Bea Martxueta y Urtzi Ostolozaga
Comisión Socioeconómica de LAB

Por la soberanía de las personas y los pueblos, por nuestra tierra y nuestros derechos

El TTIP supone una amenaza para las personas, los pueblos y la naturaleza, imponiendo un modelo de crecimiento insostenible; empleo precario, militarización de la política y la economía, desigualdad y pobreza,  restricción de toda capacidad de soberanía y democracia y, mayor depredación de la naturaleza y los recursos naturales. El escenario de futuro neoliberal sólo tienen un objetivo: la protección de los intereses de la clase dominante transnacional.

Hablar de cuestiones como de tratados transatlánticos de inversiones y libre Comercio o de acuerdos Globales Económicos y Comerciales (TTIP, CETA, TISA, Transpacífico, NAFTA…,), tan rodeados de secretos, con documentos clasificados, con lenguajes tecnocráticos que tratan de hacer más opaca la realidad, con cláusulas de confidencialidad firmadas por los participantes y compromisos de silencio durante 30 años para no hacer públicos los contenidos y las propuestas que las partes se hacen entre ellas…, puede resultar abrumador, inalcanzable.

Por ello, cuando hablamos y hablemos del TTIP (Acuerdo Comercial entre la UE y EEUU) o del CETA (Acuerdo Económico y Global entre la UE y Canadá), cada cuál en su ámbito (y con el TTIP o CETA también hablamos de la complicidad de los grandes capitales y los poderes políticos, de la derecha liberal y la socialdemocracia, de estructuras de apoyo y sostén como la actual Unión Europea) hemos de hacerlo con la ambición de pararlos. Esto significa muchas cosas: conocer, informar, sensibilizar, organizar y vincular la lucha contra el TTIP a nuestras luchas diarias.

Dentro de unos días, se va a escenificar la firma del CETA. Lejos de las voluntades de los pueblos europeos y canadienses, la Comisión Europea, en nombre de los 28 Estados Miembros de la UE, y el gobierno canadiense están a punto de sellar ese Acuerdo. ¡Es urgente pararlos! Si es ratificado, le abrirá el camino al TTIP.

Y, ¿qué significa el TTIP? Los poderes económicos transnacionales pretenden ampliar el mercado de sus negocios entre Europa y EEUU con unas reglas muy precisas: hay que garantizar el libre comercio y la búsqueda de beneficio tiene que campar a sus anchas. Para ello, hay que eliminar todo tipo de barreras: las que protegen los derechos laborales y sociales, las que mantienen los servicios públicos, las que cuidan de la naturaleza y de nuestra salud.

¿Cómo se eliminan estas barreras? Comparando las normativas a ambos lados del Atlántico y, eligiendo la más ventajosa, es decir, la menos restrictiva. Igualar a la baja. Y para que todo ello pueda llevarse sin más contratiempo, estos poderes económicos y políticos aliados se blindan, a través de un «tribunal privado», lo que llaman el «mecanismo de resolución de litigios entre inversores y estados» (Investor-State Dispute Settlement, ISDS), alejados de todo control público. Para ello, establecen un sistema de protección jurídica del gran capital, para que no puedan cuestionarse sus intereses.

Con ello, en la práctica, imponen un sistema de control que impide que la soberanía popular en cualquier instancia o nivel pueda adoptar decisiones alternativas contrarias a las privatizaciones, mercantilización de los bienes comunes y a la eliminación de las desigualdades.

En el ámbito laboral concretamente, supone una receta más para la precarización:

Va a acelerar la pérdida de derechos laborales. Se trata de un Tratado que se pretende aplicar en un espacio económico donde conviven diferentes sistema jurídicos laborales, con distintos niveles de exigencia y protección. Por un lado, EEUU, con unos niveles bajos de reconocimiento de derechos laborales y, por otro, una UE donde van menguando derechos a través de la proliferación de reformas laborales por todo el continente. La experiencia muestra que si se deja a las empresas total libertad para tomar sus decisiones se producen dos fenómenos: «dumping social» (competencia a bajos salarios y condiciones de trabajo) y competitividad legislativa a la baja.

Desde la UE, se está promoviendo el dumping social y la competencia. En nombre de la competitividad, la eliminación de barreras que propugna el TTIP, implica abrir aún más las puertas para que las empresas puedan seguir utilizando esta estrategia de reducción de costes laborales (en términos de salarios, pensiones, prestaciones sociales, medio ambientales y alimentación sana y segura). En Euskal Herria lo estamos sufriendo una y otra vez: recordemos CANDY, Faurecia, ECN Cable Group, Aernnova, Arcelor... con la amenaza de la deslocalización a la búsqueda de legislaciones laborales más laxas.

El TTIP no va a traer empleo de calidad porque es la continuación de las políticas neoliberales de las últimas décadas. Quienes defienden el Tratado utilizan el argumento de la creación de empleo como señuelo. Esto no es verdad. Ya existe un largo historial de previsiones incumplidas. El NAFTA iba a traer 20 millones de empleos, la Directiva Bolkestein sobre la libre actividad de servicios iba a crear miles de nuevos puestos de trabajo. Mientras tanto, Europa batiendo récords de desempleo y EEUU de precariedad. Pero hay algo indudable. El proceso de equiparación en las normativas entre EEUU y Europa va a suponer un proceso de igualación regresiva en el mundo laboral. El empleo precario, sin derechos, crece al dictado de la flexibilidad, la movilidad, la disponibilidad, el bajo coste, la individualización de las relaciones laborales. Con el TTIP se impone el bajo coste: en los productos, en los servicios públicos y en las trabajadores y trabajadoras.    

Todo esto es lo que hay que parar. Por ello, el sindicato LAB, en la necesidad de realizar un trabajo amplio y colectivo en la lucha contra el TTIP, estará en todas aquellas protestas que han sido convocadas desde las diferentes Plataformas-Campañas en contra del TTIP y del CETA, así como desde la Carta de Derechos Sociales de Euskal Herria. Volveremos a las calles de Bilbo, Donostia, Gasteiz e Iruñea el 5 de noviembre para dejar alto y claro que somos los pueblos quienes debemos decidir, defendiendo nuestra tierra y nuestros derechos. También estaremos en Ginebra, en Naciones Unidas, en la Semana de Movilización de los Pueblos, dentro de la Campaña Global para reivindicar la Soberanía de los Pueblos, Desmantelar el poder de las transnacionales y poner fin a la impunidad.

De la misma manera, interpelamos a las instituciones vascas a que se posicionen en contra de este Tratado y a favor del Tratado de los Pueblos como alternativa al poder de las multinacionales, y que exijan a la Comisión Europea y a los Estados Miembros que suspendan las negociaciones del TTIP y, que adopten en cualquier caso, las medidas necesarias para su no aplicación en nuestro territorio. De la misma manera, animamos a toda la ciudadanía vasca a participar en las próximas movilizaciones. Por la Europa Social, y la soberanía de los Pueblos, de las Personas, ¡ni TTIP, ni CETA!

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