Javier Orcajada del Castillo

Las dos Españas

«Españolito que vienes al mundo te guarde Dios. Una de las Españas ha de helarte el corazón.» Trágico vaticinio de Antonio Machado que nos debería hacer pensar porque describe nuestro ADN. Una es la del Imperio, de la Inquisición, de los Reyes Católicos, de las monarquías, maestros del golpismo militar; de las masas analfabetas, del Duque de Ahumada, de La Cruzada de 1936. Obispos brazo en alto al frente de la iglesia católica, aglutinador ideológico de la guerra civil del 36.

La otra España es la de los jornaleros andaluces y extremeños, la de los Comuneros, la de los vascos a los que les arrebataron su independencia. La de José Martí, héroe de Cuba, de Simón Bolívar, libertador de las colonias americanas. La de los socialistas históricos, que contribuyeron a los importantes avances de la legislación social durante su participación en los gobiernos de la gloriosa República Española. La de los enterrados en las cunetas por defender la legalidad. Los emigrantes que tuvieron que huir perseguidos por las tropas bajo una élite militar tosca y golpista, freno para el progreso en el concierto de las naciones.

Pero Machado no pudo intuir la existencia de la Tercera España, que es la que nace de la Transición al morir Franco. Es la de los eurocomunistas de Carrillo, buen amigo del Rey Juan Carlos, legítimo sucesor de Franco de acuerdo con el Movimiento. La transfiguración del socialista y marxista, Felipe Gonzalez, en socialdemócrata, que se convirtió en el Señor X, promotor de los GAL aconsejado por su amigo venezolano CAP. Como otros muchos que descubrieron las puertas giratorias, Isidoro fue nombrado «asesor» de monopolios privatizados gracias a la Transición admirada en todo el mundo… Esta Tercera España es la de Markel, Hollande y las multinacionales, envidia del mundo por «La Roja», el Real Madrid o la España rescatada en quiebra. Es la de 4 millones de parados. La de Rajoy, presidente gracias a los fondos en B, la del cómico Montoro y sus amnistías fiscales. Todo ello con la impagable colaboración del PSOE liderado por el visionario Pedro Sánchez, pero vigilado por Susana y los barones que le controlan sin pudor. Es la madrastra que no permite un referéndum identitario a los catalanes y quiere engatusar a los vascos con la vana esperanza de que se sientan cómodos en la España de la corrupción y las Offshore en discretos paraísos fiscales.

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