Santiago Gargallo

Espíritu y delicadeza

Sr. Director,

El pasado año 2015 solicité realizar una exposición de pintura en la Sala Luis de Ajuria de Caja Vital Kutxa. Firmé un contrato de cesión de sala que en su estipulación séptima establece «…no es una sala comercial, sin embargo, el artista, a título particular, podrá vender y promocionar su obra en la sala de exposiciones de CAJA VITAL KUTXA mientras dure el contrato…» No podía publicar información sobre precios ni marcar la obra como reservada o vendida.

Me desplacé desde Almería, transporté mis pinturas e inauguré el pasado 11 de enero con la atención de los medios de comunicación, pues se inauguraba el nuevo emplazamiento de la sala. Hasta ahí todo perfecto.

Al intentar dar a conocer personalmente el precio de mis cuadros, a las personas interesadas, me vi me vi sometido por parte del personal de sala: la vigilante, el montador y el encargado, a una estrecha y molesta vigilancia llegando a amenazarme con cerrar la exposición si persistía en informar sobre el precio de mi pintura.

Este pasado lunes, día 25, he conseguido reunirme con la persona que representa a la obra social de Vital Kutxa, Sra. Albizu, que reconoció que el contrato estaba mal redactado pero que tenía que estar muy agradecido, ser más delicado y atender al espíritu del contrato.

Cuando me niegan mi derecho a comunicar los precios de mi pintura, que intento sean asequibles para poder seguir trabajando, cuando he de desplazarme durante tres semanas y transportar mi obra desde mi lugar de trabajo, cuando desde una entidad bancaria se me habla de espíritu y delicadeza no puedo evitar pensar que se están riendo de mi y que me han utilizado para decorar su sala.

Le quedo muy reconocido por su atención,

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