Enrique Vivanco Fontquerni

Armas

Si hay una pregunta que merece una respuesta en el campo del pensamiento filosófico y el del resto de las ciencias sociales es: ¿Ha evolucionado el ser humano desde el Neolítico? Todavía no hay un consenso, ni una respuesta adecuada. Lo que sí existe es un hilo conductor que no ha dejado de constreñir los cambios hacia un mundo más vivible y amable, esta cadena no es otra que las guerras. La disposición que un grupo armado haya verbalizado a través de intermediarios internacionales la voluntad de dejar las armas, es una noticia que debería ser reflexionada dentro del contexto global de este hilo de sangre, que siempre ha impedido una evolución positiva en la tupida red de las relaciones humanas. El uso de las armas ha sido y es la excusa perfecta para enquistar la adecuación en el tiempo y en el espacio, de una vida que merezca llamarse como tal. Ninguna guerra ha solucionado nada, sólo anestesia el camino hacia los cambios imprescindibles. Europa, que ha padecido dos guerras absurdas durante el siglo XX, la IGM, en que el continente africano tuvo un protagonismo central, y la IIGM, que el Oriente Próximo fue un teatro de operaciones militares. En la actualidad África, es un continente trufado de guerras calladas, y el Oriente Próximo, de guerras para conseguir hegemonías geoestratégicas. La respuesta por parte de los partidos políticos más representativos es lamentable. Algunos sienten la nostalgia de la pérdida del olor de la pólvora y los otros de una hipocresía que está enquistada desde el Neolítico. Las armas jamás conseguirán la posibilidad para que los humanos, tengan una vida decente.

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