Xabier Pérez Herrero

El huevo de la serpiente

Hay una cierta euforia mediática por el «sólo» segundo puesto obtenido por la extrema derecha xenófoba en Holanda, tras la derecha neoliberal. En breve, también en Francia habrá elecciones y probablemente nos alegremos del triunfo de la derecha «de siempre» y del «sólo» segundo puesto de la extrema derecha de Marine Le Pen. Lo que no se cuenta es que la derecha de estos países, con más o menos ganas, ha acabado por asumir algunos de los roles y tics xenófobos de esa misma extrema derecha, intentando con ello atraer votantes de la misma.

Mientras tanto, en Hungría y Polonia la extrema derecha ya accede al poder con normalidad y no se corta un pelo a la hora de tomar medidas de corte netamente xenófobo y fascista.

Mal vamos si para derrotar electoralmente al incipiente fascismo se asumen parte de sus postulados, aunque se nos diga que se hace «de forma táctica» y con el sólo objeto de ganar las elecciones. Así, el huevo de la serpiente que se incuba tras ese latente fascismo «democrático» mal llamado populismo, goza de la temperatura idónea para desarrollarse y eclosionar más pronto que tarde. Y lo peor es que la izquierda socialdemócrata del continente europeo ni está ni se la espera, entregada a esos juegos de manos suicidas con las diversas derechas española, francesa, alemana, holandesa y vasca. Sí, también vasca. ¿O no resulta chirriante ver al PSE tan cómodo y feliz en un acuerdo de presupuestos neoliberales junto a PNV y PP?

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