Ana Serrador

Fundación Miranda: ¿cuidado a la tercera edad?

«Antes me decía: ‘quién me iba a decir a mí que iba a tener una vejez tan estupenda’; ahora tengo miedo a todo, miedo a estar desvalida».

Esta es la respuesta de una persona de más de 90 años que reside en la Fundación Miranda de Barakaldo cuando se le pregunta cómo ve el futuro, después de recibir la notificación de que la tarifa mensual en 2017 será de 2695 euros, 700 más que en 2016.

Otra residente autónoma nos dice qué sintió cuando recibió la carta:

«Angustia, pensar que igual tengo que marchar. Miedo a que no pueda pagar lo que quieren ellos. Alarma, temor, intranquilidad… El disgusto que es ver el hambre de dinero que tienen, y que como no se haga algo, nos van a cobrar hasta el aire que respiramos.».

Y otra más al ser preguntada qué les diría a los responsables, responde:

«Preguntaría cómo han subido tanto; para qué hacer tantas obras para que lo tengamos que pagar nosotras. La comida es cada día peor, la mitad de los días no comemos. Que se dieran cuenta de la necesidad que estamos pasando de limpieza y de todo».

Me quedo sin palabras; más aún pensando que estas personas, todas ellas residentes autónomas con años de estancia, vivían muy satisfechas en lo que consideraban su hogar, hasta que un cambio de modelo de gestión ha decidido que no son suficientemente rentables.
Y ahora sienten miedo ante lo que viven como un auténtico desahucio. Y es «legal». Me pregunto: ¿no dirán nada nuestras instituciones?; la «legalidad», ¿lo permite todo?

Buscar