Enric Vivanco Fontquerni

La venda

Los resultados de las elecciones en Francia a pesar del trato de todos los medios de comunicación haciendo un cordón sanitario permanente a una de las partes, no consiguen que vaya aumentando y consolidándose un voto significativo de los que han perdido la confianza de la Comunidad Europea para que pueda cambiar su trayectoria política–social. El negar esta evidencia, lo único que conseguirá será que en las próximas votaciones se sumen los que están dudando o se han abstenido, ya que la única opción que por lo menos pone sobre el tapete las disfunciones comunitarias que inciden a las clases trabajadoras y medias, es el partido más calumniado de Europa. Llamar racista a este partido cuando se está pagando dinero público y chantajeando desde la superioridad geopolítica a países periféricos para que hagan el trabajo sucio, para regular los flujos migratorios que convienen al mundo de los negocios, es de un cinismo digno del mundo occidental. Las personas que no han pasado por la universidad no están influenciadas por el conductismo de una enseñanza universitaria parasitaria en el sentido crítico y de rebeldía, ya que les insuflan en las neuronas la estupidez de la excelencia y del esfuerzo, para que todo siga igual. Un título universitario no da derecho a: vejar, calumniar, menospreciar, insultar, a los que han escogido voluntariamente o forzados entrar en el mundo laboral de la precariedad y del abuso constante, al señalar el trabajo como un privilegio que te concede un ente superior. El dinero que invierte en publicidad directa y encubierta la Comunidad Europea, en los medios de comunicación, en las universidades, en políticos de todo pelaje y sindicalistas, organizando excursiones con una huella ecológica indecente, sería imprescindible saber exactamente cuánto cuesta esta mala praxis. Europa no tiene salida si continúa en el sendero del fango y de la hipocresía.

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