Edurne Eguino, Fernando Espinosa, Feli Otegui, Raúl Ciriza y Fernando Pascual | miembros de Izquierda-Ezkerra de Iruñea

Por una iglesia más solidarias y menos especuladora

Mientras cientos de personas y familias de Iruñea son expulsadas de sus casas por los bancos, y otras tantas no pueden asumir el alquiler de su vivienda o habitación compartida y los cajeros se van llenando por las noches, asistimos atónitos a las últimas propuestas de algunas órdenes religiosas que pretenden destinar sus colegios vacíos a construir viviendas de lujo y templos del comercio en el centro de la ciudad.

Mientras hay sacerdotes que se acercan al drama que se vive día a día en las Plataformas de Afectados por las Hipotecas tratando de ayudar individualmente, asistimos atónitos al silencio del Arzobispo de Pamplona, propietario de muchísimas viviendas vacías, cuando su homónimo de LLeida ya ha puesto el Seminario vacío de aquella ciudad al servicio de las personas y familias sin hogar.

‘Como ahora no es negocio especular hacia afuera, y las urbanizaciones planificadas siguen esperando quietas, empecemos a especular hacia adentro, en el centro de la ciudad’, parece que piensan nuestros especuladores forales.

Y al nuevo negocio se apuntan la iglesia católica y sus organizaciones intentando sacar ventaja de sus relaciones de privilegio con los mandatarios de UPN que les dicen amén a todo.

Comenzaron los Salesianos con aquel convenio tan ventajoso para ellos, por el cual, el Gobierno de Navarra (con el apoyo del PSN) les daba 41 millones de euros para su nuevo colegio, a cambio de sus instalaciones actuales, que nos salen a todos los navarros a 3000 euros el m2 y en las que el Gobierno piensa construir viviendas de lujo para que la operación sea rentable.

Se suman ahora los colegios del Sto. Angel y Maristas que proponen en sus edificios sendos centros comerciales, a menos de 150 metros de distancia uno de otro y en pleno Ensanche de Pamplona, adornados de cientos de viviendas que se elevan hacia el cielo, en torres de hasta 18 plantas, a mayor gloria de la especulación.

En lugar de ofrecer sus edificios, sin uso desde hace años, como albergues, al menos provisionales, para esa gente que se encuentra en apuros por la avaricia de los bancos, lo que promueven son viviendas para ricos (para los pocos que van quedando), y exprimen de paso la edificabilidad de sus solares hasta 3 veces más de lo que tienen ahora, para que el negocio sea máximo.

Su propuesta no es justa, no es solidaria, no es necesaria y no es lo que esperamos del ejercicio de los supuestos valores que defiende la Iglesia Católica y le pedimos por ello, una práctica más solidaria para con la sociedad a la que dicen servir y que ahora mismo está sufriendo en primera persona los embates de la crisis económica.

¿Para cuando una conducta ejemplar y ejemplarizante de la Iglesia Católicay las distintas Ordenes Religiosas de nuestra ciudad?

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