerifaltes mientras que la factura de la luz y la pobreza energética aumentan año a año.

Este año (octubre 2016 - octubre 2017) la luz ha subido un 12%, que se añade a lo que ha ido subiendo en los años precedentes un 83% desde 2013. En la otra cara de la moneda, el presidente de Iberdrola, Sánchez Galán, tuvo un sueldo de 9,3 millones de euros en 2016.  Desde que fuera nombrado presidente en 2006 ha ganado cerca de 100 millones de euros y ha percibido además un total de 510.000 acciones (3,5 millones de euros).

Proyectando una preocupación por la mujer desde el deporte

El patrocinio del deporte es algo que publicitariamente reporta a estas transnacionales grandes beneficios. Si la liga de fútbol es rentable para el Banco Santander ahora, antes lo había sido para el BBVA e Iberdrola. Esta última ha patrocinado a la selección española de fútbol masculina y competiciones de vela, deporte que suele asociar sus proyectos eólicos. Este año Iberdrola patrocina la liga de fútbol femenino. Como ocurre con las anteriores, ahora esta liga queda completamente unida a la marca Iberdrola, de forma que su nombre se repite cada vez que se hace referencia a la liga femenina. Ello tiene gran efecto persuasivo, sobre todo acompañado de campañas publicitarias paralelas. 

Hasta ahora ésta ha sido una competición marginal, pero que va cobrando asiduos con los años y la inyección de dinero.

Esta campaña profiere a la compañía sobre todo con una imagen de preocupación por la integración social de la mujer, de promotor de la igualdad. Y la está explotando muy bien. En un momento como el actual de incesante violencia de género, esta preocupación puede hasta agradecerse o entenderse positiva. Según Iberdrola «Impulsamos a la mujer a través del deporte como nadie nunca lo ha hecho hasta ahora».

Siendo todavía las mujeres las a que ostentan las actividades del hogar y su economía, y perteneciendo la electricidad doméstica a este ámbito, su gestión recae por tanto sobre todo en las mujeres. Así que impulsando una campaña centrada en la mujer, Iberdrola está apelando a quienes finalmente van a tomar decisiones con la contratación de la luz, a posibles clientes.

Alba del Campo, la directora del documental #OligopolyOFF, se refería al modelo energético como una «falocracia». Y no le falta razón, porque la foto de los directivos, de los ejecutivos de esas empresas que controlan el sistema energético, el oligopolio, así lo atestigua: todos son varones. Las mujeres son discriminadas para acceder a puestos de decisión pero también en materia salarial, pues su remuneración es siempre menor que la de los varones. Y en eso Iberdrola, no es una excepción.

La falsa actitud de Iberdrola contra la pobreza energética

Por otro lado, las personas que más sufren la pobreza energética son las clases excluidas, y sobre todo las mujeres, en los casos de familias monoparentales, mujeres mayores, y migradas y trabajadoras del servicio. Así lo demuestra también el informe de Ingeniería Sin Fronteras de de Catalunya "ESFeres17: Desigualdad de género y pobreza energética. Un factor de riego olvidado". Si desde que estallaran las crisis del 2008 (y antes también) hablamos de la «feminización de la pobreza», tenemos que ésta se reflejará también en el ámbito energético. Como dice dicho estudio «la dependencia de la mujer del hogar para garantizar ciertas condiciones de vida, que puede tener como consecuencia la pervivencia de situaciones de violencia y abuso y la hace económicamente más vulnerable».

Últimamente Iberdrola también se jacta de frenar la pobreza energética y no paran de producir comunicados con sus logros, que los medios de comunicación reproducen a pies juntillas. En los últimos meses, han difundido la idea de que «garantiza a todos sus clientes residenciales en España la protección frente a la suspensión de los suministros de luz». Sin embargo, como denuncia Maria Campuzano de la Aliança contra la Pobresa Energètica de Catalunya, el compromiso con la pobreza energética de Iberdrola no es real porque los convenios que está firmando con administraciones como el Gobierno de Navarra implican que las facturas serán pagadas por las administraciones, no por la empresa. De esta forma Iberdrola nunca pierde y desde la ciudadanía, a través de las administraciones y con dinero público, seguimos contribuyendo a sus beneficios y sus macrosueldos.

Debemos recordar que en 2015 Iberdrola (junto a Endesa) realizó un total de 506.481 cortes de luz por impago. En Euskal Herria causó indignación el corte de electricidad efectuado el pasado mayo a la comunidad de Errekaleor (Gasteiz) que afectaba a 150 personas. Y debemos recordar sus macrosueldos.

Cierra dos térmicas y se presenta como «descarbonizada»

Acostumbrándonos a utilizar cualquier movimento para presentarlo como pasos a convertirse en una empresa renovable, estos días Iberdrola también ha aprovechado su decisión de cerrar dos centrales térmicas de carbón (Lada (Asturias) y Velilla (Palencia) con idéntico objetivo. Cómo no, la decisión es para aplaudir, pero nos reservamos el hacerlo conociendo a Iberdrola.  Tal decisión podía haber ocurrido antes y no ha sido así. Lada opera desde 1947 y Velilla desde 1965, con lo que están más que amortizadas, y quizás, como ocurrió con la central de Pasaia, su cierre corresponda más a su antigüedad o caducidad.

El anuncio ha causado además sorpresa tanto en el Gobierno central como en el regional. Lo que nos lleva a pensar que quizás es más una forma más de Iberdrola de seguir imponiendo su voluntad al Gobierno, como viene haciendo últimamente, sobre todo con el caso de la central nuclear de Garoña. Iberdrola anunció el cierre de ésta (asamblea de accionistas de marzo) cuando el Gobierno había facilitado su reapertura, y antes también decidió no renovarla para no pagar impuestos. Si en su momento presionó al Gobierno para que permitiera su reapertura (como hizo junto a las otras empresas del oligopolio para que obstaculizara la energía solar, o para que modificara la tarifa), de la misma forma hizo cuando el Gobierno implementó el impuesto a la generación nuclear. El mismo Sánchez Galán, en su descontento con el Gobierno, amenazó con dejar de invertir en el Estado, cosa que cumplió en 2014.

Llama también la atención la celeridad con la que lo ha hecho. Si algo utilizó Iberdrola para defender la continuación de Garoña contra las demandas ecologistas y sociales, fue el que había muchos puestos de trabajo en juego, y que a las distintas organizaciones que reclamaban su cierre no les importaba el futuro de todos esos trabajadores, llegando a poner a los trabajadores contra esas organizaciones.

Pues bien, parece que en este caso no les ha importado mucho. Como en el caso de Garoña, vistas las edades de las centrales, opinamos que es obligación de la compañía el prevenir el futuro de la plantilla y que tiene para ello tiempo de sobra. Al mismo tiempo, como siempre reivindicamos, las renovables pueden crear más puestos de trabajo (y no tiene porque ser con Iberdrola ni con fórmulas monopolizadoras).

Hay quien ha criticado el cierre por afectar al ya castigado sector minero de la zona. Pero si bien estas centrales se situaban en la zona minera por antonomasia, desde hace muchos años Iberdrola ya no se abastecía de carbón de la zona, sino que lo importaba (mayoritariamente de Rusia). Nuevamente, esto dice mucho de esta empresa y su preocupación laboral, y muestra otra vez como prioriza el beneficio al empleo, a las comunidades o al medio ambiente.

Desde antes de que fundara Iberdrola Renovables como marca independiente en 2001 (con distinta sede, en Valencia, que luego la reabsorbería), Iberdrola ha querido proyectar una imagen verde, de ser una empresa que apostaba por las renovables. Lo cierto es que no lo es ni lo era: por todas las nucleares que tenía (tiene), por todas las térmicas que tiene, pero también por todas las grandes hidroeléctricas que tiene y sigue impulsando en muchos países como Brasil. Ahora, Sánchez Galán anuncia el cierre de estas dos térmicas nada más y nada menos que en Bonn, en la Cumbre del Cambio Climático. Nuevamente, otro golpe publicitario.

Nuevamente, presenta a Iberdrola como una empresa sin «plantas de carbón» y alegando que esto corresponde a su «compromiso con la descarbonización necesaria para luchar contra el cambio climático». Descarbonización de dejar de usar carbón, sí, pero no de emitir CO2 (sólo en parte).

Si bien, como ya hemos dicho es de aplaudir el cierre de estas centrales, Iberdrola, como acostumbra, calla su gran apuesta por centrales de ciclo combinado, a gas, que aunque de menos emisiones, también contribuyen considerablemente al cambio climático, y que sobre todo han perjudicado el gran desarrollo que tuvo la solar en el Estado. En total en el Estado posee 7 centrales, que suponen 14 grupos en total. Pero es más alarmante su apuesta en el extranjero, sobre todo en México donde ya posee 5 plantas, 3 térmicas y dos de cogeneración, y además planea construir siete nuevas plantas. En Brasil también posee 4 plantas, y en el reino Unido otras 4 mientras que en Estados Unidos cuenta con 6 subsidarias exclusivamente de gas.

Una central de ciclo combinado de 800 Mw emite unas 300 toneladas a la hora de dióxido de carbono, principal gas de efecto invernadero, además de 250 kilogramos a la hora de contaminantes tóxicos (óxidos de nitrógeno, metano, SO2, etc). El metano tiene cuatro veces  más efecto en el cambio climático que el CO2.

Descarbonización de dejar de usar carbón, quizás, pero no de emitir CO2 ni otros gases de efecto invernadero responsables del cambio clímatico.

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