Pedro Mari Usandizaga Añorga

Carmen Lamela: Así es la jueza, que demuestra la separación de mandos

El caso más mediático al que se había enfrentado hasta ahora, el de la agresión de varios jóvenes a dos guardias civiles, acompañadas con sus novias en las fiestas de Alsasua (Navarra)... en un bar a las cinco de la mañana y herido el guardia civil en el tobillo... que se juzgará como acto por terrorismo (¿?), parece casar mal con esa etiqueta. Y la agresión de Alsasua espera señalamiento. Tras hacerse cargo de esta causa se le entregó la Cruz de Plata del Mérito de la Guardia Civil, una distinción de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado con la que cuentan muchos jueces y fiscales de la Audiencia Nacional.

Si la realidad se midiera por Twitter, la magistrada Carmen Lamela habría pasado de heroína a villana durante la tarde del pasado 16 de octubre, día en que envió a prisión a Jordi Sánchez y Jordi Cuixart por sedición. O de roja peligrosa a reaccionaria agradecida por haber sido condecorada por el Ministerio del Interior. Aquella tarde, con tres horas de diferencia, Lamela dejó en libertad con comparecencias quincenales al recién depuesto mayor de los Mossos d'Esquadra, Josep Lluís Trapero, pese a que el fiscal pedía prisión para él, y encarceló a los presidentes de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) y de Òmnium Cultural. Y los que en un momento la aplaudían pasaron a criticarla, por no decir insultarla, y viceversa. Iras y loas que se acentuaron ayer tras enviar a la cárcel a la mayor parte del Govern cesado.

La decisión de la jueza Carmen Lamela de dictar prisión incondicional para el exvicepresidente Oriol Junqueras y los ocho exconsellers ha dado un nuevo giro dramático al proceso sobre la independencia de Catalunya. Una situación a la que se puede sumar la orden de detención contra el ex presidenten Carles Puigdemont que está ultimando la magistrada de la Audiencia Nacional. En paralelo, las entidades soberanistas ya han iniciado movilizaciones de protesta, mientras empieza a sonar cada vez con más fuerza la demanda de una huelga general.

Salud y República,

Pedro Mari Usandizaga Añorga

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