La difícil situación que la industria de la cultura viene soportando desde que el Gobierno de Mariano Rajoy decidiera en 2012 subir el IVA cultural de un 8% a un 21%, ha llevado a una parte del sector a convocar para hoy una jornada de protesta en la que las salas que programan música en directo van a cerrar sus puertas y apagar los altavoces tras suspender las actuaciones previstas. Un «día sin música», al que desde Euskal Herria se ha sumado Musika Industriaren Elkartea. Con este acto pretenden visibilizar la crisis en la que está sumido el sector y poner en valor la labor que desarrollan.

Ningún país europeo tiene un IVA cultural tan elevado como en el caso español. Sin embargo, a la hora de subir la tasa, el Ejecutivo del PP alegó que sería positivo de cara a la recaudación –siempre a costa de los consumidores–, sin reparar en las nefastas consecuencias que pudiera acarrear en un ámbito que ya tenía serios problemas estructurales. Los efectos negativos no se hicieron esperar: en estos dos años, en plena crisis y con una fuerte caída del consumo, se ha producido un descenso en la venta de entradas, menos ingresos en recaudación, cierre de empresas o la precarización y eliminación de muchos puestos de trabajo. Es decir, ha golpeado indiscriminadamente a un sector estratégico, condenándolo a una lucha continua por la supervivencia. Del mismo modo, el elevado coste de los espectáculos culturales ha supuesto que su consumo se haya convertido en un lujo para muchos ciudadanos.

Preocupados por el incierto futuro que tienen por delante, diferentes asociaciones han presentado en el Congreso español 215.000 firmas para pedir un cambio en la fiscalidad. Una demanda que se suma a las muchas que denuncian la despiadada agenda económica y social del PP, que prioriza intereses privados y beneficia a los oligopolios, también en el ámbito de la cultura. En el camino, está dejando perder bienes comunes como la cultura, sin que entiendan o les importe el empobrecimiento en el nivel cultural general, algo letal para toda sociedad.