Quisiera compartir una serie de observaciones y experiencias sobre el «tratamiento» psiquiátrico.

Diagnóstico.

Los diagnósticos son variables, subjetivos, en función de quien y cuando se realicen, es decir un “profesional” diagnostica diferente que otro al mismo paciente, y si hay recaídas también se diagnostica diferente.

Siempre hay una explicación para lo que le ocurre y justificar el diagnóstico.

Además están basados en las verbalizaciones que realiza el paciente, es decir lo más somero sin entrar en encontrar el porque(*) de lo que verbaliza, expresa o manifiesta.
(*) Importantísimo, trivial. Por ejemplo: «…me quiero morir…» Pero nada hacen para saber porque expresa esto y si realmente se quiere morir.

El porcentaje de aciertos en este campo de la medicina es alarmantemente bajo. Entiendo que es muy complicado, no trabajan con evidencias analíticas o físicas, pero ojo las consecuencias de un mal diagnóstico es tan grave que, si no son certeros, por favor, que se dediquen a la medicina general.
El bajo nivel de aciertos en los diagnósticos, es un ratio demostrado y público.

Tratamiento.

Los medicamentos causan efectos adversos, y según en que tipo de pacientes más.
No vale, no te escuchan si les presentas un listado de las medicaciones que ha tomado el paciente con los efectos adversos, total «…tu que sabrás…»

Los «profesionales» a lo suyo…

Ingreso.

El mayor peligro, todos la mima medicación o parecida, entras y observas a todos con la misma expresión, mirada pérdida.
En algún psiquiátrico los drogadictos compartes instalaciones con el resto, es más algunos amigos acuden al centro a «fumar» y pasar droga. Tengo evidencias de ello.
Ojo, si el paciente «absorbe» (mimetiza) con facilidad lo que ve, esta perdido. Vuelvo a decir, tengo evidencias de ello. Y de nada sirve lo que comentes, total «…tu que sabes…»
El trato es horroroso, en algunos casos con maltrato, negligencias… Tengo evidencias.
Ya quisiera conocer a algún «profesional» que hubiera tenido un familiar ingresado. Disculparme, pero desearía que alguien lo tuviera.

La recaída.

Es como el día de la marmota, pero en tétrico, sabes lo que va a pasar y no sirve de nada lo que digas, los medicamentos que ya a tomado, insistir en una evaluación menos somera y más profunda, o que intenten apaciguar la crisis y tratarle ambulatoria mente, pero al final le ingresan en el psiquiátrico.

Toma de decisiones.

Es curioso que el si el paciente es mayor de edad lo padres no tenemos valor, aún si el paciente no está en facultades para tomarlas, la decisión final es del «profesional».
Es duro ver como tu familiar le «tratan», sin obtener ninguna eficacia, le van apareciendo efectos adversos, va empeorando debido al tiempo que lleva ingresado y se empeñan en darle otra medicación para convertir algo que no tiene nada que ver con su problema inicial sino con los que se le han generando durante su internamiento.
Si observas te das cuenta de errores de bulto importantes.

Eficacia de los tratamientos.

¿Alguien evalúa realmente la eficacia de los tratamientos y en consecuencia la revisión del diagnóstico?
No me refiero a que lo digan en su memoria de la “Q” de calidad para cumplir el procedimiento, digo objetiva y realmente. Interesante ¿no?
De echo asumen que «…esto es así, entrar los controlan, salen, y al de un tiempo vuelven…»
Esto me deja helado, como si de un juego se tratará, como si no dejaría secuelas los tratamientos las entradas repetidas……..

Conclusión.

Hoy en día se acude con cierta facilidad a estos «profesionales» que por supuesto enseguida encuentran un parecido con alguna enfermedad en que estudiaron en sus carreras.
Hay «demasiados» déficit de atención, hiperactivos, adolescentes con «problemas»…
Ojo antes de acudir a un «profesional», pensarlo mucho.
Y lo peor, la frustración que sientes cuando quien debería ayudarte no lo hace, no te escucha, es más, como si de un autista se tratará va a lo suyo, total tu que sabes de tu familiar paciente.

Pero tal vez sabemos mucho, tal vez somos sus ojos u oídos…