Iñaki San Sebastián Hormaetxea

La amnistía de los votos

El verano se va, llegará pronto el otoño y todavía no sabemos si acabará habiendo gobierno, en Madrid, antes de enfrentarnos a la uvas en este 2016. Entre tanto, el Estado español va tirando, a su bola, con un Ejecutivo en funciones, que se cuelga medallas y habla de todo menos de corrupción. Con un Legislativo que parece estar disfrutando de unas vacaciones bien pagadas, sin dar un palo al agua.  Y también con un Poder judicial, demasiado servil quizá, empeñado en matar moscas a cañonazos. ¿De qué otro modo podríamos llamar si no, a estas alturas, a los intentos de inhabilitación de Arnaldo Otegi y a las amenazadoras advertencias a dirigentes independentistas catalanes?

En fin, entre la playa, la invasión del turismo, los oros olímpicos, la Liga, la Vuelta, etc., la ciudadanía anda un poco distraída…, pero tal vez no tanto. Mirando a los líderes políticos electos, no salimos de nuestro asombro. El Sr. Rajoy, por ejemplo, acorralado por la presunta corrupción de su partido, no asume ninguna responsabilidad política y repite machaconamente que no se va. Se aplica discrecionalmente, a sí mismo, la teoría de la amnistía de los votos recibidos y ahí le tenemos enrocado, caiga quien caiga. Él sabrá realmente por qué se empeña, tan testarudamente, en seguir gobernando. Lo malo es que la Justicia española parece aceptar la tal amnistía, aunque el tufillo sea insoportable. ¿O es mentira que los corruptos implicados hayan estado en el corazón del Partido Popular demasiados años, con un Presidente excesivamente habilidoso haciendo la vista gorda? Entre tanto, las víctimas directas e indirectas de la tal corrupción, a buscarse la vida.

Vista esta forma de actuar de una justicia… ciega pero menos, surgen algunas preguntas. ¿Por qué los votos independentistas y soberanistas son papel mojado, en Euskal Herria y Cataluña, aunque sumen mayorías muy importantes? ¿Por qué no se aplica la mencionada teoría de la amnistía a sus líderes políticos, no imputados y  ampliamente respaldados? ¿Cuál es su delito? ¿Por qué genera tanto miedo un derecho de autodeterminación, cuando se trata de ejercerlo en libertad y en condiciones aceptables a nivel europeo? ¿No suena esto a la aplicación de la ley del embudo? ¿Hasta dónde se pretende llegar, blandiendo una Constitución obsoleta contra diez millones de personas, con ciudadanía europea, que en ningún caso pretenden echar piedras contra su propio tejado? Que no lo entiendan así los Sres. Rajoy y Rivera, vale. Lo que parece infumable es que el Sr. Sánchez y su más que centenario PSOE, hayan sido y sigan siendo incapaces de plantear una alternativa política viable, al auto-amnistiado Sr.Rajoy.

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