Libe Villa Basterretxea

Ponte de lila: carta a mis alumnas y alumnos

Ponte de lila: carta a mis alumnas y alumnos
Se acerca el 25 de noviembre, día contra la violencia machista de género ... y la realidad se empeña en decirnos que ese día de reflexión y crítica sigue siendo necesario. Quiero pensar que muchas de vosotras y vosotros os sumaréis ese día a las movilizaciones allá donde estéis, que os pondréis una pegatina lila para manifestar vuestra repulsa a esta lacra social que no acabamos de erradicar.

Quiero pensar que detrás de las terribles cifras de mujeres maltratadas y asesinadas, hay millones de mujeres que están decididas a situarse de otra forma en sus relaciones de pareja; quiero pensar que la violencia machista no podrá detenerlas; quiero pensar que no las dejaremos solas, que no nos asustaremos y que seguiremos buscando juntas nuestro sitio en esta sociedad; quiero pensar que las mujeres a las que nos toca ser madres, tías, profesoras... estamos educando a nuestras hijas e hijos en parámetros culturales más igualitarios para las mujeres; quiero pensar que nuestros compañeros hombres están dejando a un lado sus resistencias para aceptar la realidad de su posición de seres privilegiados, y que se juntan a nuestra lucha convencidos de que nuestras sociedades jamás serán ni democráticas, ni progresistas, ni independientes, ni socialistas, ni humanistas, ni sostenibles, ni ningún tipo de futuribles... si no libramos esta batalla juntos y de una vez por todas.

Quiero pensar que vosotros y vosotras estáis a mil años luz de vuestras bisabuelas y bisabuelos en cuanto a vuestras formas de relacionaros amorosa, sexual y afectivamente, que tenéis claro que el amor y el sexo –juntos o por separado– tienen que ser satisfactorios y aportar bienestar, autoestima y coraje positivo para la vida. Quiero pensar que vosotras chicas tenéis claro que las mujeres no somos muñecas, ni princesas, ni sirvientas, ni enfermeras a tiempo completo, ni «putas» deseosas de satisfacer los deseos sexuales de otros; quiero pensar que vosotros chicos, a diferencia de los varones de mi generación –que en su gran mayoría, ya no tienen ningún remedio– seréis los nuevos hombres del futuro, más cómplices, más compañeros, y nada «jefes» o «señoritos» con vuestras parejas fuera y dentro de casa: en los conciertos y gaupasas, en las revoluciones del mundo... y en la cocinas, y sobre las cunas, y en los hospitales...

Todos hemos heredado el mundo que nos cayó encima, que vino como nos vino; nadie fuimos culpables de lo que nos echaron antes de nacer..., pero sí seremos responsables de dejarlo tal cual lo recibimos, sin haber aportado una migajita de cordura, una pincelada de color en la parte oscura de la vida que nos mira frente a frente cada día.

En fin, como dijo Galeano, reivindiquemos la utopía como ese motor que impulsa nuestro día a día hacia una meta transformadora de la sociedad, hacia una Humanidad más igualitaria y sonriente.

Ánimo chavales y chavalas, el futuro sois vosotras y vosotros; no dejéis que los mayores os contagiemos la desidia y la apatía, y recordad que, tal y como dijo Chomsky «Si asumes que no existe esperanza, entonces garantizas que no habrá esperanza. Si asumes que existe un instinto hacia la libertad, entonces existen oportunidades de cambiar las cosas».

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