Olivia Krüger Zabalza

Geoalcali y las minas de potasa

Sigo con preocupación todo lo concerniente al proyecto minero de Geoalcali. Cinco mega-minas de potasa que afectarán a 550 kilómetros cuadrados de territorio y que van a dejar Navarra con más agujeros que un queso de gruyer, una de ellas a tan solo 10 kilómetros de Pamplona. Un proyecto que generará el mayor impacto medioambiental y paisajístico negativo que haya sufrido Navarra nunca, algo que nos atañe a todos pero que se ha ido gestando de espaldas a la ciudadanía.

Dejando a un lado las presuntas irregularidades legales y administrativas en los permisos de investigación y sin entrar tampoco en el tema de las alegaciones que se han presentado a la primera de las minas que pretenden abrir, un tema que me preocupa sobremanera es cómo la minera se está abriendo camino a golpe de talonario.

No hay más que entrar en la web de su fundación e ir recopilando datos publicados en prensa, para darse cuenta de la cantidad de entidades: empresas, asociaciones, fundaciones, incluidos ayuntamientos y un conocido diario navarro que siempre publica lo que a la minera le conviene, que están recibiendo dinero de la Fundación Geoálcali. ¿Acaso pretenden hacernos creer que Geoalcali es una hermanita de la caridad, que da dinero a cambio de nada? ¿Qué razón puede tener una minera para crear una fundación antes de que la mina haya entrado en funcionamiento?

Ante las dificultades y la oposición que está encontrando su proyecto, Geoalcali lleva años intentando ganarse el favor de los navarros comprando voluntades a golpe de talonario. Y va vinculándose de la misma manera, muy astutamente, a empresas y proyectos relacionados con el medio ambiente y la ecología, tratando de crearse una imagen de minera respetuosa con el medioambiente. Una imagen que para nada se ajusta a la realidad, porque como bien dice Jordi Badia:

«Minería sostenible no es más que una expresión de intrínseca falsedad, un oxímoron retórico…»

No existe la minería respetuosa con el medio ambiente, aunque nos quieran convencer de lo contrario.

Está claro que Geoalcali va a por todas y utilizará todos los medios a su alcance para que el proyecto salga adelante. Hay grandes intereses económicos detrás y no van a soltar la presa fácilmente. En eso, las grandes multinacionales tienen mucha experiencia. Y no hay que olvidar que en este caso, es la australiana Highfield Resources la que está detrás. Antes, comprar voluntades a golpe de talonario tenía un nombre. Hoy parece ser que si se hace a través de una fundación todo toma visos de legalidad, aunque sea en una clara campaña de marketing con oscuros intereses detrás.

Igual algún día tengamos que pedir cuentas a todos los que aceptaron favores de la minera a cambio de apoyar un proyecto que producirá sin duda daños medioambientales irreversibles en nuestra Comunidad. Porque de una cosa estoy segura…, si esto sale adelante, en Navarra va a haber un antes y un después de las minas de Geoalcali.

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