Lorea Undagoitia Rivero
En nombre de los colectivos organizadores de la Semana contra la pobreza en Euskadi

TTIP: ¿te lo vas a tragar?

El 17 de octubre, Día Internacional contra la Pobreza, numerosas organizaciones y colectivos sociales vascos denunciamos a través de diversas actividades y acciones desarrolladas a lo largo de la Semana contra la Pobreza, que la pobreza y las desigualdades, lejos de poder erradicarse, aumentan.

Queremos poner sobre la mesa la estrecha relación entre los tratados de libre comercio, como el TTIP o el CETA, y los procesos de empobrecimiento. También la necesidad de hacerles frente para caminar hacía la inclusión de las personas en nuestras sociedades y hacía la erradicación de la pobreza y las desigualdades. Queremos denunciar sus consecuencias a nivel mundial, ya que además de que en determinados contextos agravan esas realidades, sus efectos llegan también a nuestro entorno.

Según la encuesta de Necesidades Sociales de 2014 elaborada por el Gobierno Vasco, si en el 2004 el riesgo de pobreza era de un 5,6% en Euskadi, en el 2014 aumentó hasta el 8,2%. En el caso de los hombres, la situación de pobreza real en el 2014 se situó en el 5,6%, y en el caso de las mujeres ascendió hasta el 6,1%. Entre 2012 y 2014 las personas pobres en Euskadi aumentaron en un 11,1%, llegando a ser 127.399. Constatamos, por tanto, que las situaciones de empobrecimiento y exclusión se agravan en Euskadi, al igual que en el Estado español.

Por el 2012, Laura Carlsen afirmaba que en México la puesta en marcha casi veinte años atrás del Tratado de Libre Comercio con EEUU y Canadá (TLCAN) estaba perpetuando no solo la pobreza económica de mujeres y hombres, sino que estaba matando de hambre a la gran mayoría de la población mexicana y sometiendo a gran parte de ella a situaciones de pobreza alimentaria. Entre 2012 y 2014 hubo un incremento de 2 millones de personas pobres, pasando de 53,3 a 55,3 millones de personas, de las cuales, para el 2014, 28,5 millones eran mujeres y 26,8 hombres. Ese mismo año, más de 28 millones de personas carecieron de acceso a la alimentación.

Debido al TLCAN en México se produjeron masivas importaciones de comida (casi el 42% de la que se consume en el país), bajaron los precios y se pagaron ínfimos salarios, así como un cambio en los hábitos alimenticios y del sistema agroalimentario y la casi desaparición de los apoyos del Gobierno. En consecuencia, más de 2 millones de personas campesinas se vieron obligadas a migrar, millones de personas mexicanas se acuestan con hambre; y se ha sumido al país en una dependencia alimentaria que, año tras año, va aumentado. No olvidemos que el campo ha sido siempre una de las principales fuentes de alimento y subsistencia para las familias mexicanas.

La devastación de los recursos humanos y la destrucción de los recursos naturales por las grandes multinacionales que entraron en México con el TLCAN han sido inimaginables. Prometieron épocas de bonanza económica, financiera, política, alimentaria y social, entre otras, pero en realidad las condiciones de vida de mujeres y hombres mexicanos no han hecho más que empeorar, y peor han sido las consecuencias en las personas del ámbito rural.

¿Queremos que eso ocurra en Euskadi? ¿Queremos que un tratado que viola nuestros derechos sociales, económicos, políticos, financieros y medioambientales se ponga en marcha en Europa? ¿Queremos que los animales, la vegetación, las montañas, los ríos, las tierras sean fracturadas hidráulicamente, sean arrasadas y contaminadas hasta el exterminio? ¿Queremos que la gastronomía cambie y se perpetúe una alimentación basada en productos que no garanticen nuestro bienestar? ¿Queremos comer productos transgénicos sin ser informadas o porque ya no hay más opciones en el mercado? ¿Queremos ser una economía dependiente de las importaciones?

Muchas preguntas nos asaltan a la cabeza al pensar en los supuestos beneficios del TTIP y CETA o de tratados similares. No encontramos ningún resquicio de beneficio para las mujeres y hombres de Euskadi. Más allá de tratados que benefician momentáneamente a un contado número de empresas u hombres, son acuerdos que aplastan la posibilidad de salir de condiciones extremas de pobreza o de exclusión social en las que se encuentran muchas personas actualmente, tanto en Estados Unidos como en Europa, muchas de ellas en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa. Pero estos tratados de comercio tampoco aportan mejoras para quienes hoy no estamos en esas duras situaciones de empobrecimiento. Al contrario, se prevé un empeoramiento generalizado del bienestar y de las condiciones sociales, tal y como demuestra la experiencia del citado caso mexicano y otros muchos ejemplos de América Latina, África o Asia.

La persistencia de la pobreza y de las desigualdades no es justificable ni inevitable, es una cuestión de voluntad social y política, de nuestra voluntad y decisión de actuar. Todas las personas podemos reivindicar su fin, a través de la denuncia, la movilización, la participación social o a través de nuestros hábitos cotidianos. Está en tus manos elegir la vida o creerte todas las mentiras que nos venden las grandes empresas con objeto exclusivo de seguir acumulando capital y enriqueciéndose a nuestra costa. TTIP: ¿Te lo vas a tragar?

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