Joan Llopis Torres

"Xornal de Galicia". Desavenencias sintácticas en el Ejército español

Las Fuerzas Armadas Españolas, adoptaron como himno para homenajear «a los que han muerto realizando actividades militares en toda la Historia, dentro del Ceremonial en Homenaje a los Caídos por España» una sencilla canción "La muerte no es el final", compuesta por el sacerdote español Cesáreo Gabaráin Azurmendi.

He seguido el desfile del 12 de octubre encontrando ciertos desajustes sobre los que manifiesto –sin ser yo amante de superlativos– un extraordinario interés. Agradecería por ello –en la certeza de que con tantos y buenos patriotas españoles encontraremos una fácil respuesta–  una sencilla explicación para deshacer mis sobresalientes dudas.

Las Fuerzas Armadas Españolas, adoptaron como himno para homenajear «a los que han muerto realizando actividades militares en toda la Historia, dentro del Ceremonial en Homenaje a los Caídos por España» una sencilla canción "La muerte no es el final", compuesta por el sacerdote español Cesáreo Gabaráin Azurmendi.

De la letra que incluiremos al final de este texto «se eligió en 1981 un pasaje central como himno para honrar a los caídos de las Fuerzas Armadas Españolas, y se canta ante la llama eterna del Monumento a los Caídos por España»:

«La adopción se debe al teniente general José María Sáenz de Tejada, tras haberla escuchado en el transcurso de un funeral e imaginó en qué medida realzaría el traslado de la tradicional corona de laurel hasta la cruz en los ceremoniales militares de homenaje a los Caídos. La versión definitiva para destino castrense fue llevada a cabo por Tomás Asiain. Hemos de apuntar que la letra utilizada cambia la palabra «hermano» por la de «compañero».

Letra del himno:

«Cuando la pena nos alcanza 
por un compañero perdido, 
cuando el adiós dolorido 
busca en la Fe su esperanza.

 En Tu palabra confiamos
 con la certeza que Tú 
ya le has devuelto la vida, 
ya le has llevado a la luz.
 Ya le has devuelto la vida,
 ya le has llevado a la luz».

Comoquiera que mi interés ha sido mayor que la posibilidad de entenderla claramente durante la transmisión, puesto que la mayoría de los que la cantaban no se sabían la letra (excepto los soldados a los que sin duda por su particular interés conocían perfectamente), he decidido buscar el texto y leerlo tranquilamente.

Independientemente del texto, lo primero que sorprende es que en un Estado aconfesional (aun de constitucional inspiración cristiana), el Ejército español adopte una «canción» que es en origen una «oración» (entre comillas) cristiana (católica, pues, tratándose del Ejército español).  Entre comillas, porque se dice que «la canción» se convirtió en «himno», es decir, en una «Composición poética o musical de tono solemne que representa y ensalza a una organización o un país y en cuyo honor se interpreta en actos públicos», o más breve, «Composición poética de tono solemne que generalmente se compone para ser cantada». Distintos términos pues para definir lo que resulta en origen una letra realmente pobre que, sin embargo, compuesta por un sacerdote y sin dudar de sus buenas intenciones, no acaba más que en una oración (véase la letra), adoptada por el Ejército español para rezar (cantando) por los muertos caídos en actos militares, y ello, con carácter general y sin considerar la particularidad religiosa de cada uno de los soldados (tanto de los caídos como de los que cantan). No es necesario obviar que los católicos han de rezar sus oraciones, pero lo que se cuestiona es esa «generalidad», aun en la pretendida confusión del sintagma «composición poética», o del nombre, sea «letra», «canción» o «himno» (siendo rezo).

En el segundo verso aparece «compañero» que se cambió por «hermano». No entramos a valorar los motivos que encontró Tomás Asiain para el cambio. Quizás le pareció más castrense y menos religioso el término. Pero, de ser así, se le hubiera podido aconsejar que la «Fe» en el cuarto verso –si no fuera el himno lo que es– hubiera podido ponerla en minúscula; para quedar ya claro, en el quinto verso «en Tu palabra confiamos», con el «Tu» en mayúsculas, que respetamos, pero no se corresponde con la pretendida aconfesionalidad del Estado y, consecuentemente, de su ejército.

Y ya, en esos términos –habiéndolo hecho con la palabra «Fe»–, hubiera debido sin ocultación –para ser coherente– poner «vida» y «luz», también en mayúsculas.

No aparece la palabra «Dios», tampoco en la letra de origen, sí la palabra «Señor», donde leemos «cuando, Señor, resucitaste» «nos regalaste la vida». Es decir, un rezo que termina «donde muriendo vivimos» (...) «vida más clara y mejor».

A mí, finalmente, esta letra «tan sencilla» de tan aparente «buena voluntad» no me parecen tan sencilla, sin pretender comparar con otras creencias, con otras religiones ese «morir en combate» para ir a «una vida mejor», que no hace falta comentar. Y, definitivamente, parece que los soldados caídos en acciones militares lo hayan hecho más como mártires de la «Fe» que les reconoce el martirio, habiendo confiando en la «palabra» («en Tu palabra confiamos»), habiéndoles devuelto ya la «vida», llevándoles a la «luz», que haberlo hecho por la Patria.

En los versos siete y nueve, que repiten «ya le has devuelto la vida»; correctamente no dicen «ya le has devuelto a la vida» (con preposición «a»), pues resultaría entendible «un resucitar»; pero este no es el comentario; La observación es que en diferentes versiones, aparece, a pesar de lo dicho, con la preposición; y aparece alternativamente, unas veces en el verso siete y otras en el nueve, resultando el ya comentado «ya le has devuelto ‘a’ la vida», para mayor confusión.

De ahí, quizás, que unos no se supieran la letra (quizás confundidos); otros, ante la imposibilidad de cantar el «himno» –siendo un rezo–, lo han rezado (también, a mi modo de ver, con cierta confusión), y todos, civiles y militares, en ese decir y rezar, con el respeto a los caídos, han confundido a los que creemos en la libertad de religión.

Incluso, en mi opinión, esa «liturgia» tendría mayor efecto litúrgico si se rezara sin música, y con mejor letra.

Letra de la canción:

«Tú nos dijiste que la muerte
no es el final del camino,
que aunque morimos no somos,
carne de un ciego destino».

«Tú nos hiciste, tuyos somos,
 nuestro destino es vivir,
 siendo felices contigo,
 sin padecer ni morir.
 Siendo felices contigo,
 sin padecer ni morir».

«Cuando la pena nos alcanza 
por un hermano perdido
, cuando el adiós dolorido
 busca en la Fe su esperanza.

 En Tu palabra confiamos
 con la certeza que Tú
 ya le has devuelto la vida, 
ya le has llevado a la luz.
 Ya le has devuelto la vida,
 ya le has llevado a la luz».

«Cuando, Señor, resucitaste, 
todos vencimos contigo, 
nos regalaste la vida,
 como en Betania al amigo.

 Si caminamos a tu lado,
 no va a faltarnos tu amor, 
porque muriendo vivimos
 vida más clara y mejor.
 Porque muriendo vivimos
 vida más clara y mejor».

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