Idoia Goikoetxea Gómez

164 días despues

Me presento con una palabra: Altsasu; mejor dicho: Altsasu, 6 meses después, 164 días desde que encarcelaron a 9 jóvenes y 194 días desde que nos sobrevino un desastre iniciado por el Colectivo de Víctimas del Terrorismo, apoyado por los medios de comunicación estatales y seguido por la judicatura.

Y en estos 6 meses, qué ha pasado?

Que 3 jóvenes siguen en la cárcel de Soto del Real en un régimen de especial vigilancia aplicado a terroristas; que 10 mantienen su imputación en un caso donde lo que menos importa es el suceso del día 15 de octubre.

Que el pueblo de Alsasua no ha recibido ninguna explicación (mucho menos rectificación) de la actuación de la prensa en aquel momento, que por cargar tintas se metió hasta con los pasos cebra de la localidad.

Que seguimos respondiendo de forma unitaria; no porque sí, sino porque queremos hacerlo y trabajamos permanentemente para ello.

Que seguimos creyendo que 15 de octubre sólo hubo una trifulca en un bar (por cierto, también lo pensó la jueza Benito y lo piensa la Audiencia Provincial)

Que muchísima gente nos ha apoyado, ha firmado los manifiestos y se ha pronunciado, también desde la propia judicatura.

Que la gente más joven ha conocido la actuación de los poderes del Estado, incluido, por supuesto, el cuarto; y la gente adulta se ha dado cuenta de que aquel objetivo democrático de separación de poderes y de garantía de los derechos fundamentales, sigue siendo eso, un objetivo.

Que seguimos pidiendo lo mismo que hace 6 meses: que esto acabe; pero ahora también queremos que la justicia se aplique igual para todo el mundo (no cito los casos conocidos en estos seis meses, ni las diferentes sentencias emitidas en relación con «trifulcas» varias); que la prensa mantenga su objetivo de «informar» y no interferir en la justicia, exigiendo permanentemente que el resto no lo haga; que los partidos políticos asuman su responsabilidad de ser poder legislativo, del que depende cualquier otra actuación. 

6 meses después nuestra balanza tiene un brazo lleno de tristeza, rabia y cansancio, pero tiene otro lleno de personas jóvenes y adultas que rebosan fuerza, consenso, apoyo y convicción, porque seguimos creyendo que tenemos razón y que «esto no es terrorismo».

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